Orlando Bloom admite que odió cada día en el rodaje de Troya: "He borrado esa película de mi cerebro"

Aunque siempre da la sensación de que trabajar en el mundo del cine, especialmente en la parte interpretativa, es un fiestón constante, sobre todo si nos atenemos a las promociones de películas en que todo parece de color de rosas, la historia acostumbra a ser diferente en el día a día.

Si no, que se lo digan al bueno de Orlando Bloom, que ha recordado recientemente el infierno diario que fue para él filmar Troya, la película de espada y sandalia de Wolfgang Petersen inspirada en La Ilíada de Homero —aunque incorpora elementos de otros escritos, como La Odisea—.

Troya llegó en un momento fantástico para Orlando Bloom, que brillaba con sus papeles en El Señor de los Anillos y Piratas del Caribe. Encima compartió elenco con algunos de los pesos pesados de Hollywood, como Brad Pitt, Eric Bana, Brian Cox, Peter O'Toole, Sean Bean, Diane Kruger o Brendan Gleeson.

Sin embargo, para el actor no fue precisamente una fiesta ese viaje a la guerra de Troya, no porque no disfrutase compartiendo rodaje con estrellas de gran calibre, algo a lo que ya estaba más que acostumbrado, sino porque odiaba a su personaje y, de hecho, no quería hacer la película desde el primer momento.

Orlando Bloom ha borrado Troya de su mente

En una entrevista con Variety, el actor ha rememorado, muy a su pesar, el rodaje de la película de Wolfgang Petersen, y lo mucho que odió trabajar en ella.

"Dios mío... Troya. Creo que borré esa película de mi cerebro. A mucha gente le encanta, pero para mí interpretar a ese personaje fue como una condena a muerte. ¿Se me permite decir algo así? No quería hacer la película y no quería interpretar a este personaje. [...] ¿Cómo voy a interpretar a este personaje? Iba totalmente en contra de todo lo que yo creía.

Hay un momento en que Paris se arrastra por el suelo después de haber sido golpeado por alguien y sostiene la pierna de su hermano. Pensé: 'No voy a poder hacer esto'".

Orlando Bloom cumplió y Troya se estrenó con división por parte de la crítica, aunque hizo una taquilla nada despreciable de 497,4 millones de dólares, aunque el actor aplicó la lección de Aquiles (Pitt) y eliminó la película de su memoria: la odio tanto que "no quería recordar su nombre".