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Crítica de La vida moderna de Rocko: Cambio de Chip

Jesús Delgado

Rocko Modern Life Netflix
En la crítica de La vida moderna de Rocko: Cambio de Chip analizamos el reboot del clásico de dibujos animados de los años 90 de la cadena Nickelodeón. Así es el regreso de Rocko y sus amigos después de veinte años fuera de las pantallas.

Julio y agosto traen un cierto sabor a nostalgia. A finales del mes pasado tuvimos el remake de Caballeros del Zodiaco en Netflix y la semana anterior a la actual la plataforma estrenó la temporada 3 del reboot de She-Ra. Ahora, este viernes nos llega una nueva apuesta por el pasado: Rocko's Modern Life: Static Cling, que en España se ha traducido como La vida moderna de Rocko: Cambio de Chip.

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La vida moderna de Rocko: Cambio de Chip es un mediometraje producido en formato de episodio especial que trata de situar la serie en un nuevo contexto allá donde teóricamente se quedaron los dibujos animados clásicos. Es decir, plantea la ausencia de Rocko y sus amigos de O-Town después de veinte años, debido a que el trío ha estado vagando por el espacio.

A su reentrada en la Tierra, los tres amigos encuentran su O-Town natal completamente cambiado: Rocko ha perdido su trabajo, ya que ahora los cómics los realizan máquinas expendedoras automáticas; cada dos minutos las tiendas "escupen" nuevas versiones de smartphones; las bebidas energéticas (sospechosamente radiactivas e insalubres) son lo más; los tacos son los reyes del fast food; y, lo peor de todo, la serie favorita de nuestro héroe, Los Cabezones, fue cancelada hace años y ya ni siquiera se emiten reposiciones. 

Decidido a recuperar el pasado que se ha perdido, Rocko se embarca en una cruzada en pro de la nostalgia, con el fin de hacer que vuelvan a emitir su serie favorita y, si ya es posible, evitar que O-Town se convierta en una ciudad arruinada. 

Ración grande de nostalgia, con extra de moralina

La vida moderna de Rockoes ante todo una serie de culto. En España, debido a las dinámicas de las cadenas de los años 93 y 96 (época en la que se emitió en EEUU), no caló mucho en su momento, aunque con el tiempo se convirtió en una serie referente de dibujos animados absurdos y en uno de esos productos que era "para niños", pero que también manejaba mensajes sutiles destinados a los adultos.

Esta misma fórmula la heredaron posteriormente muchas otras series tales como Bob Esponja, Phineas y Ferb o, salvando distancias en el tiempo, Gravity Falls o la nueva Patoaventuras. En muchos sentidos este planteamiento adelantado a su tiempo fue precisamente el motivo de que se cancelase varias veces, y de que sufriera el recorte de la censura. O, al menos, eso señalan bastantes fuentes a este respecto.

En este marco, este episodio especial bebe precisamente de la nostalgia de esta serie de culto, pionera en muchos campos y con una nutrida fanbase a sus espaldas. En muchos puntos podría decirse que se trata de un episodio redundante de morriña, alimentada por la añoranza y por la idea de que "todo tiempo pasado fue mejor". Y no solo en cuanto a forma, sino en contenido. Aunque eso sí, de forma nada gratuita y sí de manera muy inteligente.

Básicamente, el episodio se centra en la idea capital de que cómo la gente se resiste al cambio. Ya sea por el paso del tiempo o porque les tocan las cosas de su juventud o infancia y las adaptan al público actual. En esta línea, la historia desarrolla este concepto gracias a los personajes de Rocko (un dinosaurio en un mundo moderno que entiende todavía menos ahora) y su vecino Ed, quien tiene sus propios problemas para conciliar sus puntos de vista con las dinámicas actuales. 

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De este modo, La vida moderna de Rocko: Cambio de Chipconstruye un discurso muy meta-narrativo de autocrítica, tanto por la propia naturaleza del episodio como por las reacciones desproporcionadas y fanatizadas de cierto tipo de aficionados a series y dibujos animados.

Y, mientras, se permite coquetear con la crítica a la sociedad de hoy en día y a los vicios que vivimos: películas de superhéroes hiperviolentas y exageradamente dramatizadas, abuso de Redes Sociales, consumo de productos de dudosa salubridad, la torticera producción de remakes a cargo de estudios malpagados y de guionistas mediocres, pero camaleónicos o con una flor en el trasero... y un largo etcéteras de temas que preferimos no comentar para ahorraros el destripe.

Por otro lado, que la animación sea la misma que la de hace veinte años a nivel estético es una regalo para los fans que se han mantenido fieles todo este tiempo. Eso sí, valiéndose de las técnicas actuales, se nota una enorme calidad en la producción, con un mejor acabado y un tránsito entre frames más fluido y atractivo para el ojo. 

Quizá podamos sacarle en falta el hecho de que los 45 minutos que dura sepan a poco y haga que el cuerpo nos pida más episodios de Rocko en el futuro. También que sea un episodio muy autorreferencial, cuyos puntos únicamente pillarán los fans de grupo duro, hacen menos asequible su disfrute. Con todo, ya os decimos que tiene nuestro sello de aprobación tanto en la forma que se le ha dado como en el fondo que se ha desarrollado.

VALORACIÓN:

Inteligente puesta a punto del dibujo animado clásico, con un tema central bien definido y una crítica muy certera al integrismo "en contra del cambio". Sin embargo, su duración deja con ganas de más.

LO MEJOR:

El discurso, crítico y certero. La actualización de la animación, manteniendo la base y el estilo de la serie original.

LO PEOR:

La duración del episodio se hace corta, demandando una serie en firme. Es muy autoreferencial respecto a la serie clásica.
Hobby

85

Muy bueno

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Etiquetas: Netflix