El nuevo juego de Ken Levine, creador de BioShock, lleva ocho años en el limbo, y sus empleados denuncian malas prácticas

Es muy probable que reconozcas el nombre de Ken Levine, creador de la acalamada serie BioShock. Es uno de esos nombres asociados indeleblemente al concepto de autoren el mundo de los videojuegos, como Hideo Kojima o Neil Druckmann. 

Sin embargo, seguramente no sepas decir qué ha estado haciendo Levine los últimos ocho años desde el lanzamiento de BioShock Infinite en 2013. Lo cierto es que casi nadie lo sabe. Y no es BioShock 4, que está en desarrollo en otro estudio, Cloud Chamber.

Un artículo de Bloomberg firmado por Jason Schreier ahonda en qué ha pasado en el nuevo estudio de Levine, Ghost Story Games, los últimos siete años, citando a múltiples empleados y exempleados que critican las malas prácticas de Levine como director, lo que ha provocado la insatisfacción de su equipo y los continuos retrasos de un juego que sigue en el limbo.

En 2014, a pesar del éxito de crítica y comercial del último BioShock, Levine decidió reducir drásticamente el tamaño de su estudio, Irrational Games, y por ello fundó Ghost Story Games (lo que llevó a múltiples despidos). 

Levine buscaba, con este nuevo estudio, la flexibilidad y frescura de un estudio indie con la estabilidad financiera que les seguía proporcionando su publisher, Take-Two. De hecho, Levine negoció un acuerdo para responder directamente a la empresa matriz, Take-Two, en lugar de a la compañía con la que publicaron sus juegos en Irrational, la subsidiaria 2K Games.

La idea era lanzar un juegoexplorando ambiciosas ideas narrativas, en la que la historia se moldearía según las decisiones del jugador de una forma nunca antes vista (algo que llamaban "Legos narrativos"). 

Sin embargo, su fecha de lanzamiento prevista, 2017, se fue retrasando año tras año, y hoy día no cuentan con una fecha estimada. Según un empleado, si las cosas marchan según lo previsto, podría estar listo dentro de dos años. 

Sin embargo, casi nada ha ido según lo previsto estos últimos años, según declaraciones de empleados y antiguos empleados (la mitad del equipo original de Ghost Story ha dimitido, incluyendo la mano derecha de Levine, Mike Snight, que Levine escogió personalmente de Irrational para arrancar el nuevo estudio).

Según las declaraciones recogidas por Bloomberg, Levine quería hacer un juego tan ambicioso como BioShock con una fracción del equipo. 

Y aunque nunca hubo problemas de "crunch", o trabajar horas extra, gracias a su permisivo acuerdo con Take-Two, muchos empleados afirman sentirse desmoralizados al trabajar en un proyecto que nunca avanzaba. 

Lo describen como alguien "al que le costaba comunicar su visión, que alineaba o intimidaba a los subordinados que le desafiaban o no cumplían con sus expectativas", que frecuentemente rechazaba ideas de sus empleados y con exigencias poco realistas.

"El tipo de juego que explorábamos no se correspondía bien con el proceso creativo que utilizábamos", lamenta Andrés González, uno de los miembros fundadores de Ghost Story que se marchó y fundó su propio estudio con Snight.