Reflexiones desde Poniente - Opinión sobre Juego de Tronos episodio 8x04: Corazones rotos

Atención: este artículo contiene SPOILERS sobre la serie. Si no has visto el capítulo 4 de la temporada 8 de Juego de Tronos, no sigas leyendo.

Aún exhausto después de la cruenta y agónica batalla del episodio anterior, me he enfrentado (como vosotros) al día después del final del ejército de los muertos (o no-muertos, que ya nos sabe uno cómo llamarlos), del que no dudo ya habréis leído la crónica del episodio 4 de la temporada 8 de Juego de Tronos de Raquel Hérnández. Y, por supuesto, aquí tenéis puntualmente mis particulares y probablemente disparatadas reflexiones. Tranquilos, solo quedan dos capítulos más. No es un episodio fácil de ver, y lo digo en el mejor de los sentidos. Más que alivio, que parecía lo lógico, la sensación ha sido de incomodidad. Obviamente, intencionada por parte de los responsables de la serie. Os lo explico, faltaría más.

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Esa sensación de incomodidad empieza casi desde el inicio del episodio, en un banquete de celebración que más parece una de esas bodas en las que se masca la tensión porque los cuñados de las dos familias no se soportan, todos piensan que están pagando demasiado por el banquete, a nadie se le escapa la última trastada del adolescente díscolo, hay dos primos que se gustan y tontean y el abuelo se huele que le quieren mandar a una residencia. Y la novia, claro, está "de morros", porque encima el novio tiene más gracia que ella. 

Nadie dice nada, pero todos están en modo alerta a la espera de que salte la liebre. Y aunque, como en la mayoría de esas bodas, las buenas maneras acaban evitando un escándalo, nada impide las suspicacias, miradas torvas, bromas pesadas salidas de tono o reconocimientos que no son gratuitos. Os suena, ¿no?

Pero si hay un elemento que realmente ahonda en esa sensación de incomodidad, y que acaba transformándose en aflicción, es la del dolor de un corazón roto. De muchos corazones rotos. El de Daenerys por la muerte de Jorah Mormont y de su dragon Rhaegal, el de Sansa por la pérdida de Theon (¿sentía algo más por él?), el de Gendry Baratheon ante la cantada negativa de la educada pero irreductible Arya, el de Tormund ante el rechazo de su idolatrada Brienne, el de la propia Brienne por la brutal e inesperada despedida de Jamie Lannister (después de haberla llevado al cielo entregándose a ella) y el de Gusano Gris (y todos los espectadores) ante la violenta y desgarradora ejecución de Missandei por orden de Cersei. Bueno, dejadme también que incluya el corazón del director de Diseño de Producción cuando los espectadores se han dado cuenta de que alguien se había dejado un vaso de café en medio de uno de los decorados.

Si ver a alguien con el corazón roto ya encoge el alma, ver a tantos en tampoco tiempo le dejan a uno hecho puré. Me imagino a más de uno de los poseedores de esos corazones reflexionando sobre si ha merecido la pena tanto sufrimiento para esto...

Esto, queridos lectores, es lo que ocurre cuando dejamos ya aun lado la aterradora pero simple motivación del ejército de la noche, que es... esto...¿Arrasar el mundo? ¿Comerse a los vivos? ¿Seguir muertos? Bueno, la que sea, y nos adentramos en el complejo e impredecible mundo de los sentimientos humanos, en el que el corazón tiene razones que la razón no entiende. 

Lo peor es que esto está aun lejos de acabar, y me temo que algunos corazones más están aún por romperse... figurada o literalmente.  Venga, corto ya con tanta divagación sobre la condición humana, y vamos ya con los ganadores de las 5 categorías de este episodio 8x04 de Juego de Tronos:

La escena

La tensión y el miedo traspasaban la pantalla. Cualquier cosa podría suceder y todo apuntaba a un desenlace trágico. Y eso que hasta el último momento llegué a pensar -iluso de mí- que Tyrion iba a ser capaz de convencer a su hermana. Aunque por otro lado temí que los guionistas nos dejaran en estado de coma cargándose al pequeño de los Lannister. Y al final ocurrió lo que parecía más probable: la encantadora y fiel Missandei estaba condenada desde el momento en que fue capturada.

Que su violenta muerte fuera presenciada por su gran amor y su mentora es de una crueldad insuperable, como solo Cersei es capaz de alcanzar. Su valentía y dignidad gritando "Dracarys" como su última palabra, la coloca entre las muertes más épicas de toda la serie. 

El diálogo

Quizá porque no puedo ocultar mi predilección por Brienne, tal vez porque llegué a confiar en la irreversible transformación de Jaime Lannister. Verlos por fin consumando su más que obvia atracción tras haber pasado juntos tantas y tan terribles experiencias parecía el final perfecto. Pero, ay amigos, Juego de Tronos, como la vida misma, está lleno de finales imperfectos. Y Jaime Lannister sucumbe ante lo que ya asume como una obsesión insoportablemente adictiva por Cersei. "Quédate aquí conmigo, estarás a salvo, tú no eres como tu hermana, eres un buen hombre", le suplica una conmovedora Brienne. "Dejé a un niño tullido, estrangulé a mi primo, y habría matado a cualquier hombre, mujer o niño solo por estar con Cersei. Ella es tan odiosa como lo soy yo".

No sé si me sobrecoge más la desesperada muestra de amor de Brienne o el brutal ejercicio de honestidad de Jaime. La pobre Brienne acaba de descubrir de la forma más salvaje lo que es ser amada y abandonada de una noche para otra.

El personaje

Se ha hecho esperar, pero no era difícil de imaginar que la reaparición de Cersei iba a ser sonada. La actual ocupante del Trono de Hierro ha vuelto en plena forma, tan despiadada, cruel, manipuladora, ambiciosa y odiosa (esté último adjetivo se lo pone su hermano) como siempre. O más. Esa media sonrisa "marca de la casa" que expele la más perversa satisfacción por infligir el mayor dolor y humillación a otros (por cierto, impecable trabajo de Lena Headey una vez más) hiela la sangre más que todos los Caminantes Blancos juntos. 

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Ella solita, en apenas unos minutos de gloria en este episodio, se encarga de dejar claro quién es la verdadera mala aquí, incluidos vivos, muertos, no muertos y resucitados. Ya sabemos que está en la lista de Arya. Si la joven Stark hace pleno también con ella, que Jon y Dany se aparten para dejar sitio a la verdadera merecedora de todos los honores en la serie completa.

El chiste

No hay mucho hueco para el humor en un episodio lleno de duelos y desengaños. Por eso me quedo con un "chiste" no intencionado. No hay nada como decirle a alguien "te voy a contar un secreto, pero no se lo puedes decir a nadie" para que lo suelte a la primera oportunidad. Dany se lo pide Jon, Jon se lo pide a sus hermanas, Sansa... bueno, no sabemos si se lo pide a Tyrion, pero él y Varys ya cuentan que son 8 quienes conocen la verdad sobre la identidad de Jon Snow. Y porque en Poniente no hay Facebook (bueno, tienen cuervos).

Nunca olvidéis la infinita sabiduría del refranero popular: El secreto mejor guardado es el nunca revelado. 

WTF! 

Ay, los dragones en Juego de Tronos 8x04. Imaginaos por un momento que sois un enorme dragón, que estáis volando a unos 300 metros de altitud, con una vista panorámica inmejorable. Estáis en guerra. Y os acercáis a territorio enemigo. ¿Es posible que no veáis a una flota de barcos armados con ballestas de tamaño XXL con la suficiente antelación como para evitar que os conviertan en un coladero? ¿Sí? ¿No? Pues Rhaegal (y lo que es peor, también Daenerys y Drogon) debían estar con el día tonto. 

También cuesta entender cómo un tipo que no pasa precisamente desapercibido como Bronn, se cuela como "Pedro por su casa" en Invernalia con una ballesta cargada, y llega hasta los aposentos del castillo para amenazar a los hermanos Lannister. Y aún hay más. porque luego se va tan campante sin que a Jaime o a Tyrion se les ocurra dar la voz de alarma. Vale que están todos cansados y relajados tras la gran batalla, pero he visto chiringuitos de feria mejor custodiados.

Y no me quiero olvidar de mi tema favorito para este apartado: la revelación de la verdadera identidad de Jon Snow. Si ya la primera confesión de Sam a Jon tuvo su aquel, y la de Jon a Dany no le fue a la zaga, ahora los guionistas han decidido dejarnos con las ganas de ver las caras de Sansa y Arya cuando se enteran de la noticia bomba. O quizá han tomado esa decisión precisamente debido a sus "exitosos" precedentes. Menos mal que aún nos queda Cersei para dejar claro cómo se recibe una información de ese calibre.

Y hasta aquí hemos llegado. La Rompedora de Cadenas ha acumulado tantos motivos en este episodio para estar cabreada, que no debemos preocuparnos de que se le pase antes de una semana. En ese último plano suyo puede leerse en su cara "estos aún no me han visto verdaderamente mosqueada" (y como se entere de que Tyrion y Varys están conspirando a sus espaldas, ya ni hablamos). Aunque no menos atractivo tienen los anunciados encuentros entre el Perro y la Montaña, Arya y Cersei y... Jaime con su nada prometedor destino.

¡¡No os perdáis el trailer del episodio 5 de Juego de Tronos 8, que tenéis aquí arriba!! Valar Dohaeris.