Análisis de Dragon Quest XI S Edición definitiva, el regreso del Luminario en PS4, One y PC

Ahora que la generación de PS4 y Xbox One se acerca poco a poco a su "despedida y cierre" (aún quedan meses para eso), es inevitable ponerse a pensar en los grandes juegos que nos han dejado estas consolas a lo largo de los años. En el terreno del rol, no cabe duda de que Dragon Quest XI ha sido uno de los títulos más celebrados, con razón. Su gigantesco mapa, sus entrañables personajes, sus giros de guión, sus retos secundarios, su estética...

Su éxito ha sido tal que ha pasado por varias versiones: 3DS (solo en Japón), PS4, PC... Y, un año después, Switch, con una Edición Definitiva que aportaba muchas novedades. Precisamente, ese Dragon Quest XI S: Edición Definitiva es el que llega ahora a PS4, Xbox One y PC y es el que abarcamos en este análisis.

Dragon Quest XI S Edición Definitiva para PS4

Embárcate en una aventura épica llevando al Luminario, el elegido en un mundo que ha jurado acabar con él. El luminario y su grupo de compañeros leales cooperan para sobrevivir a las embestidas de malvados y derrocar a las fuerzas oscuras que conspiran para asumir en el caos al mundo de Erdrea. 

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En nuestro análisis de Dragon Quest XI original ya os dimos los pormenores de la historia, el desarrollo y los personajes, pero grosso modo, todo gira en torno a la figura del protagonista, el Luminario, un joven tranquilo del pequeño pueblo de Peñalabria, que resulta ser la reencarnación del héroe legendario que elimina la Oscuridad del mundo de Erdrea cada cierto tiempo. Para cumplir su destino, tiene que viajar por incontables regiones reclutando nuevos amigos, explorando montañas y mazmorras... Y luchando contra toda clase de monstruos, claro.

Como veis, la base del juego es extremadamente simple y tópica, pero la gracia está en cómo está hilado todo, la enorme variedad de monstruos, magias y ataques que podemos conocer y, claro, en el carisma de los personajes. El Luminario es un verdadero sosainas, pero sus "partenaires" Erik, Jade y compañía son memorables. Desde el descaro de la pequeña Verónica hasta el descaro y humor de Servando, todos tienen una forma de ser y combatir que acaba calando en nosotros.

Y es que, junto con el legendario Dragon Quest VIII, esta es la entrega que mejor ha sabido aunar espectáculo, combates épicos y un sentido del humor genial, desde el argumento y concepción de juego de Yuji Horii hasta los diseños de personajes de Akira Toriyama... O la música de Koichi Sugiyama, por supuesto. Pero, como decimos, de todo esto se ha hablado ya largo y tendido.

En el análisis de Dragon Quest XI S: Edición Definitiva para Switch os contamos las novedades que incorporaba esta versión. ¡Y no son pocas! La más llamativa es la posibilidad de alternar, siempre que lleguemos a una iglesia (un punto clave en la saga, pues suele ser donde guardamos la partida, entre otras cosas), entre la visión y jugabilidad en 3 dimensiones propia de esta entrega y un modo 2D, que hace que todo se vea como un juego de rol de Super Nintendo: personajes cabezones y con pocas animaciones, perspectiva elevada... No es solo un cambio estético, pues los propios menús de combate también se simplifican y, ojo, estos combates se desencadenan de forma aleatoria mientras exploramos el mapeado. En el modo normal en 3D esto no es así, sino que solo combatimos cuando nos acercamos a un enemigo.

Por tanto, este modo 2D hace que el juego parezca completamente nuevo y es digno de alabanza ver cómo todos los escenarios, personajes y enemigos se pueden disfrutar tanto en uno como en otro modo. Y, además, esto sirvió de excusa para crear una región nueva, Horense, a la que podemos viajar siempre que encontremos unos personajitos llamados cronolinos. En ella, una aventura extra nos lleva a mundos de anteriores Dragon Quest (adaptados a esta estética 2D) para restablecer el orden natural del tiempo.

No es el único desafío extra de Dragon Quest XI S Edición Definitiva. Como hemos dicho, los personajes que acompañan al Luminario son muy importantes y para esta nueva versión se añadió una subtrama para cada uno (tienen lugar en torno a la mitad del juego) para que entendamos mejor su pasado y motivaciones. Estas subtramas son de lo más completas y nos harán explorar y combatir mucho, así que añaden un montón de jugabilidad a la mezcla.

¡Y hay más! Al iniciar una partida, podemos activar el llamado Modo Draconiano, una selección de opciones que alteran la experiencia de juego, normalmente para ofrecer un desafío mayor. Podemos elegir no contar con según que items, aumentar la dificultad de los combates... O asignar a nuestro personaje la condición Ridiculitis, que hace que, aleatoriamente, le dé vergüenza algo durante los combates y se niegue a pelear durante un turno. También podemos activar lo contrario, la Superridiculitis, que hace que los enemigos se avergüencen. Estas opciones se pueden desactivar en cualquier momento, durante la partida. Si ya en el original podíamos tardar cerca de 100 horas en sacar todo el partido solo a lo principal, imaginad ahora...

Hay más aspectos que afectan a las partidas, como nuevas monturas (enemigos especiales que, al ser derrotados, nos permiten montarnos en ellos y aprovechar sus habilidades en la exploración) o la posibilidad de acelerar la velocidad de los combates, para que los personajes se muevan mucho más rápido (además, podemos elegir que cada personaje obedezca nuestras órdenes o pelee por su cuenta, algo que ya estaba en el original). Para rematar, podemos activar mediante un menú el modo Foto, para colocar a los personajes en diversas poses, aunque esta opción está mucho más limitada que en otros juegos (no esperéis aquí un Spider-man o Assassin's Creed Valhalla, ni mucho menos) y no nos permite trastear con filtros, por ejemplo.

En el apartado del sonido, es posible elegir que la música sea sintetizada, como en la versión original, o bien orquestal, lo cual es muchíiisimo más espectacular, al estilo de lo que tuvimos en Dragon Quest VIII. Tanto es así... ¡Que podemos escuchar también las melodías de ese juego durante la partida! Eso sí, no se incluye el temazo de los combates de aquel juego, una pena... En cuanto a las voces, están las originales en inglés, pero también las nuevas voces en japonés, para que escuchemos las que queramos. Ambas están muy bien, aunque a nosotros nos tira más el japonés, porque parece "pegar" más con el conjunto, ¿verdad? Por supuesto, los textos y menús están en un perfecto y divertidísimo castellano, como suele ser habitual en la franquicia.

Como decíamos, todos estos cambios ya están en el Dragon Quest 11 que vimos en Switch. Entonces, ¿qué aporta esta nueva versión para PS4, Xbox One y PC? La respuesta es: absolutamente nada. El juego que llega ahora tiene exactamente el mismo contenido que vimos en Switch... ¡Que no es que fuera poco, precisamente!

La cantidad de extras es incontestable, pero el único punto de polémica se encuentra en que este port se ha hecho, directamente, a partir de la versión de Switch. Esto implica que no se parte desde los gráficos del original, sino de los de Switch para crear estas nuevas versiones en Xbox One y PS4.

¿Significa esto que hemos perdido detalle gráfico respecto al original? Hemos hecho el experimento y jugado de nuevo Dragon Quest XI de PS4 junto a esta Edición Definitiva en Xbox One X... Y la verdad, algo se nota, pero hay que ponerse a hilar muy fino para buscar diferencias.

Tanto los modelos de los personajes como los escenarios o detalles como la cantidad de hierba en los mismos parecen casi idénticos y, en movimiento, las diferencias son casi inapreciables. También hay que tener en cuenta que en Square-Enix se han asegurado de que se alcance la misma resolución que en el original, así que en Xbox One X podemos jugar en 1080p y 60 frames por segundo, por ejemplo.

Es más, como ahora es posible jugar por retrocompatibilidad en las nuevas consolas, hemos probado Dragon Quest XI Edición Definitiva en Xbox Series X y es un verdadero placer: aunque el juego no está optimizado específicamente para las nuevas consolas, Series X lo escala directamente a 4K, manteniendo los 60 frames por segundo. Y claro, los tiempos de carga son notablemente más bajos, algo muy importante en un juego en el que cambiamos mucho de escenarios. ¡No nos da tiempo a leer los consejos durante las cargas! Por tanto, si podéis, probad el juego en la nueva generación, merece la pena.

Aún así, no deja de ser una "pega" que se haya partido del juego de Switch, lo cual nos lleva a la que claramente es la principal queja: este es un juego aislado respecto al Dragon Quest XI original, por lo que, si lo comprasteis en PS4 en su momento, no hay ninguna actualización (ni gratuita, ni de pago) que os "actualice" a la nueva versión, hay que comprar el juego completo. Irónicamente, el juego original sigue costando 60 euros en PS4, mientras que esta versión más nueva y grande cuesta 40... Incoherencias jugonas.

En ese sentido, ¿vale la pena gastarse 40 euros para ver los cambios si ya tuvimos el original? Sinceramente, creemos que, por muchos cambios que sean, 40 euros es mucho desembolso, porque la aventura principal es la misma. Ahora bien, si es la primera vez que lo catáis, es una compra más que obligatoria. ¡Y ojo, esta es la primera vez que un juego de la franquicia llega a Xbox! Vamos, que para los recién llegados, va a dar más gustito que una buena sesión de puf-puf.