Crítica de The Vast of Night, la película de misterio y ciencia ficción de Amazon Prime

La narrativa de misterio y ciencia ficción no habría sido igual sin series como The Twilight Zone o sin narraciones pulp como las de los comics y novelas de los años 50. Historias de monstruos, magia, OVNIs e invasiones imposibles ayudaban a sobrellevar la Guerra Fría en EEUU y marcaron a varias generaciones de cineastas. Por eso, no es de extrañar que la nueva producción original de Amazon Studios quiera homenajear esa época. The Vast of Night, la nueva película que acaba de llegar a Amazon Prime Video es justo eso: una reproducción de las narraciones inocentonas, pero irresistibles de antaño.

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La historia de The Vast of Night nos lleva a una pequeña población ficticia de Nuevo Mexico en los años 50. Allí, Everett (Jake Horowitz) es un pinchadiscos en la radio local, que comparte afición por la tecnología puntera y los misterios con Fay (Sierra McCormick), una jovencita teleoperadora obsesionada por las revistas futuristas. De repente, Fay escucha un extraño sonido en una de sus llamadas y los misterios comienzan a acumularse en torno a ello...

Esta película de Amazon Prime Video apenas dura una hora y media, así que es bastante fácil engancharse a ella del tirón, si bien es cierto que su arranque es especialmente denso, con un Everett que no para de parlotear y hacerse el listo frente a una inocentona y entusiasta Fay. Hay que esperar unos buenos 20 minutos hasta que la madeja comienza a desenredarse, pero a partir de hoy todo va creciendo hasta que no puedas evitar quedarte para ver qué puñetas pasa al final.

Aunque aquí no hay un narrador, sino que todo se desarrolla en base a los diálogos de los protagonistas y las llamadas telefónicas que reciben, no hay duda de que la película es deudora del estilo de Rod Serling (creador de La dimensión desconocida) y de una forma más simple, más naif, pero también más sincera de presentar misterios al espectador.

De hecho, el director Andrew Petterson (esta ha sido su primera película, por cierto) cuela montones de homenajes, sutiles pero elegantes, a la obra de Orson Welles o a películas como La Guerra de los Mundos o Ultimátum a la Tierra. Ojo también al cariño puesto al mundo de la radio (crucial para hacer volar la imaginación de la gente en la época) o las divertidas teorías de los protagonistas sobre cómo podría ser el mundo en 1990... Aunque la historia que sucede es relativamente sencilla, todo se articula mediante unos diálogos que saben aumentar el misterio poco a poco.

A nivel técnico, presenta pequeños experimentos visuales, que juegan con la estética propia de los televisores de tubo en blanco y negro o incluso con fundidos a negro que duran varias decenas de segundos. Hay un par de planos largos realmente meritorios y uno de ellos riza el rizo con un larguísimo travelling, que mezcla con paneos y toda clase de trucos para hacernos creer que estamos ante una especie de plano secuencia prácticamente imposible.

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El problema de The Vast of Night es que a veces nos empieza a plantear posibles líneas narrativas que no van a ningún lado y la resolución de la trama no os va a presentar ningún giro de guión rocambolesco, todo es bastante sencillo y directo. ¿Quizá demasiado? Bueno, puede que el espectador más moderno, acostumbrado a un mundo post - Perdidos, espere algo más trabajado, pero es que esta película no lo pretende.  Sobre todo, porque está claro que es una película pequeña, de bajo presupuesto, pero sin el estilo de serie-B propio de las películas de la época.

Busca que el aficionado a la ciencia ficción de viejo cuño sienta un golpe de nostalgia, ni más ni menos. Y eso implica que los personajes de años años 50 hablen sobre el miedo a una invasión soviética, el misterio de las instalaciones militares inaccesibles...

El corazón de la película recuerda al Steven Spielberg de sus primeros años, en una búsqueda de una historia directa y simple, sin muchas moralejas ni dobles sentidos. Quizá la película se pase a veces de "resabiada" en su planteamiento visual, pero se nota que todo ello es fruto del entusiasmo de un director ansioso por crear más "cuentos asombrosos"... Y nosotros se lo agradecemos.