Impresiones de Elden Ring: probamos lo nuevo de la saga souls y las posibilidades de su mundo abierto único
Hemos jugado a Elden Ring y, después de haber probado muchas de las cosas que tiene que ofrecer, os contamos nuestras impresiones sobre esta nueva entrada de FromSoftware que nos trae un mundo abierto único.
Alzaos, Sin Luz, pues el Círculo de Elden os aguarda el 25 de febrero de 2022 en PS5, PS4, Xbox Series X|S, Xbox One y PC. Un nuevo capítulo en la historia de FromSoftware se aproxima y desde ya avisamos: más os vale no perdéroslo.
Lo nuevo de FromSoftware está más cerca que nunca y por suerte, la espera hasta comienzos del próximo año se va a hacer más amena con la beta cerrada de Elden Ring a la que hemos tenido acceso antes de su estreno el 12 de noviembre.
Eso quiere decir que ya hemos jugado largo y tendido, y despejado muchas de las dudas que teníamos tras haber visto el prometedor gameplay de la semana pasada, que además se corresponde con la sección de la beta. Pero vamos al lío.
Tras escoger una clase predeterminada, cuya elección no es ni mucho menos trascendental, toca superar el pertinente tutorial en la llamada Cueva del Conocimiento, donde las intenciones de Elden Ring en materia de combate quedan ya más que claras.
Los fundamentos van a ser básicamente los mismos que lo visto en la saga souls, a los que se añaden pequeñas modificaciones que vamos a ir desglosando.
Tras este primer nivel, la bienvenida al mundo abierto de Elden Ring generó en nosotros una impresión muy similar a lo que vivimos en The Legend of Zelda Breath of the Wild, que no es poca cosa.
Abrir la pesada puerta de una mazmorra y descubrir un mundo entero ante nuestras narices siempre es algo placentero. Un ligero vistazo basta para confirmar lo grande que va a ser el mapa.
Y aquí es donde comienza la aventura. La sensación que uno tiene al iniciar Elden Ring es sumamente particular. Se siente esa misma emoción al arrancar una aventura soulslike de nuevo, intimidado por el reto que se nos plantea.
Había algo familiar en todo aquello, pero también novedoso. ¡Estamos jugando al Dark Souls de los mundos abiertos y esta vez de verdad! Una vez asumido esto, los primeros conceptos empezaron a llegar.
El juego se molesta en guiarte ligeramente. Tras una pequeña charla con el NPC siniestro de turno, pudimos sentarnos en las particulares hogueras de Elden Ring, conocidas como Lugares de Gracia.
Estas sirven como punto de control del juego (nada nuevo por aquí), pero presentan muchas más opciones.
Así, entre otras muchas cosas, podemos alterar el ciclo día y noche, subir de nivel (mediante runas, las almas de este juego), distribuir las cargas de los viales (frascos estus) entre aquellos que rellenan nuestra barra de PS y de PC y más extras que os contaremos más adelante.
Todo estaba listo para iniciar nuestro viaje y tras ver los altares de invocación del modo multijugador comenzaba lo bueno: imponente miniboss a caballo que nos dio una "cálida bienvenida" como solo los souls saben hacer.
¿A dónde dirigirse? Pues desde FromSoftware no han dejado nada al azar. Pese a que puedes ir a donde te plazca, los Lugares de Gracia proyectan una pequeña estela de luz que señala, de forma sutil, el camino principal a seguir.
Después de ignorar por completo a este caballero, presenciamos algo que nunca pensamos que sucedería en un souls, vimos fauna que no deseaba partirnos en dos y que se alejaba de nosotros atemorizada... una sensación indescriptible.
Y a partir de aquí comenzamos a gatear y luego a caminar (metafóricamente hablando) como en todo buen juego de Hidetaka Miyazaki.
Nos encontramos en una zona llamada Necrolimbo formada por altos riscos a orillas de un extenso océano y en cuyo interior encontamos bosques, praderas y un pantano con sorpresitas.
No resulta fácil describir qué es Elden Ring, pues es una mezcla de conceptos que parecen opuestos, pero que aquí funcionan, por lo que hemos jugado hasta ahora, bastante bien.
Encontramos los típicos elementos que podríamos ver en un mundo abierto de Rockstar o Ubisoft. Hay guardias que patrullan los caminos, campamentos de enemigos y todo tipo de elementos que favorecen la exploración.
Ahora podemos recolectar plantas, minerales, partes de animales que demos caza para poder crear nuestro propios objetos, donde queramos, salvo cuando estemos en combate.
Pese a que no es un sistema desconocido, la opacidad generada por las obras del estudio nipón sigue estando ahí. Los ingredientes tendrás que buscarlos por tu cuenta y riesgo y en ningún momento aparecen señalados en el mapa.
Y nos vamos a detener aquí. Elden Ring tiene mapa... MAPA y por lo tanto, las normas cambian por completo. No obstante, primero habrá que conseguir los planos para formar este mapeado y una vez lo tengamos no os creáis que tendremos el conocimiento absoluto de todo lo que nos rodea.
Una vez demos con un Lugar de Gracia, este quedará registrado y se habilitará el viaje rápido. Más allá de eso, el mapa presenta ligeras pistas visuales de los posibles puntos de interés, de una forma que podría llegar a recordar a juegos como Shadow of the Colossus, aunque con algo más de detalle.
Celebramos que la exploración no se vea sacrificada por este elemento, ya que está introducida de una forma muy orgánica.
El diseño del mundo abierto, al menos la parte que hemos recorrido, no defrauda y bebe de lo mismo que otros grandes referentes del género, como el propio Breath of the Wild. El terreno es el que incita a viajar y a explorar, no el mapa.
Por ejemplo, llegamos a encontrar un punto de "vista de águila" que nos permitía ver desde una perspectiva aérea la zona en la que nos encontrábamos.
Pero no todo son bastos parajes y es que los tramos más "pasilleros" y que tanto han caracterizado a los soulsborne también se pueden encontrar en Elden Ring.
La misión principal nos hizo recorrer un camino que conducía hasta el imponente Castillo de Velo Tormentoso, en cuyas murallas encontrábamos pasajes que recordaban, por ejemplo, a partes del Burgo de los no muertos en el primer Dark Souls.
Hay una clara diferenciación dentro del diseño de niveles, con zonas propias de las obras de FromSoftware y otras con los elementos más reconocibles del mundo abierto, pero los cambios entre unas y otras fluyen de buen grado.
¿Recordáis la sensación de descubrir un camino alternativo que conduce a un atajo? En el mundo abierto de Elden Ring existe algo similar. Por ejemplo, en uno de nuestro paseos nos preguntábamos cómo acceder a una isla en la que había un misterioso templo derrumbado.
Fue una sorpresa agradable salir de una cueva en la que habíamos entrado y darnos cuenta que habíamos cruzado a ese islote por un camino bajo tierra.
Hablando de lugares oscuros, las catacumbas y mazmorras, son recurrentes y plantean desafíos llenos de trampas y bosses secundarios a lo Skyrim o Zelda que nos permiten conseguir hechizos, armas y premios que merecen la pena.
Otro elemento central en el mundo abierto es la montura de Elden Ring, un "vehículo" que ha llamado la atención debido a que es una de las novedades que el estudio japonés no había explorado en anteriores proyectos.
Se llama Torrentera y se trata de una especie de híbrido entre caballo y cabra que nos permitirá movernos por las grandes extensiones de terreno del mapa.
Ese espectro se puede invocar siempre que queramos mientras estemos en una zona de mundo abierto y podremos combatir sobre él contra todo tipo de enemigos.
Además, servirá para alcanzar zonas aparentemente inaccesibles gracias a un torrente de aire que nos impulsará hasta el infinito y más allá.
Antes de pasar a explicar cómo se pelea con Torrentera, solamente queremos decir que el hecho de que sea un espíritu casa muy bien con la temática del juego, puesto que una vez que desmontas, este desaparece y no permanece incordiando por ahí, algo que sucede en muchas aventuras de mundo abierto.
Espadazos conocidos, sigilo y combate a lomos de nuestro corcel
Hablemos del combate. Podemos afrontarlo de dos maneras: a pie o sobre nuestra astada montura (en las zonas donde esté habilitada la monta).
Por nosotros mismos la cosa cambia poco. Debemos tomar como referencia Dark Souls 3 y no Bloodborne o Sekiro Shadows Die Twice, puesto que es el sistema que más se le parece.
En este sentido, no encontraréis grandes innovaciones, ya que FromSoftware parece haber hecho suyo el mantra de "si algo funciona, para qué cambiarlo", y no les falta razón.
Aún con todo, encontramos nuevas puntadas bien hiladas como las cenizas de guerra: habilidades únicas que podemos equipar a cada arma y que nos permitirán ejecutar un ataque singular la mar de vistoso. Esto se puede cambiar y alterar siempre que se quiera, lo que nos da opción a probar.
Más allá de esto encontramos mecánicas de sobra conocidas como el parry, las esquivas constantes, los backstabbing o apuñalamientos por la espalda, el uso de armas a dos manos, arco...
El sigilo cobra una importancia vital y podremos despejar campamentos enteros sin ser vistos. Funciona de manera distinta a Sekiro y pese a que puede recordar a sagas como Far Cry, lo de meterse en arbustos es algo mucho más sutil y elegante. No hay iconos, ni avisos de visión de enemigos.
La otra gran novedad es el combate sobre la "cabra loca" y es que, muchos enemigos de Elden Ring parecen haber sido diseñados para que la lucha a caballo sea más agradable.
Las mecánicas de combate no varían profundamente a lomos de nuestra montura. Con el arma que portemos podremos ejecutar el ataque normal y cargado y también podremos usar magias, además de contar con acciones de salto e impulso/esquive y pudiendo fijar también al enemigo. No hay más vuelta de hoja.
Los golpes que recibamos pueden llegar a dañar al propio personaje, pero fundamentalmente a nuestro cuadrúpedo compañero. Si muere, necesitaremos gastar un vial para devolverlo a la vida.
Hemos combatido lo suficiente como para tener una idea más o menos clara de lo que supone este añadido. En materia de exploración es algo fundamental y muy bien recibido, en lo que respecta al combate... se nos queda algo corto para tratarse del estudio que básicamente definió un género.
La poca variedad de movimientos sobre la montura ha hecho que las peleas se nos antojen un tanto monótonas y muchas veces preferíamos descabalgar y luchar frente a frente contra el enemigo. Aunque esto es solamente una primera impresión... y de una beta.
También debemos mencionar la magia. Normalmente se ha asociado esta vía como la más estática de los souls y si bien en Elden Ring no cambia demasiado, si que permite una mejor coordinación y movilidad, especialmente a caballo donde podremos lanzar hechizos al galope.
Los encantamientos, a nivel visual, son una maravilla y las invocaciones, un añadido muy interesante que permiten que los propios tipos de enemigos que hemos derrotado en el pasado se presenten en el campo de batalla para ayudarnos...
Y vamos con la pregunta del millón. ¿Elden Ring es difícil? Seremos cautos en este apartado, ya que solo hemos probado una pequeña parte de todo lo que va a ofrecer el juego, pero responderemos a esa cuestión.
¿Hemos muerto mucho? Más de lo que estamos dispuestos a admitir. ¿Es más complicado? Depende, depende de cómo quieras jugar. Está claro que se han añadido opciones de accesibilidad bastante evidentes.
La creación de objetos te permite tener a tu disposición un buen número de ítems que te pueden resultar sumamente útiles, el camino principal queda ligeramente trazado, los comerciantes te pueden llegar a recomendar objetos y la montura... facilita el combate más de lo que esperábamos.
Además, se han añadido una serie de puntos de reaparición que van más allá de las hogueras clásicas. Se llaman Efigies de Marika y son pequeñas estatuillas que tienen una área de influencia en la que si caemos en combate podremos reaparecer. No hará falta interactuar con ellas.
Elden Ring tiene "modo fácil" de la misma manera que Dark Souls, Bloodborne y otros tantos. Este modo se llama "multijugador" e "invocaciones" y si te sirves de estas características, obviamente, los combates serán mucho más sencillos.
En las más de 15 horas que hemos dedicado a esta beta hemos combatido contra unos cuantos jefes, uno principal y el resto secundarios que hemos ido encontrando.
Al igual que los enemigos de "a pie", los jefes han presentado diseños muy distintivos y diferentes; especialmente Margit, el Augurio Caído ha hecho que apretemos el mando más de lo recomendado por el fabricante.
Este hijo de su madre, presentaba un diseño sólido, con movimientos rápidos y aplastantes, pero no ha sido el único que ha despertado nuestro afán masoquista.
El caballero sabueso Darriwil parecía ser una versión bastante más desmejorada de aquel Artorias corrompido y pese a que su combate no era demasiado exigente, la forma de dar con él era un tanto particular.
Resulta fascinante como el truquito del dragón que aparece de improvisto siga teniendo su gracia años y años después y juego tras juego. FromSoftware no se apea del burro. Efectivamente, pudimos enfrentarnos al Dragón Volador Agheel, en un combate del que tuvimos que tirar de Torrentera para evitar la calcinación.
En el apartado multijugador todo resulta muy familiar. Podemos pedir ayuda a otros jugadores, invadirles, apoyar a aquellos que son invadidos, escribir mensajes, ver sus muertes y siluetas si están cerca... como en todo buen soulsborne que se precie.
No hemos podido sacar todo el partido que nos hubiera gustado a esta funcionalidad, pero es un sistema que los veteranos conocen de sobra. Eso sí, no podremos abusar de esto, únicamente cuando veamos un altar de invocación podremos interactuar con otros jugadores, aunque nos hemos cruzado con unos cuantos.
Sobre la historia de Elden Ring, tenemos un esquema más o menos preciso de lo que nos espera. Al igual que lo visto en Sekiro, la narrativa es menos difusa que en el resto de entregas.
Nuestro personaje es un Sin Luz, un paria que es perseguido, al igual que los de su "especie", por una serie de propiedades únicas que posee.
Las Tierras Intermedias están capitaneadas por una serie de semidioses que se disputan el control por ver quien consigue atesorar los fragmentos del dañado Círculo de Elden, que ha sumido al reino en el caos. Nuestra misión será juntar todos y recuperar la gloria pasada del reino.
Contaremos con la ayuda de algunos NPC por el camino. El personaje más relevante que pudimos conocer fue Melina, que hace un papel similar a la Dama de Negro o la Muñeca abandonada, pero que seguro que se guarda unos cuantos ases bajo la manga.
En materia gráfica y técnica no queremos juzgar, ya que se trataba de una beta y obviamente el resultado final no se corresponderá con lo visto. Aún así...
Estamos ante un juego de FromSoftware, por lo que no esperéis un portento técnico, ya que nunca ha sido el punto fuerte del estudio. Aún con todo, el diseño de su mundo logra dotar a Elden Ring de un atractivo único, especialmente en next-gen. Su discreta interfaz hace que destaque aún más.
Pese a que su mundo se desmorona y hay un ambiente tétrico, Elden Ring utiliza una paleta de colores y un estilo artístico mucho más luminoso, vistoso y espectacular. Una apuesta diferente que funciona sorprendentemente bien y que añade un factor diferencial frente a anteriores producciones de la casa.
Aún queda mucho por ver de Elden Ring, pero esta primera toma de contacto ha cumplido su objetivo. Dentro de una fórmula conocida por muchos, la nueva entrega de Miyazaki consigue plantarse como un juego diferente.
Es cierto que recicla aspectos de Dark Souls como animaciones, estilos y planteamientos de sobra conocidos, pero reciclar salva al planeta, recordad. Con esto queremos decir que el hecho de que aquí podamos ver muchos elementos calcados, no hace que el juego sea peor, bajo nuestro punto de vista.
¿Hasta qué dónde se marcará distancia con Dark Souls? Por el momento hemos visto similitudes y también aspectos únicos, pero solo el lanzamiento completo nos mostrará el verdadero potencial de este juego.
Pero si es indicativo de algo, tras haber probado la beta cerrada de Elden Ring, estamos deseando que llegue el 25 de febrero para jugar a la versión final y poder contaros todo. ¡Alabado sea el Círculo de Elden!
Descubre más sobre David Rodríguez, autor/a de este artículo.
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