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Análisis de Resident Evil: Oscuridad Infinita, una serie que no consigue infectar del todo

Resident Evil Oscuridad Infinita

La nueva serie de animación de Resident Evil sigue los pasos de las películas previas y coloca a Leon y Claire en el mundo que vendría tras Resident Evil 4.

Aunque las repercursiones cinematográficas del universo Resident Evil siempre han calado más en torno a las películas de Milla Jovovich, lo cierto es que la franquicia ya lleva unas cuantas (tres, en concreto) películas de animación a sus espaldas, las cuales suelen caracterizarse por ahondar en el lore de la historia entre los juegos principales y por presentar una animación muy vistosa.

Ese vuelve a ser el caso de Resident Evil: Oscuridad infinita, la primera miniserie de Resident para Netflix. En realidad, podría haber sido también una película, porque consta solo de 4 episodios, de menos de media hora de duración cada uno.

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La historia de Resident Evil: Oscuridad infinita tiene lugar entre los acontecimientos de Resident Evil 4 y Resident Evil 5. Leon S. Kennedy es un héroe por haber rescatado a la hija del Presidente y, ahora, viaja a la Casa Blanca para ayudar en una extraña conspiración de hackeos y armas biológicas en la que la misma China podría estar implicada. Pero claro, pronto descubrirá que hay inquinas mucho más perversas detrás, mientras su vieja compañera de fatigas, Claire Redfield, investiga para Terrasave la carnicería que tuvo lugar en la ficticia nación de Penamstan.

Cada episodio suele terminar con un pequeño cliffhanger y, desde luego, no podemos quejarnos de falta de movimiento en los capítulos. En menos de dos horas de metraje, los héroes viajan a entornos tan diferentes como la propia Casa Blanca o un submarino y, por el camino, conocemos a nuevos personajes cuya relevancia se circunscribe solo a la serie, pero que son interesantes, como los agentes Shen May o Jason... Además del propio Presidente, el papá de esa Ashley Graham que tanto nos mareó en Resident Evil 4.

El héroe principal es Leon, quien protagoniza los momentos más intensos y heroicos, en detrimento de una Claire que, una vez más (le sucedía lo mismo en Resident Evil: Degeneración), se queda en poco más que una comparsa y la "investigadora en apuros".

Es una pena, porque el diseño de ambos es muy atractivo y se presta a verlos en acción como en los viejos tiempos de Resident Evil 2, pero en esta ocasión es Leon quien se marca casi la totalidad de las grandes escenas de acción. Algunas de ellas, desde luego, son muy vistosas. Es cierto que la animación 3D a veces sigue pareciendo "poco humana" con ciertos personajes secundarios, pero tanto los modelados como la animación han mejorado respecto a las películas originales.

Resident Evil: Oscuridad infinita

En cualquier caso, Resident Evil: Oscuridad infinita es una serie pensada casi exclusivamente para los que seáis seguidores de los juegos y queráis ahondar más en su mitología. El resto de los espectadores no disfrutarán de unas referencias a acontecimientos pasados cuyo conocimiento aquí se da por hecho, si bien la trama principal de esta serie es bastante autoconclusiva.

Su narración utiliza los flashbacks para ir explicando hechos que vemos al principio y que podrían no quedar claro, lo que ayuda a entender el drama personal de algunos personajes nuevos y que, sin duda, son una de las facetas más interesantes de esta serie de Netflix.

Las reflexiones sobre la naturaleza humana (y nuestro egoísmo) dan cierto juego, aunque la serie cae en un cliché muy propio de las ficciones japonesas: los personajes que viven "pegados" a un mantra que repiten una y otra vez, como si no fueran capaces de procesar más allá de ahí. Eso lastra una narración que a veces es bastante bobalicona en sus diálogos, incluyendo algunas "frases lapidarias" de Leon que, se entiende, buscan hacer gracia, pero quedan un poco forzadas en un personaje que sonríe menos que un gato de escayola.

Resident Evil: Oscuridad infinita

Aún así, es cierto que la progresión de Resident Evil: Infinite Darkness tiene un inconfundible regusto a la de los propios videojuegos, con evidentes referencias al uso de armas icónicas, a la gestación de ciertas corporaciones malévolas o a cómo los villanos van degenerando físicamente para externalizar sus demonios interiores. 

No cabe duda de que se aplica muy bien la esencia propia de los Resident Evil, en particular de los más clásicos. En ese sentido, los capítulos no se llevarán ningún premio por sus elaboradas tramas, pero son rápidos, directos y entretenidos, lo cual será más que suficiente para el que quiera algo de evasión pasajera. Evasión con buenas dosis de gore, como era de esperar. Pero no os preocupéis, que vuelve la voz de Lorenzo Beteta como Leon y, aunque haya violencia y acción por doquier, su pelazo seguirá perfecto, como  nosotros nos gusta.

VALORACIÓN:

Aunque la construcción del misterio es interesante y a nivel visual agrada tanto como sus predecesoras, la resolución de la historia y algunos diálogos pecan de simplones.

LO MEJOR:

El diseño de personajes y los misterios iniciales en torno a las nuevas amenazas biológicas. Algunas "flipadas" cuando Leon pasa a la acción.

LO PEOR:

Tanto varios diálogos como las motivaciones de varios personajes son demasiado tontorronas.
Hobby

70

Bueno

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Etiquetas: Netflix