Crítica de Unwelcome, la película que nos hace visitar el reverso tenebroso de las leyendas irlandesas

Al igual que Sisu, tras si paso por el Festival de Cine de Sitges llega a las carteleras Unwelcome, una película de terror que podríamos adscribir al subgénero home invasion de no ser por la apuesta por traer a la realidad a unos seres rescatados de las leyendas irlandesas: los far darring, rat boys o redcaps.

En castellano han terminado llamándolos "capuchas rojas" o "gente pequeña" y son la gran atracción de la película. Se trata de una suerte de duendes malévolos y sanguinarios moradores de las ruinas que hacen acto de presencia para introducir un elemento fantástico en una trama, por lo demás, bastante dramática en la que se habla de la necesidad de superar los traumas o de masculinidades débiles.

Al final Unwelcome no se decide por ser del todo terrorífica ni cómica en exceso, quedando en un laxo terreno medio hasta que en su conclusión pone toda la carne en el asador, por fin. Hay misterio, hay tensión y hay recompensa para la paciencia del espectador, que se va a enamorar de los redcaps especialmente si ha crecido amando a las criaturas de la factoría Jim Henson y similares.

Seres oscuros de cuento de hadas

Unwelcome nos presenta a Maya y Jamie, una pareja que después de muchos intentos consigue engendrar un bebé. Afincados en Londres, el mismo día que descubren el embarazo son atacados por un grupo de tipos violentos que les propinan una paliza.

Meses después, cuando Maya está ya en la recta final de la gestación, Jamie hereda una casa en plena Irlanda rural y no dudan en mudarse para disfrutar de la tranquilidad del bosque aledaño y de lo que esperan sea una vida plácida entre gente sencilla.

Sin embargo, nada más llegar, una de las personas que mejor conocía a su fallecida tía les advierte de que deben continuar con una peculiar tradición: dejar una ofrenda de sangre fresca cada atardecer en su patio trasero. Les advierten así de una presencia maligna que convive con los humanos desde hace muchas generaciones y de que solo se apacigua de esa manera.

Pero Maya y Jamie tienen problemas mucho más reales de los que ocuparse: han contratado a Whelan y sus tres problemáticos hijos para ayudarles con las reparaciones esenciales antes del nacimiento del bebé y sus constantes faltas de respeto hacen que les salten las alarmas y vuelvan a sentirse acorralados en su nuevo hogar.

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Uno de los primeros aspectos que llaman la atención en Unwelcome, más allá de su premisa principal y del gran reclamo que son los sanguinarios goblins, es el reparto en el que encontramos al gran Kristian Naim que dio vida a Hodor en Juego de tronos, a Hannah John-Kammen (Ready Player One), a Douglas Booth (The Limehouse Golem) o a Jamie-Lee O'Donnell (Derry Girls).

Para disfrutar de pleno de la película, es necesario esperar bastante porque solo en su último tercio apuesta de forma decidida por mostrar a las criaturas, su forma de vida y los extraños tratos a los que suelen llegar con los humanos, que atañen a los intercambios, los robos de niños y a asegurarse el suministro de alimento.

También es cierto que deja con ganas de más: la película termina casi donde debería empezar porque la historia daba para algo más. Ojalá veamos en el futuro más a estos redcaps cuyo diseño es de largo lo más atractivo de esta película. Os traerán a la cabeza quizás a los Gremlins o criaturas parecidas que son entrañables dentro de su monstruosidad.

Como va de menos a más no deja mal sabor de boca, pero sus 104 minutos de metraje dedican demasiada atención al drama y dejan poco espacio para el plato fuerte. Buen trabajo el de Christian Henson en la composición de la banda sonora en la que hay espacio para administrar el suspense pero también para ese tono folclórico que tan bien le sienta a la historia.