El 2022 ha dado comienzo y se avecina un torrente de películas de superhéroes. Os hablo de lo que más espero este año y los motivos para ello
Hay una regla no escrita en la genética del ser humano que todos negamos verbalmente, pero que no somos capaces de controlar, como una especie de impresión primitiva tatuada en lo más profundo de nuestra psique.
Esa regla nos obliga, de alguna manera, a ilusionarnos inexplicablemente cuando el planeta da una vuelta completa a un horno de estrella gigantesco. ¿Puede haber algo más estúpido y, a la vez, inocente que ese sentimiento?
No podemos evitarlo. El mundo gira y nosotros seguimos peleando, porque sabemos que, a pesar del dolor que produce la vida, no hay nada más bonito, más honrado, más placentero que vivir. Y no hay nada mejor para hacerlo que la ficción.
Como en aquella escena de Woody Allen en Hannah y sus hermanas, la realidad puede resultar decepcionante y tenemos que inventarnos una que nos quede mejor, que se ajuste de la forma correcta en nuestra escuálida alma de superviviente.
Los superhéroes llevan décadas siendo un bálsamo de supervivencia generacional, pero las últimas dos han sido una explosión masiva de entrada libre al spa curativo de la ficción. Ahora todos tenemos cabida, todos tenemos un hueco en el hotel.
No es de extrañar que, en un contexto como el que vivimos, Spider-Man: No Way Home se haya convertido en el refugio de los malditos. Ofrece exactamente lo que debe ser el ocio y el entretenimiento; otorga precisamente la vida que nos quita todo lo demás, al menos durante un intervalo finito de tiempo.
Con 2021 consumido, tras la pertinente fiesta de rotación cósmica, toca poner la vista en 2022. Es un año bonito, ¿verdad? Tiene que serlo. Ya toca. Y la perspectiva en ficción cinematográfica no puede resultar más prometedora.
La oferta se dispara hasta límites casi ridículos. Marvel Studios seguirá con su maquinaria encendida y bien engrasada. Lo que hace esta gente no tiene ningún sentido. Que lo estudien y analicen en el futuro, yo me conformo con disfrutarlo.
Películas y series conectando entre sí, héroes y villanos que regresan de otras plataformas, personajes clásicos y modernos, diversidad temática y generacional. Todo conecta en una espiral de entretenimiento como no habíamos visto jamás, ni siquiera en Star Wars.
Mucho hablaremos del UCM en HobbyConsolas los próximos meses, pero hoy no es momento para ello. Porque, a pesar de que me tiene enamorado la Fase 4, hay un proyecto en concreto en este 2022 que me quita el sueño diariamente.
Hablemos de The Batman. O, mejor dicho, hablemos de lo que supone The Batman en el contexto DC en el cine, que no puede ser más rocambolesco, polémico y, desde mi punto de vista, triste. Porque no hay nada peor que ceder el ocio y la evasión al odio, la ignorancia, el sinsentido y el irrespeto.
Después de lo sucedido con Zack Snyder en Liga de la Justicia, y tras haber podido ver su anhelado Snyder Cut, Warner Bros. quiso hacer borrón y cuenta nueva, comenzar de cero y dejar atrás todo aquello.
Una decisión controvertida, por supuesto, pero igual de respetable que haber seguido adelante con el denominado SnyderVerse. Pero, por lo visto, no ha sido suficiente con acceder a las demandas previas.
En ese entorno, la presunción de que Flashpoint vaya a ser la película que “borre” lo previamente establecido por Snyder y suponga un reinicio (casi) absoluto del DCEU (si es que esa palabra significa algo a estas alturas)… Convierte la película de Flash en un foco polémico.
Deberíamos estar contentos, ilusionados, satisfechos y, sobre todo, emocionados por tener de vuelta a Michael Keaton; por el regreso de Ben Affleck; por la aparición de dos Batman en la misma película; por la primera historia de Flash en el cine; por la Supergirl de Sasha Calle; por mil y un motivos más.
Pero no es suficiente. Con DC nunca es suficiente. Todo lo que tenga que ver con el pasado se entrelaza en el presente y compromete directamente el futuro, como si un coche reventara el neumático y siguiera su trayectoria a pesar del sonido, los baches y el riesgo que conlleva conducir en ese estado.
Sin embargo, algo ha sucedido en el horizonte de DC. Algo parece haber conectado con una gran mayoría, esa gran mayoría que llena las salas de cine ajenas a las estupideces y las guerras de los más fanáticos, de los que anulan la ficción y traen de vuelta la realidad, de los que no han entendido el verdadero poder y significado de los superhéroes.
Hay una película de DC que ha logrado aunar a la masa con esperanza, expectación, ilusión, compromiso, fe ciega, hype, magia. Llamémoslo como quieran, pero yo, sencillamente, lo llamo The Batman.
La película de Matt Reeves y Robert Pattinson, que comenzó siendo el centro de la furia y la crítica por el presunto adiós de Ben Affleck y las dudas que generaba el protagonista de Crepúsculo por haberse ganado el pan en el pasado… Ha disipado cualquier miedo a golpe de tráiler.
Los adelantos de The Batman han demostrado lo que se puede hacer realmente en DC cuando convives ajeno al ruido, la polémica, la furia y la desilusión. Y han traído de vuelta al Caballero Oscuro como jamás lo habíamos visto antes.
Quizás la película acabe siendo una decepción, quién sabe. En esto del cine no hay nada escrito; o, mejor dicho, se ha escrito demasiado. Pero, por el momento, nos permite soñar. Y los sueños son un bien tan preciado y escaso en el Universo Cinematográfico de DC que eso ya es una victoria para The Batman, incluso aunque la película fuera decepcionante.
Matt Reeves ha creado un Batman generacional. Uno que es capaz de entrelazar a todas las generaciones precedentes y, también, a la generación que está por venir. Un poco como The Mandalorian en Star Wars, pero con DC Comics.
La iteración de Robert Pattinson se avecina convulsa y oscura, violenta en grado sumo, consciente del potencial narrativo que genera ir desde abajo hacia arriba. Un viaje de años que comienza aquí, en 2022, en este curso tan bonito que nos queda por delante.
La posibilidad de crear a un Hombre Murciélago tan definitivo como este, con una evolución que tiene lugar en el espacio-tiempo, convierte The Batman en uno de los proyectos más interesantes de los últimos años.
El compromiso de Matt Reeves y Robert Pattinson parece serio. Todo lo que envuelve la cinta es increíble. Warner confía tan ciegamente en esta película que ya ha confirmado dos spin-off en HBO Max. Tiene todos los ingredientes para triunfar.
Por ello, por Robert Pattinson, por ser la luz en la oscuridad del sueño de DC, por desvincularse de toda polémica, por jugar en solitario, por devolvernos la ilusión… The Batman es la película de superhéroes que más espero en 2022.
Me he equivocado muchas veces antes y seguiré haciéndolo. Tengo 29 años; es decir, tengo mucho tiempo por delante para errar. Pero estoy convencido de que, esta vez, no me equivoco. Estamos delante de una película inolvidable.
¿Sabéis? Hay una regla no escrita en la genética del ser humano que todos negamos verbalmente, pero que no somos capaces de controlar, como una especie de impresión primitiva tatuada en lo más profundo de nuestra psique.
No, no me estoy refiriendo a la de ilusionarnos por la entrada de un nuevo año. Y tampoco me estoy refiriendo a la evasión de la realidad a través de la ficción.
Me refiero a la voluntad de nuestro corazón para seguir buscando la belleza de lo épico en lo cotidiano.
Puede que algunos digan que los superhéroes es una cosa de niños, o de adultos que juegan a ser niños. Puede que digan que es cuestión de tiempo que mueran los superhéroes, como tantas otras cosas antes.
Pero ¿sabéis qué? Nadie tiene el poder de apagar nuestros sueños mientras vivan en nosotros. Eso es lo único que le pido a 2022. Seguir soñando con los ojos abiertos.
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