Análisis de The Lion's Song, aventura gráfica para Switch

Ya no cabe ninguna duda. Nintendo Switch se ha convertido en la plataforma predilecta de los videojuegos independientes. Este tipo de videojuegos encuentran en la consola híbrida de la Gran N una oportunidad única que para acumular más ventas o darse a conocer, pues, en la mayoría de los casos, no han alcanzado un gran éxito en las plataformas para las que fueron inicialmente lanzados. Sin embargo, ese no es el caso de The Lion's Song, una aventura gráfica desarrollada por Mi'pu'mi, un estudio formado por antiguos desarrolladores de Rockstar Games, y que estuvo disponible primero para dispositivos móviles y Steam, cosechando muy buenas críticas y hasta varios premios.

Conociendo Viena de la mano de las artes y las ciencias

En la versión de The Lion's Song para Switch estamos ante el mismo juego, una aventura gráfica point & click ambientada en el siglo veinte en Viena. En ella, tenemos que interaccionar con los diferentes escenarios, personajes y objetos que se encuentran allí para avanzar en la historia, dividida en cuatro capítulos. El primero de ellos está protagonizado por Wilma, una mujer violinista que se retira un tiempo para componer una nueva pieza. El segundo, nos lleva a conocer a Franz, un aspirante a pintor que busca a toda costa ser reconocido. En cambio, el tercero nos presenta a una matemática llamada Emma, que estudia una solución a un problema algebraico. Y, el último de ellos, protagonizado por varios personajes que, de una manera u otra, han formado parte de la vida de nuestros protagonistas.

La jugabilidad del juego es bien sencilla. Tan solo tenemos que controlar el joystick izquierdo y utilizar el botón A para elegir: la opción de diálogo que queramos, el personaje con el que necesitamos hablar o el objeto que debamos escoger para avanzar. No obstante, a pesar de su sencillez aparente, The Lion's Song se vuelve más complejo con cada capítulo. Por ejemplo, mientras que en el primero no podemos desplazarnos por el escenario, en los siguientes sí. De igual manera, podemos interactuar cada vez más y de diferentes maneras, dependiendo de las necesidades de cada personaje. No obstante, tiene que quedar claro que mayor complejidad no significa que sea más difícil, ni mucho menos, sino que podemos utilizar más mecánicas.

De hecho, es una de las principales pegas que hemos encontrado a The Lion's Song. Aunque el mayor peso del juego recaiga sobre la narrativa, no hay ningún tipo de dificultad para avanzar. No existen ni puzles ni acertijos que nos hagan pensar más de la cuenta como en otros juegos del género. Es cierto que no se echa en falta gracias a las excelentes historias que cuenta, pero sí que deberían haber pensado en los jugadores más experimentados. 

Otro de los puntos débiles reside en el apartado gráfico. Si bien es cierto que es fantástico el estilo pixel art con colores sepia que presenta, la tipografía de los textos desmerece el estilo no en pocas ocasiones al utilizar colores como el azul o el violeta. Un pequeño detalle que, por suerte, se ve compensado por la originalidad del movimiento que se imprime a las palabras a veces para potenciar el tono del mensaje. Cabe destacar aquí que The Lion's Song no tiene voces, por lo que el estudio se las ha ingeniado muy bien para transmitir con efectividad.

Podemos volver sin problema a los puntos fuertes al hablar del apartado sonoro. Si acabamos de decir que Mi'pu'mi ha sabido suplir muy bien la falta de voces es gracias también a la música. Cuando no es necesaria, se mantiene de fondo con simples melodías o sonidos ambientales. Mientras que cuando debe reforzar la acción, se convierte en la principal protagonista.

Tampoco nos podemos olvidar de su principal pilar: la narrativa. The Lion's Song está perfectamente guionizado y entrelazado de principio a fin. Cada historia nos permite conocer a cada uno de nuestros protagonistas, pero no es hasta el capítulo final cuando terminamos de entender todo. Además, invita a la rejugabilidad, no solo para conocer el resultado de haber seleccionado otras opciones, sino por conseguir una serie de logros. Todo ello, queda reflejado siempre al final de cada capítulo, donde podemos ver el porcentaje de gente que ha elegido lo mismo que nosotros, algo típico del género. Cabe destacar aquí que el juego requiere de alrededor de cuatro horas para terminarlo.

La importancia de los pequeños detalles

Pero la verdadera grandeza del juego se encuentra en la manera que nos hace entender los problemas de cada personaje. Desde la frustración de la violinista por no poder componer con tantos ruidos, y que nos lleva a ayudarla hasta conseguirlo, pasando por el pintor, que sufre pequeñas lagunas en las que se busca asimismo, y la matemática, infravalorada por ser mujer a pesar de que se le dan muy bien las matemáticas. También destaca por sus cameos, pues encontramos a personas tan ilustres como el pintor Gustav Klimt o el psicoanalista Sigmund Freud, y pequeños detalles como que los créditos finales estén representados por diferentes escenas y no simples listas convencionales con las personas que han formado parte del desarrollo. Es una pena que la versión de The Lion's Song para Switch no aproveche las bondades de la consola de ninguna manera diferente a la versión para móviles por ejemplo.