Análisis Remnant: From the Ashes para PC, PS4 y Xbox One - Cuando en la oscuridad acecha, es peligroso ir solo
Ya sabéis lo que dicen de las comparaciones, que son odiosas, pero por suerte o por desgracia en muchas ocasiones nos ayudan a entender un poco mejor a lo que nos referimos. Es el caso del juego que nos atañe ahora mismo, Remnant: From the Ashes, una nueva apuesta del equipo que estuvo a cargo de Darksiders 3.
Remnant: From the Ashes es el nuevo juego de parte de Gunfire Games, donde parece que le dan una vuelta de tuerca a la saga Darksiders, ya que tomaremos el control de una humanidad devastada y al borde de la extinción. Nuestra misión está bastante clara, subsistir ante estos ataques ya que somos los últimos remanentes que quedan y que tienen aún una poca esperanza en este mundo desolado.
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Tras su paso por PC el pasado mes de agosto, Remnant: From the Ashes aterriza en formato físico para las consolas de actual generación, PlayStation 4 y Xbox One, con el deseo que los jugadores que tan solo disponen de una, o de las dos, consolas o bien aún no conocieran el juego, puedan adentrarse en el mundo devastado que se les propone.
Antes de comenzar a jugar, y a pesar de que el menú de inicio empieza de manera muy abrupta, éste nos recibe con una banda sonora espléndida (una constante en el juego) y un tutorial para crear un personaje masculino o femenino y diversas características para este, aunque quizá resultan algo escasas. Antes de iniciar la partida, podemos escoger si jugamos desconectado, en solitario o cooperativo, ya que gran parte de la esencia de Remnant: From the Ashes radica en jugar en grupo de tres personas.
Al dar los primeros pasos en el universo del juego, varios títulos os vendrán a la cabeza; la dificultad, una barra de resistencia que se agota fácilmente, muchos enemigos que aparecen sin que te des cuenta. En definitiva, aquí es donde os decimos que el juego bebe muchísimo de la saga Souls y tiene muchos parecidos con esta.
Sin embargo, entre este juego y cualquier otro que usemos de ejemplo, radican no pocas diferencias y similitudes. Por ejemplo, al iniciar una acción la barra de resistencia física no se recuperará hasta que esta termine, aunque esta tan solo se agotará cuando esquivemos, curiosamente el atacar continuamente no hará que esta baje, pero sí que impedirá que se recargue.
Desde el primer minuto, Gunfire quiere arrastrarnos al mundo del juego, con un ambiente desolado, en mitad del mar y en una barca hacia lo desconocido. El destino parece ser llegar a una misteriosa torre, pero no va a ser fácil ya que antes tenemos que pasar por lo desconocido: un pequeño tutorial con demonios para terminar en una cinemática donde presentan la Base 13. A partir de este punto, es cuando empezaremos de verdad el juego.
Se nos manda la misión de restablecer la energía de la Base 13, pero antes deberemos elegir lo que llaman "arquetipo", es decir, el que será nuestro personaje. Para entendernos bien, se trata de elegir una clase. Tenemos tres opciones disponibles y cada una con unos tipos de armas y habilidades para el combate diferentes.
- Cazador: Para los que se especializan en el combate a larga distancia, pero que además cuenta con la habilidad de poder marcar enemigos y que los aliados los vean a través de las paredes.
- Exsegidor de secta: Arquetipo que está especializada en apoyo y en el combate a media distancia.
- Chatarrero: Clase tozuda que está especializado en combate a corta distancia y en daño cuerpo a cuerpo.
Cada arquetipo tiene un modificador para sus armas, una suerte de habilidad especial que puede utilizar para que ayudarse durante la partida. Por ejemplo, el Chatarrero, su modificador es 'calentón' y este sirve para prender fuego a su munición y con ello puede llegar a quemar a los enemigos. En la Base 13 dispondremos de ciertas mejoras para las armas, pero también para el personaje y los modificadores, que podremos adquirir si reunimos los recursos necesarios para ello.
Estos arquetipos tendrán puntos de rasgo, distintos según el que hayamos elegido. Dicho mal y pronto, estos puntos de rasgo no dejan de ser, esencialmente, características y valores de nuestro personaje, como por ejemplo que al derrotar enemigos podemos aumentar salud, y otras características.
Una vez completada esta pequeña introducción podremos pasar al verdadero mundo de Remnant, el cual funciona haciendo misiones en mazmorras que se pueden empezar y reiniciar a nuestro gusto. La parte interesante es que cada vez que lo hagamos esta será diferente, generando mundos totalmente aleatorios y ofreciendo una experiencia de juego variada, que nunca se repite de la misma manera.
Esto no impedirá continuar la historia principal del juego y llegar a la torre, que es el objetivo principal en el juego. Sin embargo, el cooperativo es una cosa muy tentadora, y eliminar criaturas del averno también, por lo que se nos da la opción de ir directamente a enfrentarnos a un jefe; ¡hemos venido a jugar!
Para mejorar nuestro equipamiento siempre lo podremos hacer en la Base 13, pero para ello necesitaremos explorar antes estas mazmorras e ir consiguiendo materiales suficientes para ello. Además, si en algún momento todo nos supera, hay puntos de control que se pueden usar para regresar a la Base 13.
Estos puntos de control vuelven a ser parecidos a una saga de juegos que ya he nombrado al principio, Dark Souls, e incluso al acercarnos vemos como tienen forma de hogueras. Al usarlos, salud y munición se restablecerán, al igual que desaparecerá cualquier estado alterado, pero todos los enemigos de la zona volverán a la vida.
Esto es un punto negativo al jugar en solitario. En modo cooperativo es una idea que funciona a las mil maravillas, ya que entre los tres jugadores del equipo nos podemos ayudar, pero jugando en solitario es distinto: se hace cada vez más pesado y no llega a funcionar como mecánica. Además, que enemigos cada vez más fuertes aparezcan sin previo aviso hacen que, si no tienes más moral que el Alcoyano, acabes por plantearte dejar el juego.
Aunque jugar con mando es un punto a favor, ya que tienes todas las funciones al alcance de tu mano, no deja de ser algo tosco... aunque merece la pena destacar un par de puntos. Primero, por ejemplo, su control: cuando te rodean tienes que decidir si atacar, esquivar o curarte, y en eso el mando es genial; aunque en solitario esto juega en tu favor, llegados a cierto punto la dificultad se dispara y resulta complicado avanzar.
El otro punto a favor del mando es su versatilidad, jugar con todas las opciones en ambas manos -esquivar, disparar, usar objetos- le da dinamismo. En la cruceta, tenemos disponibles objetos consumibles de curación, refuerzo y, en general, para ayudarnos; para recargar necesitas apuntar, pero al apuntar puedes esquivar también. Al final, ¿qué vas a hacer? Esto da emoción en los tiroteos en el interior de la mazmorra.
En general, los combates -ya sean contra enemigos corrientes o jefes- tienen pinceladas de genialidad e incluso recuerdan a Gears of War, pero el hecho de que puedas descansar en puntos de control y que los enemigos revivan, se hace demasiado cuesta arriba al principio. ¿Por qué? Pues porque si necesito volver yo solo a por otro objetivo, es probable que luego no pueda regresar. El equilibrio del riesgo y recompensa de los puntos de control no está del todo bien equilibrado jugando en solitario.
Antes, si recordáis bien, he comentado los modificadores para quemar o dañar a los enemigos, pero no he dicho que los enemigos también pueden utilizarlos contra nosotrods. Sin ir más lejos, en mis primeras partidas un jefe de zona me provocó un sangrado; esto me ralentizaba y perdía salud con el tiempo durante varios minutos. Una vez más, cuidado con jugar en solitario, porque estos estados alterados son otro ejemplo más del diseño del juego, orientado sobre todo al juego en cooperativo.
Aunque, en definitiva, el juego dispone de tres modos diferentes de dificultad, empezando por normal y terminando por pesadilla, los que prefieran jugar en solitario van a saborear realmente el modo de dificultad más elevado. Enemigos que aparecen de repente, te provocan estados como el de sangrado, ¿para qué jugar en solitario si no voy a poder llegar muy lejos? Estos picos de dificultad ralentizan el avance del juego si quieres saborearlo en solitario.
En esencia, el mundo de Remnant: From the Ashes que propone Gunfire Games presenta una temática action RPG postapocalíptica que hunde sus raíces en ideas vistas en otros juegos, o incluso a diversas sagas que ya han dejado huella en la industria, y Gunfire bebe sin disimulo de ellos; no obstante, eso tampoco es impedimento para que el universo creado aquí deje de resultar interesante.
Vosotros decidiréis al final, si preferís jugar en solitario o en modo cooperativo, sabiendo que el juego resulta más amigable y accesible jugando con amigos. Aún así, está claro que en el mundo de Remnant: from the Ashes no hay vencedores ni vencidos, solamente almas corruptas que vagan sin descanso. ¿Serás tú una de ellas?
VALORACIÓN:
Remnant: From the Ashes es un juego entretenido y que con sus mazmorras nos propone una jugabilidad interesante con unos enemigos atractivos. No obstante, resulta un juego abiertamente orientado al cooperativo y jugarlo en solitario puede ser cansado e, incluso, frustrante en muchas ocasiones.LO MEJOR:
Ambientación y jugabilidad. Doblaje al castellano. Enemigos. La BSO. La posibilidad de generar mazmorras aleatorias para progresar en la historia...LO PEOR:
...aunque ésta no tiene mucho encanto pese a vasto mundo. En solitario se hace demasiado cuesta arriba y puede hacerse imposible en algunos puntos.Plataformas:
PC,
PS4,
Xbox One
Versión comentada: PS4
78
BuenoDescubre más sobre José David Muñoz, autor/a de este artículo.
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