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¿Por qué La Casa del Dragón ha triunfado por encima de Los Anillos de Poder?

Los Anillos de Poder vs La Casa del Dragón

La Casa del Dragón se ha impuesto entre los espectadores en la guerra de la fantasía. Y quizás no sea culpa de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder.

La guerra de la fantasía ha inclinado su balanza en favor de La Casa del Dragón. El estreno casi simultáneo del spin-off de Juego de Tronos y la serie El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder suscitó un debate mediático sin precedentes en la televisión. Y, más allá de las cuestiones personales, los gustos y las preferencias, los espectadores dictaron sentencia.

El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder era la ambiciosa propuesta de Amazon Prime Video para golpear el corazón de los amantes de la fantasía. Su presupuesto y su campaña de publicidad le pintaron una diana de expectativas extraordinariamente alta. Por su parte, La Casa del Dragón llegó con titubeos, con el recuerdo de la última temporada de Juego de Tronos como amenaza.

Sin embargo, más allá de lo superficial, puede haber una explicación sociológica que justifique las motivaciones de los espectadores y exponga las diferencias entre ambas historias. En este artículo de opinión, quiero hablar de la fantasía, el desarrollo del género en la actualidad y cómo las historias de este tipo de universos han estratificado considerablemente el gusto de la masa.

  1. Las diferencias entre la fantasía y lo fantástico
  2. La mitología
  3. La fantasía clásica
  4. La obra de George R.R. Martin
  5. Los Anillos de Poder vs La Casa del Dragón
  6. Conclusiones

La fantasía y lo fantástico: diferencias y otras cuestiones

Los anillos de poder

Prime Video

Antes de empezar, debo poner el foco en las diferencias existentes entre el género de la fantasía y el concepto de lo fantástico. A menudo, se suelen confundir, pero a veces no tienen nada que ver. Y es importante determinarlo antes de plantear la opinión y la argumentación que deseo esgrimir. 

A fin de cuentas, hay muchas definiciones que se han dado sobre lo fantástico en general y más específicamente sobre la literatura fantástica. Por lo tanto, voy a intentar precisar de la forma más clara y breve posible cuáles son las divergencias existentes entre ambos conceptos.

¿Qué es lo fantástico? Este concepto suele identificarse con todas aquellas obras en las que irrumpe algo inesperado, algo sobrenatural, aquello que resulta contradictorio para con la realidad del receptor y que es resultado de un pensamiento que trasciende las normas del individuo que recibe la historia. En este caso, espectador, pero se aplica de igual forma a un lector.

Un ejemplo sencillo. Si está lloviendo jazmín, deberíamos estar delante de un mundo de fantasía, un mundo irreal que tiene sus propias normas, distintas a las nuestras. Cuando en una novela de fantasía te dicen que existen los dragones, no hace falta cuestionarse por qué. Existen y ya está.

Sin embargo, si estás leyendo una novela realista o histórica sobre la Segunda Guerra Mundial y, de repente, resulta que Hitler es un elfo que viene de un reino de fantasía… Todos los lectores se cuestionarían inmediatamente la validez de ese relato y su auténtica naturaleza.

La única excepción es el «realismo mágico» en la literatura hispanoamericana. Escritores como Gabriel García Márquez lograron, de alguna forma, introducir elementos sobrenaturales o fantásticos en sus narraciones sin sacar al lector de la realidad, haciendo pasar como verdaderamente reales todas esas interrupciones extraordinarias, como si en nuestro mundo pudiera llover jazmín o Hitler ser un elfo, y nosotros no nos planteamos si es correcto o no, lo aceptamos porque el relato lo ha introducido de tal manera que nos lo creemos de verdad. Debemos hacerlo.

Esto es lo que puede explicar la literatura fantástica. Así, a través de las diferentes teorías literarias, suele encontrarse como elemento común la escisión de lo fantástico de acuerdo a propiedades como la estimación del incidente sobrenatural, qué lo provoca o la reacción del receptor.

Lo fantástico no es algo que haya venido de la mano de autores como J.R.R. Tolkien, sino que llevan en nuestra cultura desde hace muchísimos siglos. Hay muchos ejemplos que podría esgrimir, como los cuentos de Bécquer, la propia Macbeth de William Shakespeare, El manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki o incluso La torre de los siete jorobados de Emilio Carrere.

Estos son solo unos pocos ejemplos de cómo la fantasía y lo fantástico llevan con nosotros desde hace siglos. Pero, sin lugar a dudas, la mejor forma de exponer la influencia de ambos conceptos en nuestra cultura popular ha sido la propia mitología.

La importancia de la mitología en lo fantástico y la fantasía

La casa del dragón

HBO Max

La mitología ha sido clave a la hora de establecer determinados códigos y roles en nuestra sociedad. El poder de la fe y la religión reside precisamente en los relatos, la capacidad de transmitir mensajes a través de los cuentos y, particularmente, de la fantasía. 

El poder transformador de la mitología y la fe, de la religión, pasó a manos del periodismo con la construcción de la sociedad del espectáculo y el desarrollo de las sociedades modernas. Básicamente, el periodismo no es otra cosa que «contar la realidad». Pero, para algunos creadores, la realidad no es suficiente o es demasiado «aburrida».

La mitología ha sido precursora de la fantasía y la ficción. Tuvo la capacidad de partir desde la propia sociedad para, a través de un mundo irreal, ofrecer un análisis, un relato o una enseñanza de nuestra propia realidad. Siempre me ha gustado usar el mismo ejemplo para justificarme: la conversación de Aquiles antes de viajar a la Guerra de Troya.

En la mitología griega, Aquiles deseaba viajar hasta Troya para librar la mayor guerra de todos los tiempos. Su madre, Tetis, la de los pies argénteos, una ninfa de mar y una de las cincuenta nereidas, quiso hablar con su hijo. Le dijo que si viajaba a Troya, moriría allí, pero su nombre sería inmortal. Aquiles sería recordado durante toda la historia, a pesar de su muerte.

Sin embargo, si se quedaba en Grecia, si decidía alejarse de la guerra y perder la oportunidad de viajar a Troya, tendría una vida larga y feliz, una mujer y unos hijos que lo amaban... pero su nombre se perdería en la eternidad. Nadie lo recordaría. Sería como si nadie hubiera existido.

A través de la fantasía, los griegos pusieron el foco en la cuestión del legado, los riesgos que conlleva ser conocido, las consecuencias de la ambición, de la necesidad de obtener respeto, labrarse una reputación, o por el contrario llevar una vida con un perfil bajo, invisible, tranquilo apacible.

El «boom» de la fantasía: J.R.R. Tolkien y otras cuestiones

El señor de los anillos - Los anillos de poder

Prime Video

Cuando alguien dice «fantasía», automáticamente piensa en historias como La Casa del Dragón o el Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder. Piensa en J.R.R. Tolkien, en C.S. Lewis o incluso en Lewis Carroll. También piensa en Harry Potter, en magos y en magia, en mundos imposibles, en dragones, hipogrifos, elfos, enanos y otras razas inventadas.

Estos estereotipos asociados a la literatura fantástica se han ido manteniendo, extendiendo y consolidando en el género. Una serie de códigos que parecen formar parte de la propia naturaleza de estas historias y que ha posibilitado identificar con claridad una serie de cuestiones narrativas, a saber algunas de ellas:

  • Héroes luminosos y brillantes.
  • La lucha del bien contra el mal.
  • Bestias o monstruos mitológicas.
  • La presencia de la magia.
  • El conflicto como vehículo narrativo.

Precisamente, es la necesidad de transgredirlos donde está el éxito del universo de Juego de Tronos, de la obra de George R.R. Martin y de la superioridad de La Casa del Dragón sobre El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder.

La aparición de «La Canción de Hielo y Fuego»

La casa del dragón 1x08

Su fecha de publicación data de 1996, pero George R.R. Martin comenzó a escribirla en 1993. Su irrupción en el género de la fantasía fue rupturista y transgresora, empleando unos elementos narrativos ciertamente diferenciadores con la fantasía clásica o alta fantasía, y suponiendo un soplo de aire fresco en la oferta y la demanda.

Quizás no lo pareció en su día, pues George R.R. Martin y su Canción de Hielo y Fuego se quedaron reducidos a un mercado de nicho. Muy conocido entre lectores de fantasía, pero todo un escritor invisible para las masas. Unas masas que lo descubrieron muchos años después, gracias a la adaptación televisiva de HBO, gracias a Juego de Tronos.

Pero ¿qué tipo de elementos narrativos utilizó George R.R. Martin en contraposición con el modelo clásico, la producción tradicional del género fantástico? Estos son algunos de los muchos:

  • El tipo de personaje: grises, complejos, nada maniqueos.
  • La ausencia de protagonistas definidos.
  • Las historias, violentas y cínicas.
  • El estilo y las influencias, marcados ambos por la trayectoria de su escritor en televisión.
  • La construcción atípica del universo fantástico.
  • La importancia de los diálogos, similar a lo que hizo Frank Herbert en Dune.

En ese sentido, es admirable cómo HBO apostó por la adaptación de Juego de Tronos. Por aquel entonces, la fantasía se asociaba al éxito sin precedentes de la trilogía de El Señor de los Anillos, dirigida por Peter Jackson. Todo lo que se saliera de ese molde, acabó en el olvido de la memoria colectiva. Que se lo pregunten a la franquicia de Eragon, si no me creen.

Por otro lado, estas diferencias con respecto a la fantasía más clásica han influencia, directa e indirectamente, en obras posteriores. Es el caso de la saga de Malaz (Steven Erikson) y la obra de Joe Abercrombie, el máximo exponente del «grimdark».

Sin embargo, George R.R. Martin no es el padre de nada, sencillamente su éxito ha abierto las puertas a ramificaciones dentro del género y ha abierto el camino para lograr el posicionamiento de trabajos muy diferentes entre sí.

Aunque George R.R. Martin no debería considerarse como parte del fenómeno fantástico denominado «grimdark», lo cierto es que atendiendo a sus característicos sí tiene determinados elementos que están detallados en este subgénero. Y sí he explicado todo esto es porque creo que allí se fundamente el éxito transformador del mundo de Juego de Tronos.

La fantasía clásica contra la fantasía moderna: Los Anillos de Poder vs La Casa del Dragón

La Casa del Dragón

HBO Max

Quiero ser muy transparente con esto, para que no se me acuse de nada: la fantasía clásica no adolece de cansancio, hastío o desinterés. Solo hay que ver las cifras de venta que tiene Brandon Sanderson con cada uno de sus títulos frente a, por ejemplo, Joe Abercrombie.

Sin embargo, más allá de ese lector fiel a la fantasía, el público de masas sí ha mostrado un interés más que evidente en las propuestas que se aproximan a la obra de George R.R. Martin, al «grimdark» o a las historias que son más cínicas y oscuras, más violentas y «realistas». O, al menos, lo más «realista» posible, dado que nos encontramos en mundos de ficción.

Esto se aprecia considerablemente bien en lo que ha sucedido recientemente entre La Casa del Dragón y Los Anillos de Poder. No ha sido exclusivamente la polémica «woke» o sus presuntos problemas lo que explica la controversia con la serie de Amazon. A fin de cuentas, en la adaptación de Fuego y Sangre también ha habido cambios raciales, como en el caso de la casa Velaryon. Y también ha habido problemas técnicos, como los efectos digitales o la oscuridad de los episodios.

Cuestiones muy actuales, como por ejemplo el empoderamiento femenino, definen muy bien la forma en que cada adaptación ha decidido afrontar su desarrollo de personajes. ¿Cómo se expone en Galadriel? De una manera extraordinariamente superficial. ¿Cómo se lleva a cabo en La Casa del Dragón? Profundizando en ello, contraponiendo acciones, estableciendo dinámicas.

Podríamos poner otros ejemplos igual de recientes, como la adaptación de The Witcher en Netflix o La Rueda del Tiempo en Amazon Prime Video. En cualquier caso, la historia de la dinastía Targaryen y el preámbulo a la Danza de los Dragones ha alcanzado cotas de aceptación infinitamente superiores. Y los motivos principales son su calidad y su impacto narrativo.

Conclusiones

El señor de los anillos: Los anillos de poder el extraño

El motivo por el que interesa más el mundo de Juego de Tronos al público de masas no es porque la fantasía clásica sea aburrida, provoque desinterés o ya no tenga utilidad práctica. No existiría la una sin la otra, y tampoco se podría comprender. El motivo de este interés masivo no es otra cosa que resultado del hastío que sentimos hacia nuestro propio mundo.

Estamos desencantados con la vida, vivimos en un ciclo eterno de crisis económica y social, con una pérdida de valores más que evidente y un desasosiego por el futuro. Ese futuro ya no lo vemos brillante y luminoso, sino más cyberpunk, con grandes corporaciones controlando los hilos del destino y arrojando a la sociedad a un mundo frío, cruel y desigual.

En ese contexto, el mundo de Poniente, la obra de Martin, se ofrece como una huida de la realidad, pero sin desentenderse de ella. Todos somos ciudadanos del mundo en el que vivimos, aunque huyamos de él, y nos gusta reconocer en la ficción, en la fantasía, los problemas de nuestro día a día, de la misma forma que lo hacían la mitología y la religión antes, como hemos explicado al principio.

 

Es precisamente ese desencanto, esa crisis sociopolítica en la que estamos inmerso, lo que hace que empaticemos con mundos más crueles y personajes más cínicos. Porque, más allá del ejercicio de escapismo de este tipo de universos, nos sentimos identificados con un lenguaje y unos códigos narrativos que comprenden cómo de roto tenemos el corazón ahora.

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