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¿Quién ha ganado realmente al final de Succession?

Succession 4
  • ATENCIÓN: Este artículo incluye spoilers del final de Succession. Si aún no has visto el último episodio, te recomendamos hacerlo antes de continuar leyendo.
  • La exitosa serie de HBO Max ha tocado a su fin y ya conocemos el destino de Waystar Royco. Pero ¿es una victoria o una derrota para sus protagonistas?

Desde 2018, Succession ha demostrado ser una de las mejores series dramáticas sobre el entramado corporativo que se han visto por televisión. Jesse Armstrong ha sabido escoger al equipo técnico y artístico perfecto para que la serie se convirtiera en una de esas joyas imprescindibles.

La cuarta temporada arrancaba con el frente unido de Kendall Roy (Jeremy Strong), Siobhan "Shiv" Roy (Sarah Snook) y Roman Roy (Kieran Culkin) en un intento por bloquear la venta de Waystar Royco que su padre, Logan Roy (Brian Cox) tenía pensado efectuar a Lucas Matsson (Alexander Skarsgård).

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Entonces llegó ese tercer episodio; ese volantazo tremendo que todos nos esperábamos en algún momento, pero que nos cogió con el pie cambiado y cambió radicalmente el rumbo de los últimos episodios.

Los tres protagonistas lidiaron a su manera con la muerte de Logan, su padre, el hombre que les había negado cariño real y que, en casi todos los aspectos, los moldeó. Kendall, Shiv y Roman buscaban una aprobación que nunca conseguían, y pensaban que ser nombrados "herederos" iba a ser la demostración definitiva.

Ahora que hemos visto 'Con los ojos abiertos' el episodio final de Succession, sabemos que ninguno de ellos se sentará en el trono.

¿Realmente ha ganado alguien?

Esta moderna tragedia shakespeariana nos deja con Lukas asumiendo el control de Waystar tras el arrebato final de Shiv, y con Tom Wambsgans (Matthew Macfadyen), nombrado CEO para contentar al potencial presidente de Estados Unidos.

¿Ha ganado Tom? No. Pensar que ese final del "feliz" matrimonio es una victoria supone obviar el hecho de que Lukas nombra a Tom para ser un "hombre de paja", una marioneta que se va a llevar todos los golpes que pudieran dirigir al magnate sueco. Siempre ha sido un pelele, pero también un cobarde.

Kendall, Roman y Shiv se van a llevar una millonada obscena por la venta, claro, pero no es lo que deseaban. No realmente. Huelga decir que Kendall se lleva la peor parte, por si el arrebato del personaje de Jeremy Strong no lo demuestra.

Roman sale visiblemente derrotado, demostrando ser un niño carente de amor y empatía. Y eso es algo que la millonada que le caiga no va a arreglar. Todos ellos lo son, dicho sea de paso.

Shiv se queda con Tom: un hombre al que no ama realmente, pero que se ha quedado el trono que ella ansiaba. La ha traicionado antes, y ella a él también. Tienen menos futuro que un castillo de arena frente a una ola.

Connor (Alan Ruck) se queda como estaba, pero tiene a Willa (Justine Lupe). Viven en los mundos de Yupie, pero es la única relación que, de un modo extraño y surrealista, funciona. El amor es así de pintoresco, ¿no?

Lukas sí ha ganado, claro: tiene su juguete y lo va a desguazar como le prometió a Tom. Casi todo lo que construyó Logan Roy en vida será desmantelado y solo quedará lo imprescindible para que el sueco haga su expansión estadounidense.

Succession no es una serie sobre triunfadores: es una historia de cómo el éxito de un hombre se convierte en la mediocridad humana más absoluta en sus descendientes. Unos inadaptados que tienen mucho dinero y ambición, y eso, precisamente, es lo que les lleva de cabeza.

Ya lo decía Homer Simpson: "Tendrá todo el dinero del mundo, pero hay algo que jamás podrá comprar… un dinosaurio". Bueno, es posible que en Succession también pudieran comprarse uno, pero Jesse Armstrong nos dejó con las ganas.

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Etiquetas: HBO Max