Hoy nos enfrentamos a una tarea bastante complicada: hablaros de un juego que nos ha dejado sin palabras. No es que sea difícil de describir, pero estaríamos haciéndole un flaco favor si nos limitásemos simplemente a contaros lo que vimos. Si lo hiciésemos, lo más probable es que pensaseis que hemos escrito estás palabras bajo el influjo de algún... conjuro.

Así que vamos a empezar por lo básico: se llama The Many Pieces of Mr. Coo y se trata de una aventura point & click desarrollada por el estudio español Gammera Nest. Se lanzará el 7 de septiembre para PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X|S, Nintendo Switch y PC, y contará con unas chulísimas ediciones físicas (Fantabulous y Collector's) que ya se pueden reservar.

Uno de los elementos más llamativos es la animación, de estilo tradicional y realizada a mano por Nacho Rodríguez, que también es el creador de Mr. Coo y fue nominado al Goya en 2015 por su cortometraje "A Lifestory". 

Nacho se acercó hasta las oficinas de PlayStation en Madrid y tuvo con nosotros el detalle de regalarnos láminas personalizadas con el logo original de Hobby Consolas.

Y ahora mismo es probable que estéis pensando: «¿qué tiene todo esto de raro o difícil de explicar?». Bueno, veréis: hemos jugado a una máquina recreativa en la que la marioneta de un anciano y un axolotl subido a un reloj de arena se daban de tortas; le hemos hecho una llave de judo a un pollito gigante; y hemos usado los "sueños húmedos" de un fauno para regar una maceta.

Seguramente, ahora ya entenderéis por qué es tan difícil describir The Many Pieces of Mr. Coo... y por qué nos ha dejado sin palabras.

Impresiones de The Many Pieces of Mr. Coo

Como decíamos, The Many Pieces of Mr. Coo es una aventura point & click con un estilo muy tradicional. Nosotros controlamos un puntero con forma de mano con el que podemos interactuar con el escenario. 

Y lo cierto es que a nivel jugable eso es prácticamente todo; no tenemos control directo sobre el personaje, ni tenemos inventario, ni nada por el estilo. Ahora bien, hay que tener en cuenta que esto no dejaban de ser los primeros minutos y puede que la cosa cambie al avanzar.

Pese a esta simpleza, The Many Pieces of Mr. Coo captura con mucho acierto el espíritu de las aventuras gráficas clásicas a través de sus ingeniosos rompecabezas. Porque desde el minuto uno nuestro cometido es averiguar la manera correcta para seguir adelante. Y os aseguramos que no es fácil.

En algunos casos, puede que la forma de hacerlo sea interactuar con los elementos visibles en un orden concreto, en otros puede que haya que reaccionar de forma rápida y en otros puede que debamos tirar de agudeza visual para reconocer un elemento oculto del escenario. 

El caso que más llamó nuestra atención tenía lugar justo al final de la demostración a la que jugamos: la acción se convirtió en un bucle, y nosotros debíamos interactuar con elementos no sólo en un orden concreto, sino también en un momento concreto, pudiendo usar los gatillos para desplazarnos por el escenario.

Como veis, y de nuevo pese a su simpleza, The Many Pieces of Mr. Coo se las apaña para ofrecer variedad... ¡con un simple cursor! Y como en las aventuras gráficas tradicionales, es habitual quedarse atascados o no saber qué hacer para progresar.

Para evitar frustraciones, The Many Pieces of Mr. Coo incluye una pequeña ayuda: un libro de pistas con el que interactuamos como con cualquier otro elemento del escenario. Este libro suele darnos la solución al puzle actual e incluso podemos consultar paso a paso las acciones necesarias para no destriparnos el rompecabezas al completo.

Sin embargo, ya os avisamos de que incluso con la ayuda del libro de pistas, hubo rompecabezas en los que nos atascamos y estuvimos un buen rato. 

Dada la naturaleza surrealista del apartado artístico, en un principio nos dio la ligera impresión de que algunos puzles no tenían mucha lógica, pero tras terminar la demostración decidimos darle una segunda vuelta y nos sorprendió descubrir que no era así, que todo tenía sentido; simplemente había que prestar mucha atención.

Pero por encima de todo, nos sorprendió que The Many Pieces of Mr. Coo empieza a tener sentido cuando dejamos de pensar con sentido; cuando olvidamos que estamos controlando un cursor en una aventura gráfica y empezamos a pensar usando las reglas de la escena inexplicable ante la que nos encontramos.

Todavía no hemos dicho nada de su apartado visual o sonoro, ni vamos a decirlo. Pero porque, sinceramente, estamos ante uno de esos casos en los que creemos que las palabras jamás serán capaces de hacer justicia a las imágenes.

Porque podríamos hablar de la combinación de diferentes estilos de animación, la increíble suavidad de sus transiciones o de la sensación constante de estar presenciando un sueño rocambolesco (¿o quizás a una pesadilla?) con los ojos abiertos, pero nos quedaríamos muy lejos de transmitir las sensaciones que tuvimos mientras lo contemplábamos.

Y precisamente hablando de sensaciones queríamos terminar estas impresiones de The Many Pieces of Mr. Coo. Porque aunque sea un juego difícil de describir (pero no por ello carente de sentido) y nos haya dejado sin palabras, tenemos la certeza de que de este huevo va a salir algo verdaderamente especial.