Resumen y crítica de La casa del dragón 1x08 ”The Lord of the Tides” (“El señor de las mareas”)

La serie La casa del dragón continúa desarrollando la caída en desgracia de la casa Targaryen y viendo cómo a pesar de que haya ido pasando el tiempo, hay heridas que no consiguen cicatrizar. Nuevos conflictos llevan a un nuevo enfrentamiento entre los Negros y los Verdes, ante la impotencia de un rey que se hunde presa de la enfermedad que le ha ido mermando las fuerzas.

La serie precuela de Juego de tronos tiene por delante solo dos episodios más antes de llegar a la conclusión de la primera temporada que, al parecer, nos va a dejar a las puertas de la famosa Danza de Dragones.

El episodio 1x08 de La casa del dragón ha sido escrito por escrito por Eileen Shia y dirigido por Geeta Vasat Patel y, a grandes rasgos, se centra en las aspiraciones de los Velaryon después de que Corlys desaparezca. Esto volverá a poner sobre la mesa la legitimidad de los vástagos de Rhaenyra y por tanto, en tela de juicio su idoneidad para aspirar al Trono de Hierro.

Rhaenys se muestra muy preocupada por Corlys, de quien no tiene noticias desde hace tiempo. Su hermano se muestra esperanzado y preparado para asumir el mando en Marcaderiva llegado el caso. No está dispuesto a darle el poder a los Hightower y al haber muerto sus hijos Laena y Laenor (ya sabemos que él solo es dado por muerto, pero que huyó), la cuestión sucesoria es un problema.

Daemon recoge tres huevos de Syrax y le llega un mensaje de Marcaderiva donde descubre la situación. 

Rhaenyra Targaryen está embarazada y asiste a las clases de su hijo Jacaerys para aprender alto valyrio. Daemon le lleva las noticias y deciden poner rumbo a Desembarco del Rey, donde Alicent Hightower participa en el Consejo Real en nombre del rey Viserys I.

Rhaenyra apenas reconoce el que fue su hogar y va directamente a ver a Viserys, que está terminal, postrado en cama, casi ciego y en un precario estado de salud. 

Daemon le dice a su hermano que la Serpiente de Mar ha sufrido un golpe en los Peldaños de Piedra. Rhaenyra le presenta a Aegon y a Viserys, los dos hijos que ha tenido con Daemon. Espera al tercero y último que será una niña: Visenya.

Una sirvienta llamada Diana, le cuenta a Alicent que el príncipe ha abusado de ella. La reina le hace prometer que no dirá nada y le da la pócima abortiva para “estar seguras” y un dinero. 

Alicent va después a ver a príncipe Aegon Targaryen y él ni siquiera recuerda lo sucedido. Le pregunta si no siente vergüenza por su esposa (su hermana Helaena) o por ella misma. 

Los hijos mayores Rhaenyra se sienten extraños en Desembarco del Rey por los rumores de que son hijos de Harwin Strong. Asisten al duelo de Aemond y Criston Cole durante un entrenamiento, que se salda con la victoria del primero.

La llegada de Vaemond Velaryon les detiene. Se dirige a Otto y Alicent directamente: hay miedo a una guerra y parece el momento de tomar una decisión respecto a Marcaderiva.

Rhaena va a ver a su abuela Rhaenys y luego la deja hablando a solas con Rhaenyra que le echa en cara su estrategia yendo a Desembarco del Rey. Que sabe que va acusarla de que sus hijos son ilegítimos para que los Velaryon vuelvan a reinar en Marcaderiva.

Le hace una oferta que se puede considerar generosa o desesperada: fortalecer su línea sucesoria con la de ella de modo que Baela sea en el futuro reina de los siete reinos y sus hijos herederos al trono. Rhaenys le dice que sabe que los Hightower sufrirán su primer golpe y que se mantendrá firme y sola. Rhaenyra va a ver a su padre fuera de sí: le pide que la defienda a ella y a sus hijos. 

Otto convoca a la corte para hablar de las sucesión de Corlys Velaryon y convoca a Vaemond que dice que mientras los Targaryen han reinado en los cielos su casa lo ha hecho en los mares. También expone que ha defendido los intereses de su hermano en su ausencia y ha sido su mano derecha, de modo que quiere seguir reinando en Marcaderiva.

Rhaenyra le ataca diciendo que habla solo en nombre de sus intereses y él le dice que ella no sabe nada de la sangre de los Velaryon.

Rhaenyra es instada a hablar en nombre de su hijo Lucerys pero la interrumpe Viserys que consigue ponerse en pie y asistir, levantando a Otto Hightowter del trono de hierro y ocupándolo. Daemon le ayuda a llegar y le coloca la corona, que se le había caído en el tortuoso trayecto.

Viserys admite sentir confusión por el hecho de que la sucesión de Marcaderiva esté en tela de juicio cuando la línea está clara y es a Rhaenys a quien deben escuchar.

Ella para sorpresa de todos, anuncia que el deseo de Corlys siempre fue que su reino pasara de Laenor a su nieto de sangre, Lucerys Velaryon. Sobre todo ahora que Rhaenyra le ha propuesto casar a sus hijo Jacaerys y Lucerys con las nietas de Corlys Baela y Rhaena.

Viserys da su bendición a todo pero Vaemond se enfrenta a él diciéndole que ha roto la tradición y que no lo permitirá. Señala con el dedo a los hijos de Rhaenyra y le dice que no llevan sangre de los Velaryon: los llama claramente bastardos y a la princesa la insulta llamándola puta. Daemon le corta la cabeza en el acto.

Viserys está muy débil y tienen que llevárselo pero asiste al banquete nocturno y se muestra orgulloso de que estén todos juntos, ya que se han anunciado dos matrimonios.

Se quita la máscara con la que se cubría la cuenca del ojo vacía y les dice que quiere que le vean no solo como rey sino como padre, hermano, marido y abuelo. Les pide que guarden sus sentimientos dentro de ellos y que hagan lo que tienen que hacer si no por la corona, por él, que les quiere a todos.

Rhaenyra propone un brindis por la reina que le ha atendido en los peores momentos con total devoción, honor y bondad. Le expresa su gratitud y su disculpa. Alicent se muestra conmovida y le dice que ambas son madres y tienen hijos a los que aman, y que tienen más en común de lo que parece. Levanta su copa y le dice que será una buena reina.

Todos beben hasta que Aegon provoca a Jacaerys y éste se levanta airado. Brinda por el tiempo que ha pasado y por el hecho de que son familia, saliendo así del paso. Por un momento, todo parece estar bien, al menos hasta que se llevan a Viserys, agotado.

Jacaerys saca a bailar Helaena, levantando a ira de Aegon y Aemond propone un brindis por sus primos inteligentes, guapos y “fuertes” (juego de palabras para remarcar que son bastardos Strong). Llegan a las manos una vez más y se pelean entre ellos.

Mysaria, ya en una posición mucho más dominante en Desembarco del rey, recibe a visita de una mujer encapuchada.

Viserys empeora cada vez más y sufre grandes dolores, antes de expirar habla con su esposa a la que le habla de sus pesadillas respecto a Aegon.

En aprietos si no se conoce a fondo la historia

Sin rodeos: La casa del dragón es un cacao monumental de personajes. Hay que verla con un árbol genealógico al lado para comprender las estrategias, los acuerdos y los vínculos familiares entre los miembros de cada casa.

Que en cada episodio haya un nuevo salto temporal con el consiguiente cambio de rostros en el reparto, no ayuda demasiado a seguir la historia, aunque parecía la única forma de ir saltando de hito en hito. No obstante, en personajes tan importantes como Aegon Targaryen pasar de Ty Tennant a Tom Glynn-Carney con caracterizaciones además muy dispares, despista muchísimo.

Adicionalmente hay otros a los que les habíamos perdido la pista que reaparecen en este nuevo capítulo, si bien no queda nada claro el por qué. Es el caso de la fugaz aparición de Mysaria (Gusano Gris) de quien no habíamos tenido noticias desde el cuarto episodio.

Pero espera, ¿qué ha pasado en diez años?

A modo de resumen, tras la boda valyria entre Rhaenyra y Daemon, han vivido autodesterrados y han tenido dos hijos a los que han llamado Aegon y Viserys y la princesa está encinta del tercero, que será una niña a la que llamarán Visenya.

El dragón de Rhaenyra, Syrax, hace una puesta de tres huevos que Daemon recoge y pone a buen recaudo (¿cabe la posibilidad que fueran los huevos que llegaron hasta Daenerys mucho tiempo después?).

El hijo de Alicent Hightower y el rey Viserys, Aegon, también ha contraído matrimonio con su hermana Helaena, aunque es evidente que ella no es en absoluto feliz con la unión y considera que solo tiene la atención de su marido cuando éste está borracho.

Aemond ha adquirido un aspecto más terrible portando un parche que apenas esconde la brutal cicatriz que le dejó en el rostro su primo Lucerys Velaryon... Su animadversión sigue intacta, por cierto.

Por lo demás, en el plano político, Otto Hightower se ha ido haciendo fuerte de forma inversamente proporcional a la pérdida de vigor del rey Viserys y Alicent participa en el Consejo Real de forma regular para la toma de decisiones que su marido no puede encarar en la recta final de su enfermedad, que le ha hecho perder un ojo y ha deformado su cuerpo.

¿Y qué ha sido del Lord Corlys? De momento se desconoce su paradero, lo que desencadena una nueva crisis por la sucesión del trono.

Confusa, pero muy tensa

El problema de La casa del dragón se reafirma una vez más: pasa volando por algunos pasajes en los que debería pararse más para que los espectadores no se pierdan y se detiene sobremanera en otros momentos con un ritmo muy lento.

Sí, la tensión se mastica en el ambiente y siempre nos quedamos con ganas de ver qué pasará a continuación, pero también con miedo a tener que juntar el puzle de qué ha pasado en el intervalo de tiempo que se han zampado.

A la espera del próximo episodio, el penúltimo ya, vemos que los cambios respecto a la crónica en la que se basa serie son, en principio, para bien. Pero... ¡Ay de nosotros, si no la tuviéramos de guía para seguirla!