Integridad versus corrupción; vocación de servicio versus intereses personales: Manhattan sin salida es una película de acción con un corazón muy blanco. Una película bienintencionada que busca enaltecer a las personas que se mantienen fieles a sus principios, a pesar de estar rodeados de cierto nivel de depravación que proviene de un sistema ineficaz e injusto, todo sea dicho de paso.
Lo bueno es que, a pesar de ser clásica hasta la médula y bastante predecible por tanto, también tiene algunos componentes que se añaden a la ecuación que hace que sus personajes sean tridimensionales. El primero de ellos es el de no ser maniquea: todos ellos tienen sus motivaciones personales y sus propios conflictos de intereses y no solo son plausibles sino que son reales (nada de lo que nos cuentan es ajeno a lo que conocemos).
Manhattan sin salida empieza presentándonos a Andre Davis en el entierro de su padre, cuando apenas es un niño. La figura paterna será la que marque su carácter y su vocación, de modo tal que, ya siendo un adulto, seguirá sus pasos para convertirse en un reputado policía de Nueva York.
Una noche, dos ladrones llamados Ray y Michael se cuelan en la guarida de un traficante de drogas y encuentran un alijo mucho más grande de lo que esperaban. Esto provoca que salten las alarmas y se produzca una sangrienta redada policial en la que mueren de forma violenta ocho miembros del cuerpo.
Ambos se dan a la fuga antes de que Andre y su compañera Frankie, de narcóticos, lleguen al lugar del crimen. Sus supervisores les dan hasta el amanecer para iniciar una operación jaula en Manhattan consistente en el blindaje de la ciudad dejándola incomunicada por los 21 puentes que la comunican con el exterior. En las siguientes horas nadie puede entrar o salir de la isla y se inicia una persecución a vida o muerte en la que salen a la luz un buen puñado de secretos inesperados.
Anthony y Joe Russo, los responsables de películas como Infinity War o Endgame, producen este palpitante thriller que tiene mucho que aportar, sobre todo en el plano estético, con varias coreografías de acción bien definidas en las que los encontronazos cuerpo a cuerpo son lo más destacable de la cinta. Menos vistosas son las persecuciones en coche, aunque desde luego la película nunca pierde el pulso y sabe mantener la tensión en todo momento.
Respecto a las interpretaciones, el mayor peso lo lleva sobre sus hombros Chadwick Boseman (Black Panther), a quien el papel le sienta muy bien mientras que orbitan a su alrededor otros personajes de moralidad cuestionable. Destaca un casi irreconocible Taylor Kitsch (Héroes en el infierno), mimetizado como un tipo duro y asocial; Sienna Miller (Z, la ciudad perdida), en una encruzijada personal y laboral y JK Simmons (Counterpart), que borda su papel.
A nivel técnico, Manhattan sin salida tiene como decíamos un componente bastante conservador: es un clásico policiaco que podría haberse rodado perfectamente en los años 90.
En este sentido es una película muy eficiente que condensa una tensa noche en poco más de hora y media. No reinventa la rueda, pero es eficiente y le dará al público asiduo al género lo que busca, a excepción de grandes sorpresas.
Y tiene especial mérito si tenemos en cuenta que Brian Kirk ha enfocado su carrera mucho más en televisión que en cine: solo cuenta en su filmografía con otra película titulada Middletown de 2006 y un par de TV movies pero ha trabajado en prestigiosas series como Juego de tronos o Penny Dreadful entre otras.
En cualquier caso el balance es positivo y, ojo, porque inaugurar una saga de películas independientes o ligadas entre sí en las que el tema principal sea crear en una gran ciudad una operación jaula de estas características... una suerte de Objetivo: la Casa Blanca (Olympus Has Fallen) pero con un tono más serio y un trasfondo menos espectacular y más creíble. Se presta a ello y si funciona en taquilla es más que probable que se aplique la fórmula en nuevos contextos urbanos.
VALORACIÓN:
Rodado con buen pulso, este thriller policial ofrece mucha tensión y varias secuencias de acción, especialmente los encontronazos cuerpo a cuerpo y las persecuciones filmadas con maestría.LO MEJOR:
Su aroma clásico y algunos secundarios, como el de Taylor Kitsch..El casting funciona y el concepto también, además de estar rodada con solvencia.LO PEOR:
Es bastante predecible y, precisamente por ser tan clásica, no se salta una coma de lo que se espera de ella: pocas sorpresas.75
Bueno
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