Destiny 2 culmina 10 años de historia con una expansión que es un balazo de nostalgia: análisis CON NOTA de La Formal Final

¿Por qué vuelvo siempre a Destiny 2? Me hago esta pregunta cada vez que se lanza una nueva expansión. Y por supuesto me la he hecho estos días mientras jugaba a La Formal Final, la expansión con la que Bungie cierra el primer gran arco argumental de Destiny, apodado "La saga Luz y Oscuridad", y culmina 10 años de historia.

Antes de empezar creo que es importante un poco de contexto: no soy un experto en Destiny. A ojos de un jugador veterano, probablemente soy un "casual". Sin embargo, llevo jugando al MMO de Bungie desde su lanzamiento, en 2014. Siempre de manera muy esporádica, pero no me he perdido ninguna expansión. 

Y aun no siendo un jugador habitual, e incluso aunque cada vez que vuelva me sienta un poco desorientado al encontrarme con toneladas de cambios y novedades, le tengo un aprecio especial a Destiny por motivos personales. 

Pero, ¿por qué vuelvo siempre a Destiny 2? En realidad, la respuesta ha estado siempre delante de mis narices, pero he tardado 10 años en darme cuenta. En este análisis de la Forma Final, te cuento si la expansión merece la pena y cómo al fin descubrí... por qué siempre vuelvo a Destiny 2.

Un revólver cargado de nostalgia

El Testigo, el mayor enemigo de todos los seres vivos del universo, se dispone a ejecutar su "Forma Final" tras abrir un agujero y desaparecer dentro del Viajero. La Vanguardia y sus aliados lanzan un ataque desesperado y consiguen seguir sus pasos, pero lo que encuentran en el interior del ente celestial va más allá de la luz... y la oscuridad.

Si hubiese que utilizar una sola palabra para describir La Forma Final, esa sería nostalgia. Para cerrar la primera gran saga de Destiny, Bungie ha tirado ante todo de emociones y recuerdos. Toda la expansión está repleta de guiños, referencias y multitud de pequeños detalles que reconocerán sin ningún problema quienes llevan aquí desde los días del primer Destiny.

Lo podemos apreciar en el propio eslogan de la expansión, "conviértete en Leyenda", exactamente el mismo que se usó para promocionar el juego en su lanzamiento en 2014. Pero también en el regreso de personajes como Cayde-6, sin duda uno de los más apreciados por los fans. 

Armas, actividades, habilidades... Incluso melodías de la banda sonora que compuso Martin O'Donell. El número de elementos que se han recuperado es demasiado elevado como para listarlos todos. Sólo os diré que si lleváis aquí desde el principio, La Forma Final es un viaje constante a través del túnel de la nostalgia.

Y por si eso fuera poco, en la nueva localización que añade la expansión, apodada Débil Corazón del Viajero, se arremolinan las memorias de tiempos pasados para dar lugar a escenarios que combinan elementos de muchas de las zonas que hemos visitado en Destiny y Destiny 2. 

El resultado son escenarios que sólo se pueden describir como oníricos. Es una sensación muy extraña estar pisando lugares que reconocemos pero, al mismo tiempo, son diferentes a como los recordábamos. Por supuesto, la dirección de arte vuelve a ser de otro planeta y he quemado el botón de capturas de tanto usarlo; cada nuevo escenario o localización me han dejado sin aliento.

La nostalgia es un arma de doble filo, pues cuando se usa "a bocajarro" deja de evocar buenos recuerdos para transmitir pereza y hartazgo. Por suerte, en Bungie han jugado de una forma espléndida esta carta, pues aun cuando hay tantísimos elementos recuperados, todo se siente novedoso o se ha aplicado de una forma que lo sea.

Dicho de otro modo: en ningún momento vais a sentir que se está reciclando contenido, que honestamente era uno de mis mayores temores. Más bien todo lo contrario: La Forma Final es probablemente la expansión más completa y satisfactoria que se ha lanzado hasta la fecha para Destiny 2.

Subiendo de escalón narrativo con La Forma Final

La historia utiliza un gran número de escenas CGI de una calidad excepcional y no se ha escatimado en momentos narrativos. Además, creo que esta es con diferencia la expansión con la trama mejor contada. Me ha resultado muy sencillo seguir el hilo, algo que no puedo decir de las anteriores, y no por ello los personajes tienen menos profundidad.

Al revés: nunca me había interesado tanto por las historias de Ikora, Zavala, Cuervo y el resto de personajes. Todos tienen grandes momentos, ya sean pequeñas conversaciones que cierran viejas heridas o situaciones grandilocuentes que ponen los pelos de punta. Y hay que ver cómo se echaba de menos a Cayde-6 y sus chascarrillos.

Aquí el mayor acierto de La Forma Final es ser prácticamente lineal. Al contrario que en otras expansiones, donde entre misión y misión debíamos explorar o completar otros objetivos, la historia de La Forma Final se desarrolla del tirón, misión a misión. Es más, si intentamos hacer otras actividades, el propio juego nos recomienda que antes completemos la campaña.

De esta manera, han logrado construir un gran hilo narrativo que no se diluye con el resto de contenidos y han conseguido que la historia tenga muy buen ritmo. Para que te hagas una idea, ha habido varias ocasiones en las que he pensado «una misión más y lo dejo», pero la historia estaba tan interesante que no he podido hacerlo.

El único aspecto negativo que le puedo echar en cara a la historia es que el final no sabe a final. Esto se debe a que el verdadero cierre de La Forma Final llegará después de que la incursión El Filo de la Salvación sea completada. Si bien esto casi siempre ha sido así en las expansiones, creo que en otras lo han sabido llevar mejor.

Y hablando de aspectos negativos, esta expansión no se ha librado de los problemas con los servidores. El primer día me fue sencillamente imposible entrar al juego y, desde entonces, todos los días me he encontrado con algún tipo de problema que me ha impedido jugar cuando quería.

Pero lo más frustrante ha sido una misión que he tenido que repetir tres veces. La primera hubo un problema con el servidor justo después de derrotar al jefe. Y, la segunda, tuve un crasheo justo al encontrarme de nuevo con el jefe. Mala suerte, lo sé, pero no deja de ser desesperante.

ACTUALIZACIÓN: el pasado 8 de junio, el equipo Parabellum superaba El Filo de la Salvación, convirtiéndose así en la primera escuadra que completaba la nueva incursión. Acto seguido, Bungie liberó por sorpresa una nueva actividad: Cisma, una misión en la que pueden participar un total de 12 guardianes. Es la primera vez que una actividad permite semejante número de jugadores.

No voy a entrar en muchos detalles porque es un momento muy especial que merece ser experimentado de primera mano. Sólo diré que es una de las mejores cosas que ha hecho Bungie en los 10 años de historia de Destiny: diseño, mecánicas jugables, banda sonora y, sobre todo, historia se combinan para dar lugar a un cierre perfecto para la saga Luz y Oscuridad.

Que se dice pronto, pero no es nada fácil conseguir un final a la altura después de diez años de juego. En todo este tiempo, Destiny 2 ha tenido muchos altibajos, especialmente en lo que a expansiones se refiere, pero con La Forma Final han conseguido terminar por todo lo alto. Y el futuro no puede ser más prometedor.

Observando la jugabilidad bajo un nuevo prisma

Da igual cuánto tiempo pase o cuántos juegos de disparos en primera persona se lancen: no existe nada como Destiny 2 en lo que a gunplay se refiere. La sensación al apretar el gatillo de cualquier arma y ver cómo la cabeza del enemigo explota en una nube de sangre, lumen y (con un poco de suerte), engramas, es sencillamente catártica. Ningún juego se le acerca.

Y por supuesto La Forma Final incluye un buen puñado de novedades en lo que a armas se refiere. Entre mis favoritas están La Llamada, una pistola de gran potencia que genera bestias de hebras (perfecta para ocuparse de grupos de enemigos) o Ergo Sum, una espada exótica que se puede equipar en el espacio para armas especiales.

Como suele ser habitual con las expansiones, La Forma Final también añade una nueva subclase para los Guardianes, aunque esta es sin duda la más especial hasta la fecha. Se trata de la subclase prismática y nos permite combinar las habilidades del resto de subclases para crear al guardián de nuestros sueños.

Y de nuevo no es un simple reciclaje: también hay súpers, aspectos y fragmentos nuevos. La cosa no acaba ahí, pues esta subclase viene acompañada por una nueva mecánica de nombre trascendencia. 

Al usar habilidades de luz y oscuridad, vamos cargando dos nuevos medidores; una vez completos, podemos pulsar L3 y R3 para trascender, lo que aumenta el daño de las armas, regeneración, etc. durante unos segundos y nos da acceso a un nuevo tipo de granda muy poderosa.

Es una mecánica clave durante la campaña, pues en las misiones nos topamos con enemigos cubiertos por un escudo que sólo se puede destruir al realizar ataques en modo trascendido, por lo que es interesante equipar habilidades de ambos espectros al usar la subclase prismática. 

Y ya que hablamos de nuevas mecánicas, una de las cosas que más me han gustado de La Forma Final es la gran cantidad de nuevos puzles que añade. Prácticamente cada misión de la campaña incluye algún tipo de rompecabezas que debemos resolver para progresar o causar daño al enemigo. Y hay algunos realmente molones.

Este aspecto es uno de los que más valoro de Destiny, pues es lo que lo diferencia del resto de juegos de disparos y lo que evita que caiga en el tedio.

Por último, pero no por ello menos importante, también hay que mencionar que La Forma Final incluye una cantidad enorme de contenido. Una vez concluida la campaña podemos explorar con libertad el Débil Corazón, donde nos espera nuevo equipo, espectros perdidos, nuevas habilidades prismáticas y unos cuantos misterios.

Además, se desbloquean nuevas misiones principales que profundizan en los personajes, amplían la historia y lo dejan todo preparado de cara al gran final que llegará tras la incursión El Filo de la Salvación. La Forma Final es una de las expansiones más generosas en contenido que se han lanzado para Destiny 2, y deja en evidencia a Eclipse en ese aspecto.

Conviértete en Leyenda

¿Por qué vuelvo siempre a Destiny 2? Si al final sólo vuelvo para jugar la campaña de la expansión y, con suerte, alguna otra misión. Además, cada vez que entro después de mucho tiempo, me encuentro un juego irreconocible y no sé qué tengo qué hacer, dónde tengo que ir o qué significan todos esos iconos. 

O al menos así ha sido hasta La Forma Final, porque en esta expansión me he encontrado con la versión más "amigable" de Destiny 2. Todo se entiende con mayor facilidad, los objetivos son más claros y el hecho de que la campaña se desarrolle de manera lineal es todo un acierto. Me atrevería a decir que es un gran momento para entrar a Destiny 2 si no lo habéis hecho nunca.

Y a esto hay que sumarle que, como expansión, La Forma Final es excelente en todos los apartados: novedades, contenido e historia. Hay tantas cosas por hacer y son todas tan interesantes (muchas de ellas después de completar la campaña), que lejos de dejarlo y esperar a lo que venga después, quiero seguir jugando a Destiny 2.

Y evidentemente eso habla maravillas de La Forma Final. Pero, ¿por qué vuelvo siempre a Destiny 2? Ahora por fin lo sé: porque por mucho tiempo que pase, e incluso aunque cuando vuelva no me entere de la misa la mitad, la satisfacción que da volarle la cabeza a una alienígena mientras contemplo un escenario que quita el hipo no me la da ningún otro juego.

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