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Guardianes de la Galaxia vol. 3 - ¿Es justificable el despido de James Gunn?

Jesús Delgado

Guardianes de la Galaxia vol. 3 ¿Es justificable el despido de James Gunn?
James Gunn, director de las películas de Guardianes de la Galaxia, ha sido despedido en las vísperas del rodaje de Guardianes de la Galaxia vol. 3 debido a un escándalo en las redes sociales. ¿Es justificable la decisión de Disney y Marvel?

Este fin de semana nos quedábamos ojipláticos con la noticia. James Gunn era despedido y Guardianes de la Galaxia Vol. 3 se quedaba sin director. Disney despedía al responsable de las películas de Guardianes de la Galaxia, uno de sus directores de confianza y a quien se rumoreaba que iba a ser uno de hombres fuertes de la Fase 4 del Universo Cinematográfico de Marvel. Y justo con Guardianes de la Galaxia Vol. 3 en el horizonte.

El pajarito moría por el pico, ya que a Gunn le salían caras unas bromas escritas en Twitter en 2008 y que ahora un medio de ideología derechista exponía en su web y en sus páginas. Supuestamente, para poner distancia de por medio, los gerifaltes de Disney justificaron el consecuente despido del cineasta, considerando que sus declaraciones habían sido turbadoras y ofensivas. Eso, al margen de que James Gunn ya se hubiera disculpado por esos tweets en su momento, llegando a escribir cartas de disculpa a las personas y asociaciones que se habían dado por aludidas. 

La reacción, claro, no se ha hecho esperar. Desde el entorno del director (actores y colaboradores) hasta fans, ha habido un importante backlash en repulsa por la decisión tomada por Disney y Marvel Studios. Empezando por el propio Dave Bautista (Drax en las películas), hasta humoristas como Ricky Gervais (conocido por sus polémicas pullas al mundo del espectáculo), pasando por otras figuras prominentes de la industria del espectáculo.

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Ahora bien, ¿es justificable el despido de James Gunn? Voy a tratar esta cuestión a continuación, punto por punto, con vosotros en este artículo de opinión. Porque, amigos, hay cuestiones que se deben examinar detenidamente. 

¡Nadie espera a la Inquisición Tuitera!

En serio, cuando supe de la noticia poco me faltó imaginar a Michael Palin, Terry Jones y Terry Gilliam, vestidos de cardenales católicos y entrando por las puertas de Disney al grito de "No one expects the Spanish Inquisition!". Algo así, como lo del siguiente meme, si no estáis familiarizados con la referencia. 

Bromas y chanzas aparte, lo cierto es que parece que Twitter y la redes sociales se han convertido en una fuente inagotable de trapos sucios de la que sacar cualquier tipo de basura con la que acabar con la carrera o la imagen de la figura pública de turno. En España conocemos, pues nos pilla de cerca, el caso del concejal de Unidos Podemos en Madrid Guillermo Zapata por unos chistes sobre judíos en 2011, mucho antes de acabar en el sillón de edil.

Extrapolando el caso, a James Gunn le ha pasado algo parecido, pero con el agravante (o atenuante, según lo queráis ver) de que la pena tendría que haber prescrito. Y es que los famosos tuits de la discordia datan, como he señalado arriba, de 2008/2009. Esto es de hace casi una década, en la que Gunn no era ni de lejos tan conocido y su marca personal pasaba por la de ser un troll, con un humor provocador, muy del estilo de South Park

Ciertamente, los chistes sobre pederastia que Gunn realizó tenían bastante mal gusto. Muchos de ellos trataban sobre la violación de niños y sobre relaciones consentidas (o no) con menores. Sirvan como ejemplo esta selección publicada en el medio The Verge

Tuits de James Gunn
Jack Posobiec

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la mayor parte de estos chistes rancios y sórdidos tenían lo que en derecho se considera animus iocandi (ánimo de hacer coña), que no animus injuriandi (ánimo de ofender), que en derecho resulta importante a la hora de valorar si un comentario pretende ser una broma (protegida dentro de lo razonable por la Libertad de Expresión) o resulta una injuria que resulta en un atentado contra el Derecho al Honor, luego punible. 

Atendiendo a que el propio James Gunn ya pidió perdón en su momento, se disculpó, escribió cartas, cambió su lenguaje y humor para no vulnerar la sensibilidad de los ofendidos, es más que comprensible darle el beneficio de la duda y pensar que su intención era jocosa. Que, además, hayan pasado diez años y los temas sobre los que tuitea actualmente son bastante distintos, es también algo que hemos de sopesar. Máxime cuando, salvo alguna salida de tono o choque con el colectivoAlt-Right(Derecha Alternativa estadounidense con postulados ultraconservadores), ha mantenido un perfil más que correcto. 

Ahora bien, hablando de los Alt-Right merece la pena hacer hincapié en este continúo choque con dicho colectivo y las recurrentes cargas de James Gunn contra Donald Trump, presidente de Estados Unidos y figura adorada de esta Nueva Derecha. El responsable de escarbar en la "mierda" de Gunn y sacar a la luz los primeros "tuits sucios" no fue otro que Mike Cernovich.

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Este angelito, con infulas de Woodward y Bernstein, es uno los padres intelectuales del Pizzagate. Esto es, una conspiración falsa, nacida en foros de la Alt-Right, que vinculaban una supuesta (e inexistente) red de rapto de niños para círculos pedófilos con una serie de pizzerias, que servirían de tapadera a orgías pederastas del Partido Demócrata y completamente autorizada por Hillary Clinton.

Por supuesto, se demostró que el "Pizzagate" era una paranoia que había alimentado una calumnia para favorecer a Trump durante las elecciones (aunque antes tuvieron que detener a un aspirante a Punisher, que entró a punta de pistola en una de estas pizzerias, tan solo para encontrarse a familias acometiendo un único pecado: el de la gula). Claro que, para entonces, el daño ya estaba hecho. Clinton estaba salpicada por la falsa acusación de cobijar y alentar el abuso de menores, lo que añadió más ventaja "moral" a su contrincante en las elecciones presidenciales. 

Que ahora Cernovich reapareza y vuelva a esgrimir la acusación de pedofilia para laminar la imagen pública de alguien contrario a Trump, como lo es activamente James Gunn, da mucho que pensar. Y también mucho por lo que taparse la nariz y aguantar la respiración hasta ponerse morado. Y ojo, porque no es la única figura pública que recientemente defenestra. El bueno de "Mike" se cargó no hace mucho al colaborador de un programada de podcast Sam Seder, acusándolo de apoyar las violaciones perpetradas por Roman Polanski. ¡Casi nada!

El hecho de que Cernovich siga adelante, aparentemente intocable y que encima prospere, me da bastante miedo, ya que la historia parece repetirse. Gracias a él, la vieja figura del sykophantes griego vuelve a estar de moda. Los sicofantes (o sicofantas) eran delatores profesionales, gente que de manera profesional se dedicaba a buscar la manera de delatar públicamente a figuras destacadas a cambio de un sueldo o de quedarse con las propiedades de la víctima. Por pútrida que esta figura nos parezca e incluso resultara en su época, cabe decir que en su momento se profesionalizó. Hasta el punto que tuvo su continuidad en Roma, bajo el nombre de delatores.

Luego vendrían la Inquisición y sus familiares y otras formas moralmente cuestionables bajo cuyas formas la profesión se mantendría, aunque siempre socialmente denostada. Ahora, en cambio, da la impresión de que Cernovich y los suyos no solo la están resucitando, sino que lo están haciendo bajo una forma bajo la cual, encima, la población jalea los actos de estos. Sobre todo, cuando la cabeza que rueda es la de un opuesto político, independientemente de si sus actos, juicios u opiniones sean verídicas, legítimas o aceptables. 

Con individuos como estos, miedo me da la que se nos viene encima a todos. Siempre he considerado que nos falta responsabilidad social y que todos opinamos muy libremente, sin pensar en las consecuencias de nuestras palabras. Internet, desgraciadamente, ha dado voz a una sociedad cada vez más incivilizada, individualista, insolidaria, narcisista y algo psicópata. Pero dudo mucho que imponer a personajes como Cernovich y compañeros mártires los cargos Grandes Hermanos e Inquisidores Máximos de las Redes Sociales vaya a ser la solución. Si acaso creo que será agravante de la situación actual, avivando el miedo, la polaridad ideológica y la desinformación de las masas. Pero no nos alejemos de la cuestión primordial del texto, ¿ha hecho bien Disney en dar la patada a James Gunn? 

Cuando el barco se hunde, Mickey es el primero en abandonarlo

Resumiré el resto de este epígrafe con una única frase, y luego pasaré a desgranároslo. Creo que el despido de James Gunn ha sido un acierto empresarial, pero a nivel de marketing resulta cuestionable, en tanto moralmente y públicamente pondero que se ha cometido un error muy grave. 

A nivel empresarial, Disney ha tenido que jugar la baza de mantener su imagen pública impoluta. Acusada de racista, filonazi y ultraconservadora desde hace décadas, el gigante empresarial trata siempre de mostrarse como una compañía apolítica, preocupada por la infancia y ajena a las controversias, convulsiones políticas o las polémicas de carácter social o sexual. Dicho de otro modo, el despido de James Gunn ha sido llevado a cabo de acuerdo al manual de crisis de comunicación impuesto en la compañía del ratón. Por ello, de manera consciente y coherente con la política interna de la empresa, su despido ha sido del todo lógico. 

Paralelamente, no olvidemos que Disney está intentando cerrar la absorción de Fox, ahora que Comcast ha abandonado el intento de hacerse con esta segunda. Este factor es importante, ya que 21st Century Fox es conocido por albergar varios medios abiertamente derechistas, pro-Trump. No en vano, su fundador y actual jefe, Rupert Murdoch, es una figura pública que apoya al actual presidente de Estados Unidos. En medio de esta compleja maniobra de absorción, y con el acuerdo a punto de cerrarse, Disney tiene que andar con pies de plomo si quiere cerrar el trato y no contrariar a esta empresa de talante conservador. 

El empresario y principal accionista de Fox Rupert Murdoch.
El empresario y principal accionista de Fox Rupert Murdoch.

Que, además, la mayoría del Senado sea actualmente republicana, también podría ser otro factor. Disney, posiblemente, no desee soliviantar al votante republicano, ni Alt-Right, de cuyo voto depende que los cargos electos se mantengan en sus puestos. Sobre todo, con las elecciones al Senado tan cerca (se celebrarán el 6 de noviembre de este año, junto a las del Congreso). En aras de poder formalizar el acuerdo, antes de que ninguna de las dos cámaras pueda evitar la fusión, resulta lógico pensar que el despido de Gunn ha sido la salida fácil para allanarse el camino en los últimos estadios de la adquisición de Fox.

Claro que todo tiene un precio. James Gunn se había erigido como una de las marcas de la casa. Su despido y la reacción de fans y de gente del mundillo no hace ningún favor a la casa del ratón. Sobre todo, tras llevar sumando varias controvertidos ceses como los deEdgar Wright o Joss Whedon o el los directores originales de Han Solo. La imagen de la compañía lleva recibiendo varios impactos, que afectan a su impoluta y (aparentemente) pulcra fachada.

Si todo siguiera limitándose a contentar a los padres, cuyos hijos son el público objetivo de las películas Disney, no habría mayor problema. Pero, debido a la diversificación de la compañía, que incluso produce sus propias películas para adultos, puede encontrarse con un rechazo muy feo por parte de la audiencia. De cara a los fans de Marvel Studios, la salida de Gunn deja fuera de juego una pieza clave del UCM, que era el responsable de una de sus franquicias más queridas, los Guardianes de la Galaxia. Y eso, sin contar con la reacción algunos creativos, que puedan irse con la competencia a modo de protesta. 

Ahora bien, si me preguntáis a mí sobre el futuro, no necesito echar las cartas del Tarot, ni mirar en mi bola de cristal. En el futuro veo dos salidas para James Gunn. La primera, más evidente, es que busque su futuro lejos de Marvel y de Disney, haciendo la guerra por su cuenta. La segunda, que no debemos descartar tampoco, es que su despido haya sido una pantomima.

Una vez cerrado el acuerdo de absorción, ¿quién nos dice que Gunn no regrese a Disney? No necesariamente como una figura de primera línea, ni en calidad de director. Fácilmente, puede regresar como productor de películas del UCM, ejerciendo su influencia desde los despachos. O, incluso, reciclarse para producciones de Star Wars, donde sus servicios serían muy valorados. En Disney no son tontos y rara vez dejan escapar a un talento. Si no, fijaos en el citado Edgar Wright, cuyo futuro aparentemente está en la Galaxia de George Lucas

Sea como sea, dudo muy seriamente de que esta sea la última vez que oigamos hablar de James Gunn. Bichos geniales como él nunca mueren. Ni siquiera en una hoguera inquisitorial de "tuiter e istagram". 

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