Los tramposos son uno de los mayores problemas de Call of Duty, pues arruinan la experiencia para el resto y, si sucede mucho, desincentivan jugar. 

Por eso Activision trabaja a destajo para evitar que esto ocurra (especialmente cuando ya de por sí les cuesta parar la sangría de jugadores de Modern Warfare 2 y Warzone 2.

Hace dos años, con el lanzamiento de Black Ops Cold War, presentaron Ricochet, un sistema anti-cheat muy avanzado, con un controlador a nivel de kernel, lo que implica que tiene un acceso muy alto a la información de tu PC, para comprobar que no haya ningún software o aplicación que interfiera con Call of Duty.

Pero la medida funciona, y para tranquilizar a los usuarios, Activision sube de vez en cuando vídeos que muestran los "castigos" a los que someten a los tramposos:

Activision castiga a los tramposos de Call of Duty con Ricochet

Cuando el sistema Ricochet detecta a usuarios usando programas de cheats, que les darían munición o vida infinita, les truncan los planes... y les dejan ciegos y sin armas.

Los tramposos que caigan en esta "contratrampa" no podrán ver al resto de jugadores, y aunque los vieran no podrían matarlos, ni siquiera podrán usar los puños. 

El resto de jugadores sí podrán verlos, corriendo como pollos sin cabeza por el mapa y darles para el pelo. Una técnica disuasoria donde las haya: ¿quién querría seguir usando cheats si les puede ocurrir esto?

Estas medidas sirven para mitigar el efecto de los tramposos en el resto de jugadores y "darles un poco de su propia medicina".

Con estos sistemas activoso, Activision ha observado un descenso del número de reportes por tramposos. Y aunque al final el método más efectivo siempre son los baneos, estos métodos tienen otro propósito: al permitir que los tramposos estén en la partida, pueden recopilar datos, a la vez que anulan su impacto en la experiencia de los otros jugadores.