El autor de novelas de terror se hizo fan de las películas de Sam Raimi desde el primer momento en que las vio.
Puede que ahora Sam Raimi sea uno de los directores de cine más conocidos de todo el mundo, pero también hubo una época en la que el responsable de Posesión Infernal no era más que otro artista que intentaba encontrar su hueco en la industria, menos mal que pudo contar con la inestimable ayuda del rey del terror en persona: Stephen King.
Y no solo en una ocasión, sino en dos. Pero vamos por partes, y situémonos en el año 1981, cuando un desconocido Sam Raimi consigue sacar adelante la película de Posesión Infernal tirando de contacto, entre ellos el propio Bruce Campbell. Tiene una película terminada, pero nadie quien la distribuya, así que vuelve a tirar de agenda y llama a Irvin Shapiro.
El creador del Festival de Cannes, le deja que proyecte la cinta en durante la celebración del mismo para ver si alguien se la compra y mientras están en la puja de distribuidoras, a Raimi le cuentan que Stephen King estaba casualmente en la sala y que la película le ha encantado. Entonces el director cierra una reunión con él y le pide que le de una declaración para utilizarla como arma promocional.
"Le pedí que me diera una declaración, pero King se negó y me dijo: 'Lo que voy a hacer es escribir una crítica de la película y si quieres utilizar alguna frase para la promoción la puedes usar sin problemas'", recordaba Raimi en una entrevista con IGN. King escribió una crítica de Posesión Infernal en la revista Twilight Zone y el resto ya es historia.
Hubo una segunda vez
Pero tal como recuerda el propio Bruce Campbell en una entrevista con Consequence, no hubo solo una vez que King salvó la saga Posesión Infernal, sino dos. Pues la única ocasión en la que el autor intentó adentrarse en el mundo del cine dirigiendo una película, Maximum Overdrive, coincidió con una chica que también estaba trabajando en Posesión Infernal 2.
Un día, hablando con King, esta chica le comentó que no podía terminar la cinta de terror porque no conseguían el dinero suficiente. Cuando el escritor supo que era la secuela de Posesión Infernal, puso en contacto a su productor con Sam Raimi para poder darle la financiación necesaria a la secuela.
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