Crítica de Arcane: la serie animada de League of Legends asalta Netflix con calidad de sobra para triunfar

Una década llevan los fans pidiendo que Riot Games lanzase un producto audiovisual de peso relacionado con el universo de League of Legends. 

Una década en la que las cinemáticas, las presentaciones de nuevos campeones y los videoclips ha servido para calmar, en vano, la sed por ver las infinitas posibilidades que este videojuego tiene que ofrecer.

Al fin, tras mucho tiempo aguardando, los fans y no tan fans de uno de los juegos más populares del mundo van a poder disfrutar de una serie centrada en los personajes con los que tantas partidas han jugado. Arcane ya ha llegado a Netflix y con ella una historia llena de calidad y buen hacer.

Puesto que el estreno se traduce en tres episodios cada semana, aquí vaís a encontrar una crítica de ese primer arco narrativo (tres capítulos) que abarca las cruentas infancias de un grupo de chavales que acabarán por convertirse en leyendas.

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Una apuesta segura y convincente en lo visual

Para esta "primera" toma de contacto con el mundo audiovisual, Riot Games ha recurrido a Fortiche, un estudio de animación que a los y las loleras les sonará por su vinculación con la desarrolladora estadounidense.

Este "viejo conocido" ha trabajado en los videoclips de POP/STARS del grupo virtual de LoL, KDA, Rise o la legendaria Warriors de Imagine Dragons (qué regresan con un tema principal muy pegadizo, Enemy), pero también con otras empresas como Marvel o Ubisoft.

Esto se nota inmediatamente en el claro diseño artístico del que hace gala tirando de una animación sólida, vistosa, llena de color y que logra resaltar y llenar de atractivo unas localizaciones y personajes que ya de por si tienen gancho.

Con ciertos toques que podrían recordar a la acuarela y a trabajos vistos, por ejemplo, en los cortos de Cuentos de Runeterra, Arcane se sitúa en el sobresaliente dentro del apartado visual. 

Riot tira de confort pick con la animación, donde League of Legends se mueve como Pyke en el agua, y celebramos que no se hagan experimentos live-action.

Recuersos cinematográficos no faltan y la serie siempre trata de impresionar mediante planos muy estéticos, desenfoques bien medidos y ese uso del color saturado que acompaña muy bien al guión.

Arcane juega "a dobles"

Arcane está ambientada en Runeterra, el fantasioso mundo creado por Riot Games para dar una coherencia y contexto a los personajes de League of Legends. De entre todas las regiones que lo componen, la serie aborda una trama en específico.

Esta se centra en una serie de acontecimientos trascendentales que suceden dentro de las ciudades estado de Piltover y Zaun. Ambas urbes mantienen una relación casi simbiótica que toma como fuente de inspiración la estética steampunk y la denuncia social.

Piltover es una ciudad comercial próspera, con pavimentadas calles de marmol, edificios dorados y un sistema de gobierno basado en la tecnocracia, con casa nobles y una obsesión clara por seguir desarrollandose como el eje central del continente en materia económica.

Debajo de ella se encuentra Zaun, hogar de los desfovorecidos, luchadores, criminales y todo tipo de personas que buscan ganarse la vida de cualquier forma, pero siempre influenciados por Piltover y su cultura tecnológica.

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En este atractivo escenario nos damos de bruces con una trama que no para de abordar paralelismos y donde Vi y Jinx acaban siendo las protagonistas (especialmente la segunda) de un conflicto mucho más grande de lo que se piensa inicialmente.

Dos hermanas, muy diferentes entre si y dos de las caras más representativas de LoL han sido las elegidas y ninguna de ellas defrauda hasta el momento. Tras un robo fallido, ambas deben buscarse la vida para evitar a los agentes de la ley de Piltover y el inicio de una revolución en Zaun.

Sin embargo, Arcane no cae en la precipitación. Seguramente muchos esperabais que Jinx empezase a explotar todo o que Vi se liase a puñetazos a las primeras de cambio, pero eso no sucede en este primer acto, al menos, no al nivel que lo hacen en el juego.

Los tres primeros episodios de Arcane sientan las bases de lo que vendrá después y nos narran la infancia de Jinx y Vi, dos huérfanas de Zaun que ven como la autoridad aplastante de Piltover sigue asfixiando todo aquello y a aquellos que han conocido.

Vi, como adolescente y Jinx, como una chiquitaja que no alcanza más de un metro, funcionan mucho mejor de lo que cabría esperar (en parte gracias a un fantástico doblaje) y pese a que todo el mundo está deseando verlas en acción tal y como lo hacen en la Grieta del Invocador, estos tres capítulos funcionan a las mil maravillas.

Ni mucho menos son relleno y las tramas que se presentan son realmente emocionantes, teniendo en cuenta que vemos todo a los ojos de unos niños. Y no estamos ante una serie infantil, Arcane no tiene problemas en mostrar violencia y temas adultos cuando es necesario.

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No obstante, las hermanas de pelo rosa y azul y su conflicto también ceden protagonismo a otras caras muy famosas. Unos cuantos campeones del juego hacen acto de aparición.

La segunda gran trama de Arcane, que conecta directamente con el problema latente que viven Piltover y Zaun, se canaliza en torno a Jayce y Viktor, sonados personajes que también guardan una relación en donde la dualidad sigue siendo la protagonista.

La trama de Piltover con estos dos jóvenes y soñadores inventores tiene trazos muy maduros que recuerdan, levemente, a las intrincadas tramas de Juego de Tronos, con falsas intenciones y conversaciones muy interesantes.

Este segundo arco narrativo que se desarrolla a la par tiene que ver con la creación de la artesanía hextech, una forma de canalizar la magia en torno a artilugios mecánicos que beneficien el día a día de las personas.

Sin duda, uno de los grandes puntos a destacar es el buen tino que han tenido Riot Games y Fortiche al introducir caras nuevas dentro de la serie. Vi, Jinx, Jayce, Viktor, Ekko, Caitlyn, Heimerdinger... todos son campeones de League of Legends y todos están en la serie, pero hay mucho más.

Hubiese sido muy sencillo tirar del carisma de todos ellos y hacer que la historia virase por esos lares, pero Arcane introduce personajes desconocidos francamente relevantes y une a famosos e incorporaciones sin que unos pisen a otros y sin que se abuse de los más reconocibles.

El equilibrio conseguido es otro de los grandes puntos a favor de este primer arco de la serie. Vander, que actúa como figura paternal, capta la atención de los espectadores, Silco, como principal antagonista, da muy bien el pego y pequeños papeles secundarios enriquecen el mundo de Arcane.

No obstante, no debéis esperar una trama arriesgada que apueste por fórmulas nunca vistas. El discurso recorre un camino más o menos previsible, en especial si conoces el trasfondo de las relaciones entre cada uno de los personajes.

Por otra parte, puede que más adelante se lleve a acusar demasiado el asunto de la dualidad presente en cada conflicto, aunque, por el momento, funciona sin problemas. Arcane, no se come la cabeza y tampoco lo necesita.

Riot Games ha querido que Arcane sea un producto que vaya más allá de los jugadores de League of Legends. No sabemos si logrará esa ambiciosa meta, pero desde luego, esta serie cuenta con todo lo necesario para resultar atractiva a cualquiera que tenga un mínimo de interés.

En definitiva, este arranque de Arcane sienta unas bases muy sólidas, con capítulos en donde no faltarán escenas épicas, drama, un buen desarrollo de personajes, lore a raudales y una mirada mucho más profunda de lo que cabría esperar.

Id preparados para la semana que viene, porque las cosas se van a poner muy... explosivas.