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Crítica de Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald

Animales Fantásticos: Los crimenes de Grindelwald
Crítica de la secuela de la saga spin-off de Harry Potter: Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald, dirigida por David Yates y protagonizada por Eddie Redmayne, Johnny Depp, Katherine Waterston, Zoe Kravitz, Jude Law, Dan Fogler, Alison Sudol y Ezra Miller. En cines a partir del 16 de noviembre.

Hubo un momento en el que parecía que nos habíamos despedido del mundo mágico de Harry Potter en el cine para siempre. Pero llegó 2016 y se estrenó Animales Fantásticos y Dónde encontrarlos, la primera película de la saga spin-off de la historia del niño con una cicatriz con forma de rayo en la frente, de cuyos guiones se encarga la propia J.K. Rowling. Decimos primera película de la saga porque la propia escritora ya anunció en su momento que iba a ser una franquicia de cinco películas, cuya segunda parte llega el próximo 16 de noviembre a los cines, Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald.

Siguiendo como punto de partida los últimos hechos sucedidos en Animales Fantásticos, Los crímenes de Grindelwald nos lleva a Nueva York, donde el poderoso mago va a ser trasladado de Estados Unidos a una cárcel europea para ser juzgado en el territorio donde más delitos ha cometido. Durante el traslado, y en una espectacular batalla mágica por los aires en un carromato tirado por Thestrals (unas de las primeras criaturas que vemos en la cinta), el personaje interpretado por Johnny Depp consigue escaparse y llegar hasta París en busca de una poderosa arma que utilizará en su batalla por conseguir que el mundo mágico lidere por encima del mundo no mágico.

Así es como volvemos a Newt Scamander (Eddie Redmayne) y sus problemas para viajar al extranjero después de haber quebrantado numerosas leyes mágicas en su anterior visita a Estados Unidos. No obstante, esta prohibición del Ministerio de Magia no parece importar demasiado a sexy Albus Dumbledore (Jude Law), que le encarga la misión de viajar a la capital francesa para intentar frustrar los planes de Grindelwald, ya que el profesor no puede enfrentarse a él directamente. 

Y aquí es donde comienza esta aventura mágica de más de dos horas de duración en la que los Animales Fantásticos pasan a un segundo plano, pero nunca llegan a desaparecer e incluso se convierten en elementos claves para que la saga siga avanzando. 

Trama más oscura y repleta de referencias a los libros de Harry Potter

La primera advertencia que se debería hacer antes de animar a alguien a ir al cine para ver Los crímenes de Grindelwald es que está película está hecha por y para los fans de Harry Potter, pero no de las películas, sino de los libros, pues la trama está repleta de referencias a historias ya contadas en las novelas y pasadas por encima (o ignoradas) en las películas. Por ejemplo, el propio Dumbledore y los claroscuros que tiene la vida familiar del profesor. Por no mencionar la aparición de numerosos artefactos muy importantes en la vida de Harry, como pueden ser la Piedra Filosofal o el Espejo de Oesed. Pero Rowling no ha mostrado sus cartas en su intento por llegar hasta el rincón más nostálgico del fan de su mundo mágico, tal como demuestra la aparición de cierto personaje deenfocado en el fondo.

La segunda advertencia es que Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald no es una película familiar, por lo menos no como su predecesora. En esta nueva entrega de la saga ya no hay tantas risas y los colores no son tan brillantes, el ambiente está tenso y hay oscuridad. Ni siquiera Newt con su abrigo azul y su pelo pelirrojo consigue alumbrar un poco el eje principal en el que se mueve la película: el nacimiento de una legión de magos sangre limpia que se creen superiores al resto de la humanidad. Un tema que, como muchos habréis notado, está de plena actualidad, lo que aprovecha la propia J.K. Rowling para crear al personaje de Gridelwald, cuyo discurso delante de sus adeptos podría haber salido de la boca de un Trump o un Bolsonaro cualquiera.

No obstante, no todo es perfecto, ni mucho menos, pues el lío genético/genealógico que da pies a la historia a lo largo de toda la película, mientras se nos presenta en segundo plano el ascenso de Grindelwald, es más que olvidable. De hecho, a pesar de ir enredándose en una maraña complicadísima, acaba resolviéndose de una forma bastante simple (y tonta), dejándonos un montón de personajes secundarios sin ningún tipo de interés que tampoco sirven para la verdadera trama principal. Esto provoca varios momentos en los que los personajes secundarios aparecen detrás de columnas (¿?), o desaparecen y reaparecen en el plano según les vaya necesitando la trama, como si hubiesen permanecido en un fuera de plano utilizado por el director como forma de despreciarlos.

Johnny Depp ya no es Jack Sparrow

Es triste, pero Johnny Depp, uno de los grandes actores de su generación, llevaba años atrapado en uno de sus personajes más icónicos: el capitán Jack Sparrow de Piratas del Caribe. Da igual que hiciese de Lobo en Into the Woods o de vampiro en Sombras tenebrosas, siempre parecía que los gestos o la forma de hablar del pirata le acompañaban.

Nuevas imágenes de Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald

Pero Grindelwald no es Jack Sparrow. A diferencia del pirata egoísta, el poderoso mago es un megalómano repleto de crueldad y así es como Depp lo ha interpretado, dejando uno de sus mejores trabajos en los últimos años. No hace espasmos, no es excéntrico, apenas mueve la boca o gesticula, pero Grindelwald lo dice todo con la mirada o esa media sonrisa que se le escapa de vez en cuando.

Quizá lo único que se le puede achacar a este personaje, que no tiene nada que ver con el actor que lo interpreta, es la oportunidad perdida de haber mostrado en un blockbuster internacional una relación abiertamente LGTB, que durante la película se insinúa en varias ocasiones, dejando más confundido al espectador que no conozca el romance entre los dos magos, que si se hubiese hablado de ello con naturalidad, sobre todo porque un funcionario del Ministerio describe la relación de ambos como "de hermanos".

Mucha magia y espectaculares criaturas

Desde luego, tenemos un firme candidato en la categoría de efectos audiovisuales de los Oscar es Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald, pues esta vez se han superado. No solo hacen que los personajes utilicen la magia constantemente con espectaculares efectos, sino que las criaturas son mucho más complejas y mucho más impresionantes. Cada detalle de su movimiento o de su pelaje parece hacernos creer que realmente existen de verdad pues su fluidez de movimientos y lo cuidados que están los detalles es asombroso. De hecho, lo único que nos recuerda que realmente no estamos en un mundo mágico es lo poco que se cree Eddie Redmayne estar sosteniendo en brazos un escarbato. 

En definitiva, Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald va a gustar mucho a los fans de Harry Potter que han crecido con las novelas y que buscan historias llenas de magia pero, también, con temas complejos y oscuros. 

VALORACIÓN:

Es una película por y para los fans de la saga Harry Potter, sobre todo los literarios. Está llena de referencias a momentos y anécdotas que se han podido ver anteriormente en el mundo de J.K. Rowling, lo que puede confundir a aquellos que vayan a verla como simple disfrute familiar. Los personajes y las tramas se han vuelto mucho más oscuros.

LO MEJOR:

Los impresionantes efectos audiovisuales que te hacen creer que de verdad existe la magia y las criaturas fantásticas. Johnny Depp y su Grindelwald.

LO PEOR:

Hay demasiados personajes secundarios sin un propósito definido que confunden al espectador. Se nota que es una película de transición a una tercera.
Hobby

77

Bueno

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