Hobby Consolas tuvo la oportunidad de hablar largo y tendido con Jacob Batalon sobre su vida, su carrera, sus gustos y su nuevo proyecto en SYFY, titulado Reginald el Vampiro.
Me encuentro a Jacob Batalon sentado en un cómodo y mullido sillón. Tiene la mirada cansada, con un principio de ojera, como si no hubiera dormido bien. No lo ha hecho. Lleva apenas una hora en Lisboa y ha viajado toda la noche desde Nueva York. "Acabo de volver de Serbia, donde he filmado una película de terror. Creo que saldrá este año, no estoy seguro", me dice.
Estamos en un hotel clásico y elegante, antiguo, de techos altos y grandes ventanales, moqueta en el suelo y largas alfombras como lenguas de serpiente. En la sala hace frío, pero a Jacob Batalon no parece importarle. Viste una camisa hawaiana y luce una sonrisa imponente, imperecedera. No sé si es honesta o impostada, si es humanidad o trabajo. Nunca es fácil saber qué está pensando realmente un actor.
Jacob Batalon (Honolulu, 1996) tiene veintiséis años y una prometedora carrera por delante. Se ha hecho famoso por interpretar a Ned Leeds, el mejor amigo de Peter Parker, en la última trilogía de Spider-Man protagonizada por Tom Holland. Es el tío de la silla. Y parece estar muy orgulloso de todos los pasos que lo han llevado hasta allí.
"Estoy feliz con mi carrera", me asegura. "Me siento afortunado por estar en un sitio como este, en Lisboa, viajar por todo el mundo y conocer a un montón de personas increíbles»". Pero ¿es todo el mundo como Jacob Batalon? "Hay actores que no están satisfechos con su trabajo todo el tiempo, pero yo no puedo no estar agradecido por todo lo que me está pasando".
"Nunca me quejaré por nada de mi carrera", continúa. Y no es para menos. A Jacob Batalon no le está faltando precisamente trabajo y sus perspectivas de futuro son igual de interesantes que su presente. "Tengo otro película en Nueva York que estará en Sundance y unas cuantas cosas en el horizonte. Estoy muy emocionado por todas ellas".
En lo inmediato, estoy en Lisboa para cubrir la llegada de Reginald el Vampiro. Se trata de una serie de televisión de comedia adolescente que sigue el patrón establecido por otros éxitos recientes como Miércoles, Las escalofriantes aventuras de Sabrina e incluso Riverdale. Todas ellas, generacionales y presentes en la industria.
"Espero que la gente la disfrute y se divierta, y también encuentre los profundos significados que se ocultan detrás de la comedia", desea Jacob Batalon. "Hay muchas cosas que la audiencia va a poder descubrir en Reginald el Vampiro. Espero que la disfruten como han disfrutado Riverdale, Sabrina y Miércoles".
El punto de partida de Reginald el Vampiro es manido, pero eficaz. Un muchacho mundano, sin grandes habilidades y con poquito talento. "Es una historia de desvalidos", me cuenta Jacob Batalon. Pero ¿por qué nos gustan tanto las historias de perdedores? "La audiencia se ve reflejada en estos personajes porque estamos cansados de los grandes triunfadores de Hollywood".
"Creo que ahora buscamos una historia y un protagonista diferentes y Reginald es el mejor ejemplo de ella", defiende su serie. Le menciono los hermanos Coen, expertos en este tipo de perfiles de ficción cinematográfica. "Me encantaría trabajar con ellos", afirma rápidamente. "Son unos tíos muy creativos e ingeniosos. Adoro sus películas".
Pero ¿ha servido la obra de los Coen como influencia del programa? "Creo que los Coen son un buen ejemplo. Nuestro showrunner ha tratado de poner todas sus características en la serie, como la comedia negra, el romance, los aspectos de la amistad que construimos en la historia. Todo eso compone la tarta de Reginald el Vampiro y es deliciosa".
Sin embargo, no siempre la intención se materializa en el producto final, aunque Reginald el Vampiro sí parece haber cumplido. "Estoy muy satisfecho con el resultado de la serie", admite Jacob Batalon. "Teníamos un gran objetivo, que era hacer la serie lo más diferente posible del género de los vampiros y creo firmemente que no hay ninguna serie de vampiros como esta".
Precisamente, de todos los monstruos de la ficción audiovisual, los vampiros han sido los más beneficiados en cuanto a producción histórica. Y Jacob Batalon tiene claras sus preferencias. "Mi película favorita es Drácula, de Francis Ford Coppola y Gary Oldman", desvela, añadiendo que "también me encanta Crepúsculo y La leyenda jamás contada, de Luke Evans".
Le pregunto si sería el nuevo Edward Cullen en un remake de Crepúsculo y ríe con sinceridad, con ganas. "Podría serlo, aunque no creo que Reginald sea su perfil", bromea. Y eso que de Edward Cullen se pasa a Bruce Wayne, como nos ha demostrado Robert Pattinson. Cuando lo escucha, vuelve a reír, esta vez con menos ganas. Quizás está harto de oír hablar de superhéroes.
Precisamente, le pregunto por ello. Reginald el Vampiro posee ciertas habilidades en la serie que lo asemejan con un superhéroe. "Me encanta la ida de que sea tan único", reconoce. "No hay ningún vampiro como él. Sin embargo, no sabe qué hacer con esos superpoderes. No es tanto un superhéroe, sino más bien un superhumano".
Por respeto, no le pregunto sobre Spider-Man 4. Lo estoy deseando, pero me muerdo la lengua. Yo no soy el protagonista. Sin embargo, sí le pregunto por Tom Holland. Le digo que él ha sido mordido por un vampiro y su amigo, por una araña. Vuelve a reír con total honestidad. "Creo que tenemos un talento especial para ser mordidos por animales", sigue la broma.
Y yo me pregunto, ¿qué haría Jacob Batalon si fuera un vampiro? Le traslado la idea. Tarda en responder, pero finalmente lo hace. "No sé si sería un vampiro bueno o uno malo", duda. "Creo que sería muy parecido a Reginald. Afortunadamente, nadie podría matarme. Pero sería horrible a la hora de buscar comida, así que acabaría muriendo por mi cuenta".
Le propongo que se coma a Tom Holland si le entra hambre. Sus ojos brillan ante la perspectiva. Está valorando la propuesta, aunque acto seguido niega con la cabeza. "Es que Tom Holland no es demasiado grande", razona Jacob Batalon. "Es muy delgado, no tiene mucha sangre". Descartamos a Tom como plato principal, entonces.
Una de las curiosidades que hay al inicio de Reginald el Vampiro es que, el protagonista, a pesar de ser poca cosa y no tener casi ningún talento que lo haga especial, sí tiene ambición. Reginald sueña con ser una especie de predicador. Un nuevo Elon Musk. Le pregunto a Jacob Batalon si compraría Twitter como hizo el magnate estadounidense.
"No sé demasiado sobre ese asunto»" dice, torciendo el gesto. "Pero si pudiera hacer una buena oferta, lo haría". Ya que lo tengo a mano, aprovecho para preguntarle por las redes sociales. Me genera curiosidad saber cómo vive un famoso de talla internacional las mieles del éxito en un contexto tan controvertido, tóxico, polémico y violento como las redes.
"Las redes sociales son muy útiles", me sorprende el protagonista de Reginald el Vampiro con su respuesta. "Mucha gente conecta en todo el mundo gracias a ellas, aunque también son un lugar difícil en el que estar. Nos olvidamos de que la gente puede tener opiniones distintas y no todos tienen por qué coincidir con ellas".
Le insto a que siga hablando, porque me parece una reflexión interesante. Jacob Batalon continúa, animado por la conversación. "Eso crea mucha tensión», opina. «Hay gente de todo tipo, gente que las usa bien y gente que las usa mal. Creo que, simplemente, hay que estar en las redes sociales y hay que lidiar con todas sus partes".
Para concluir, le pregunta acerca de la guerra entre el cine y las plataformas streaming. ¿Existe? ¿Se ve de la misma forma dentro de la industria? "No creo que haya una rivalidad o algo parecido", contesta Jacob Batalon, dubitativo.
"Creo que el streaming es más conveniente para la gente que quiere ver sus series preferidas y no quiere salir de casa en ese momento. Es más práctico que ir al cine a ver películas, pero no se puede comparar la experiencia de la televisión con la de la gran pantalla". Reginald el Vampiro se estrena el jueves 12 de enero en SYFY.
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