Crítica de Y: el último hombre, la serie que derrumba el patriarcado a lo bestia

El miércoles 22 de septiembre llegará a la plataforma Disney+ vía Star la serie Y: el último hombre. Se trata de la adaptación de la novela gráfica del mismo título compuesta por 60 números que en España saldrán a la venta recopilados en un único volumen un día antes, el 21 de septiembre.

Escrita por Brian K. Vaughan y contando con los dibujos de Pia Guerra, nos planteaba una distopía gamberra y a la vez llena de lecturas acerca de la forma en la que funciona nuestra sociedad. Recibió tres premios Eisner y fue nominada al primer premio Hugo a la Mejor Historia Gráfica por Y: The Last Man, Volume 10.

A grandes rasgos, la trama gira en torno a un cataclismo: un buen día, el cromosona Y queda barrido casi por completo de la faz de la Tierra: una plaga asola el planeta de forma que los hombres y los machos de cada especie, mueren al instante. La excepción la conforman Yorick, un muchacho obsesionado con convertirse en maestro del escapismo, y su mono Ampersand.

¿Por qué han sobrevivido justo ellos dos? ¿Cuál ha sido el detonante de la plaga? ¿Cómo se las apañarán las mujeres para reconstruir un mundo nuevo sin la mitad de la población y con determinadas infraestructuras abandonadas a su suerte? ¿Qué harán las que tengan conocimiento de la existencia de Yorick?

Llamada a dejar fríos a los fans de la novela gráfica

Y: el último hombre tenía un reto tremendo por delante: hacerle justicia a una de las sagas en formato de novela gráfica mejor calificada de los últimos tiempos ante la cual hasta Stephen King se quitó el sombrero. La serie, sin embargo, a pesar de contar con un holgado presupuesto para ello, no consigue ni acercarse a la intensidad, el ritmo y la adicción que genera la obra original.

Desaprovecha la propia estructura de la novela gráfica para aplicar los cliffhangers de la misma y se encomienda a dejar plantadas ciertas semillas de cara al futuro en los tres primeros episodios, que serán los que vean la luz de forma simultánea el día 22.

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Y: el último hombre - Galería de imágenes (7 imágenes)

Estos funcionan más como un alargadísimo prólogo y como una presentación de personajes algo plúmbea más que para meternos en el misterio de cabeza y sorprendernos con los abundantes y espectaculares giros de guión.

También se echa en falta el humor negro y la mala leche que destilaban algunas de las viñetas más icónicas de la novela gráfica que arrojaba asimismo datos que daban mucho que pensar sobre nuestra sociedad: cuestiones sobre la representación de las mujeres en determinados puestos de trabajo y sobre todo en los de toma de decisiones.

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Darse de alta

También rebatía tópicos como el de la mujer como salvadora de la Humanidad mostrando que un mundo regido por ellas tendría problemas similares a los actuales: los mismos fanatismos, abusos y contradicciones, solo que cambiando las tornas del poder al quedar derribado el patriarcado a las bravas.

Por supuesto, desde que la saga vio la luz entre 2002 y 2006 ha habido muchos cambios y ciertos progresos, pero muchas de las dagas envenenadas que arroja siguen haciendo pupa más quince después.

La serie basada en Y: el último hombre consigue actualizar con éxito la trama política que centra mucha atención, pero pierde por el camino el humor y el descaro para arrojar su mensaje. Con momentos en los que, incluso, la serie pedía otro tono y más ambición en el guión. Como si temiera herir sensibilidades y prefiriera caminar de puntillas alrededor de determinados temas.

¿La paciencia obtiene recompensa?

Esa es la gran pregunta que tenemos que destacar: sin llegar a alcanzar al material original (por lo que hemos podido ver hasta ahora), a partir del cuarto episodio la serie empieza a coger velocidad. Sigue siendo predominantemente un drama en el que por tanto se echan en falta los ingredientes que ya hemos señalado, pero las cosas empiezan a moverse más, al menos.

Entre sus valores de producción hay que destacar que el presupuesto luce de maravilla: tiene imágenes potentes y un buen diseño de sonido, además de una banda sonora por momentos muy interesante compuesta por Herdís Stefánsdóttir.

Sus problemas derivan del enfoque (esto pedía más tralla) y el montaje: los episodios se hacen muy largos y les falta esa fuerza arrebatadora que tiene la novela gráfica que da un puñetazo sobre la mesa desde el principio y te atrapa completamente. A partir del séptimo episodio y hasta el décimo, entraremos en terra incognita, esperemos que vaya de menos a más y remonte.

Y no podemos terminar esta crítica de Y: el último hombresin señalar lo chulo que es el opening. Junto con los de series como Solo asesinatos en el edificio, Nueve perfectos desconocidos o The White Lotus, es uno de los más atractivos que hemos visto en los últimos meses.