Creí que Fortnite Battle Royale no estaba hecho para mí. La primera vez que jugué al "free to play" de Epic Games fue hace un año, cuando el modo de juego todos contra todos no estaba implementado, y la verdad es que ma pareció un juego simpático; requería jugar en cooperativo online, y el desarrollo alternaba rondas de supervivencia en entornos abiertos -contra zombies- con fases de construcción de nuestra propia base. Con diferencia, estas secciones de construcción eran lo que más cautivaba a un fan de las películas de John Carpenter, en que los protagonistas se atrincheran en un pequeño espacio y deben soportar un ataque exterior, como Asalto a la comisaría del distrito 13 o Fantasmas de Marte.
Y entonces llegó Fortnite Battle Royale y lo arrasó todo, como antes sólo habíamos visto con Minecraft. Los padres que antes me preguntaban si sus hijos podían jugar a Call of Duty ahora me escribían para ver si debían "meter pasta" en Fortnite, y las partidas de "celebrities" se transformaron tras el streaming legendario que lideró el Rubius y en que pudimos ver a 100 youtuber batiéndose el cobre en la isla. Por no hablar del fenómeno Lolito Fernández, convertido en una estrella de Twitch gracias a sus retransmisiones.
Y así es como volví a Fortnite. Con todo el volumen de noticias y guías que se producen, era imperativo conocer las "interioridades" del modo Battle Royale: el pase de batalla, las armas y estrategias útiles. Aprovechando que ya estaba disponible en Nintendo Switch, le he dado una nueva oportunidad, y reconozco que lo disfruto de un modo muy particular. Las razones del éxito de Fortnite seguramente dependen más de su estilo animado, el hecho de que se trate de un juego gratuito y que estuviera disponible en todas las plataformas.
Para mí, su mayor atractivo es que se puede jugar de un modo "realista". ¿Cómo trataría de sobrevivir en un "battle royale" como en la película de Kinji Fukasaku? Un lanzamiento HALO ("high altitude low opening") sobre un pequeño núcleo de población (Ribera Repipi o Caserío Colesterol) siempre controlando cuántos contendientes hemos visto en el cielo a nuestro alrededor. Mi primera regla era evitar las ciudades "grandes", donde se concentran muchos competidores buscando recursos.
Mi "protocolo" incluía equiparse lo antes posible con un arma de rango medio y limpiar la zona. Y la verdad es que me sorprendió lo rápido que empezaron los tiros: en cuanto conseguí un subfusil (la versión del juego del MP5 SD) seguí el sonido de los pasos para acabar con dos enemigos cercanos. En interiores quizá una escopeta de cartuchos les diese ventaja, pero tuve más suerte. Liquidados los dos, el momento de conseguir munición, vendajes, un arma de distancia (y escudo) y salir de allí pitando.
En una situación de combate el bosque es un aliado: sólo hay que saber moverse. Primero observar la zona, y avanzar agachado, deteniéndose en las zonas seguras para observar el movimiento a nuestro alrededor. Si alguna vez habéis jugado a airsoft, seguro que sabéis que el movimiento delata a un blanco aunque vaya camuflado. Hay otros consejos, como mantenerse en el lado de la sombra de los árboles, evitar las trayectorias en línea recta y si es posible, asegurarse un flanco con un precipicio o una pared rocosa, por donde sabemos que no vamos a recibir un ataque.
Mis siguientes enfrentamientos se produjeron cuando quedaban unos 15 supervivientes, y me sorprendió que la mayoría de jugadores delatase su posición con saltos, construyendo rampas en lugar de rodear obstáculos o corriendo por terreno abierto. Pero claro, es un juego, y cada uno tiene su estrategia. Personalmente, no construí nada. Tampoco me agobié por el avance de la tormenta; en la vida "real" hay que moverse de forma constante, pero sin prisas. Y en el juego eso es suficiente para mantenerse en la zona segura.
En Fortnite, como en un combate, la mayor parte de las bajas se producen por la espalda o por el flanco. El primero en detectar al enemigo tiene una enorme ventaja, porque decide la distancia a la que producirá el enfrentamiento, y además consigue los primeros impactos sin que su objetivo pueda reaccionar (y sin contar con el fusil de precisión, que pone las cosas más fáciles). Otro consejo que me pareció bastante útil es "a río revuelto, ganancia de pescadores" o lo que es lo mismo, observar un enfrentamiento y atacar al ganador mientras está recogiendo el botín o vendándose. Y así llegué a la "final four", en que la forma de jugar se volvió mucho más conservadora.
Inevitablemente, con un área de juego reducida, las pulsaciones se aceleran y los movimientos se vuelven mucho más cuidadosos, yo estaba con la espalda apoyada contra un terraplén, escuchando el enfrentamiento entre dos tiradores que se habían construido sus propias torres. Y entonces, sin que me hubiera dado cuenta, vi pasar a mi lado al cuarto contendiente, armado con un lanzacohetes. Supongo que ya estaba apuntando a una de las torres, porque no me hizo caso. Dejé que disparase, y aproveché su "empanamiento" para derribarle con el subfusil (había cambiado el primero por una ametralladora Thompson con el cargador de tambor). Sólo quedábamos dos, pero ya había delatado mi posición.
La verdad es que esperaba que el enfrentamiento final fuese algo más épico, pero mi rival aún tenía un fusil de largo alcance, y cuando bajó hasta el lugar del enfrentamiento, se la jugó a un sólo disparo. Falló y no tuvo tiempo de cambiar de arma. Conseguí el reto del pase de batalla gratuito, un buen puñado de puntos de experiencia y una nueva celebración... pero sobre todo, me llevé la grata sensación de que se puede ganar en Fortnite con una estrategia más "seria". Claro, que no siempre funciona; también he caído a los pies de jugadores "saltarines" armados con escopetas de cartuchos y de constructores de trampas, que han puesto un resorte en mi camino justo a tiempo.
Quizá la clave del éxito de Fortnite sea su versatilidad. Puedes jugar (y puedes ganar) como quieras.
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