A Plague Tale Requiem es una secuela más grande, más espectacular y con muchas más ratas

A Plague Tale ha protagonizado una de esas historias de "underdog" que nos encantan. Descubrí el juego mucho antes de su lanzamiento, en un evento de prensa organizado por Focus Entertainment, y recuerdo la buena impresión que me dejó (sobre todo por el apartado gráfico y la ambientación, para tratarse de un doble A). 

El título de Asobo Studio consiguió superar el millón de unidades vendidas en un año, y gracias a los análisis, el lanzamiento en Xbox Game Pass y el boca a boca, ha ido llegando a más y más jugadores. Incluso pudimos disfrutar de una versión "next gen" optimizada para PS5 y Series X.

Todo aquello ha contribuido a que su secuela, A Plague Tale Requiem sea uno de los juegos más esperados de finales de 2022, y es un juego que se gana por méritos propios un hueco entre los "grandes". 

Es mucho más largo (casi el doble de duración) y mucho más ambicioso, tanto en lo que respecta a la producción propiamente dicha, como en mecánicas de juego, historia o personajes. 

Pero ofrecer más, no siempre es sinónimo de hacerlo mejor. ¿Cómo le sienta a A Plague Tale Requiem este salto en la escala? ¿Están los hermanos Amicia y Hugo de Rune a la altura de una aventura mucho mayor?

En este análisis de A Plague Tale Requiem repasamos cómo ha crecido esta historia, ambientada en el sur de Francia durante la Guerra de los 100 años, y en que los auténticos protagonistas son las ratas; millones de ellas.

La historia de A Plague Tale Requiem

Quizá es mejor recordar dónde terminaba el juego anterior. Sin entrar en demasiados "spoilers", Hugo descubría una habilidad especial que le permitía controlar enjambres de ratas a su voluntad. Pero este vínculo con la plaga tenía un precio, también hacía que una enfermedad creciese en su interior.

Este giro, que personalmente no me gustaba mucho, cobra todo el sentido en la secuela, en que descubriremos mucho más sobre la mácula, la afección que sufre Hugo, y su conexión con la plaga. Ahora nuestra misión es viajar desde Guyena a Marsella, evitando a los roedores y a los soldados del conde de Arlés, para encontrar una cura.

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La narrativa de A Plague Tale Requiem está muy cuidada, y aparecen un puñado de secundarios alrededor de Amicia, que le dan mayor profundidad a cada momento. 

El joven Lucas, la marinera Sophia o el soldado Arnaud construyen una historia que se va complicando por momentos. Todos estos personajes muestran luces y sombras, se equivocan y tienen un comportamiento muy humano. 

En general, el ritmo es bastante bueno, y alterna momentos trepidantes, con capítulos mucho más relajados, en que la historia avanza a través de conversaciones y encuentros. En cierto modo, el juego se va transformando, desde una aventura medieval a una pieza de fantasía.

Es una muestra de la ambición de la que ya os hemos hablado, y quizá en los compases finales, parece que "se le va la mano" en cuanto a las dimensiones que abarca. Pero sigue funcionando muy bien.

Infiltración, combates y muchas ratas

A Plague Tale Requiem es una aventura bastante "tradicional" que alterna las fases de exploración con tres mecánicas principales: partes de sigilo para evitar caer en las garras de los soldados, navegación por escenarios infestados de ratas y el combate con honda y ballesta. 

En cuanto a la infiltración, nos encontramos con zonas bastante sencillas, en que cada movimiento resulta muy lógico, aunque no sean "caminos prefijados". 

Si bien es cierto que los niveles de Requiem son mucho más abiertos que en el juego anterior, y que Amicia cuenta con habilidades para despistar a sus perseguidores, a medida que avanzamos tenemos cada vez más claro el camino.

Desde luego, son niveles tensos, ya que la mayoría de las veces no contamos con segundas oportunidades. Pero la IA de los centinelas no nos pone las cosas demasiado difíciles. 

Las zonas tomadas por la plaga están diseñadas como puzles, en que debemos jugar con la luz para abrirnos camino sin ser devorados por las ratas. Y son lo mejor del juego. El uso de nuevos proyectiles, como la brea, junto a ignifer para encender fuegos o extinguis para apagarlos, nos ofrece muchas posibilidades. 

Y este aspecto brilla en unos niveles bastante amplios, que cuentan con mecanismos bastante ingeniosos que podemos activar en solitario o que requieren de la colaboración de nuestros acompañantes. 

Si Hugo se encuentra en nuestro grupo, podemos usar el enjambre como arma, para acabar con los centinelas que se alejen de las antorchas. Y en general, tenemos un abanico de posibilidades muy amplio, para que cada una de estas zonas ofrezca algo nuevo. 

El combate vuelve a ser la parte menos inspirada del juego. Hay que tener en cuenta que Amicia no es ningún soldado, y que por tanto tiene más dificultades en el cuerpo a cuerpo. Pero es una maestra con la honda y la ballesta. 

El problema está en que hay poca variedad de enemigos, y a medida que se acerca el final, tenemos que superar bastantes acumulaciones de soldados, que terminan por volverse repetitivas y en algunos momentos incluso "injustas". 

Por último, el progreso de Amicia se divide en dos: por una parte, tenemos tres árboles de habilidades (agresividad, cautela y oportunismo) que se mejoran de forma automática, dependiendo de nuestras acciones. Y por otra, la posibilidad de mejorar nuestro equipo con piezas y herramientas en los bancos de trabajo. 

Elevando el nivel del espectáculo

En las 20 horas que hemos invertido en acabar A Plague Tale Requiem sí que hemos notado cómo el juego se ha vuelto más espectacular. 

La aparición de las ratas, que se comportan como un fluído y que aparecen por cientos de miles, respecto a las 5.000 simultáneas que aparecían en Innocence, siempre nos impresiona. De nuevo es como si el enjambre fuese una entidad con mente propia, que lo devora todo a su paso.

Hay secuencias QTE, partes de disparo sobre raíles y numerosas carreras scriptadas que ofrecen un aspecto más "hollywoodiense" al desarrollo, y los escenarios aportan mucho. Los castillos y pueblos medievales son sólo el principio, y en el último tercio encontramos estancias muy cuidadas, con un esfuerzo artístico notable (y no falta una zona inspirada en el Generalife, en España). 

Si jugamos en PS5, como ha sido nuestro caso, nos vamos a encontrar con un estupendo uso del Dualsense: los gatillos adaptativos muestran resistencia progresiva si mantenemos la honda girando, de forma que cada vez es más difícil ser preciso. 

Y un efecto similar se produce cuando corremos, y el gatillo nos "devuelve" la vibración de los pasos. Hablando de vibración, los efectos hápticos llegan a "sentir" en las manos el temblor de las ratas arrasando todo lo que queda a su alcance. 

Al principio del texto os contábamos cómo el juego ha subido de categoría, y eso se nota también en los gráficos y en una brillantísima banda sonora con efectos corales, compuesta por Olivier Deriviére (nominado a un BAFTA por su trabajo en el juego anterior) e interpretada por la filarmónica de Estonia. 

Valoración final

A Plague Tale Requiem conserva todo aquello que nos gustó en el primer juego: los protagonistas en una constante situación de peligro, una cuidada ambientación en el siglo XIV, que no escatima en detalles desagradables, y millones de ratas. 

Como corresponde a una secuela, añade personajes muy interesantes, unos escenarios mucho más ambiciosos y mayor profundidad en las mecánicas principales. Y es valiente a la hora de plantear una historia mucho más fantástica.

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Lo he disfrutado mucho, pero es cierto que ha perdido -inevitablemente- un punto de frescura. Ya no es ese juego desconocido que consigue hacerse un hueco entre otras superproducciones. 

Ahora A Plague Tale juega en la liga de los grandes, y me alegro. Creo que es algo que se había ganado. Un estupendo cierre a la historia de los hermanos de Rune, 

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