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Crítica de La casa entre los cactus, con Ariadna Gil, Daniel Grao y Ricardo Gómez

La casa entre los cactus

Crítica de La casa entre los cactus, la ópera prima de Carlota González-Adrio basada en la novela homónima de Paul Pen con Ariadna Gil, Daniel Grao y Ricardo Gómez. Estreno el 16 de septiembre de 2022.

Hay películas que se plantean como laberintos: el espectador queda a merced de las imágenes sin tener ni una sola pista de qué es lo que está viendo y en su cabeza va dando palos de ciego para tratar de adivinar hacia dónde nos conduce el sinuoso camino.

Eso es justo lo que sucede en el arranque de La casa entre los cactus, un drama enigmático y naturalista en el que no hay prisa por desvelar sus misterios. Durante buena parte del comienzo, parece que estamos introduciéndonos de forma sencilla en una familia algo atípica pero sin sobresaltos.

Supone el debut en el largo de la directora que solo contaba con el corto Solsticio de verano en su videografía anteriormente y que ha tenido la suerte de arrancar contando con un reparto encabezado por Ariadna Gil y Daniel Grao (Gigantes), dos grandes intérpretes que dan el do de pecho y muestran a la perfección las contradicciones de sus personajes a nivel moral.

La casa entre los cactus es la adaptación de la novela del mismo nombre de Paul Pen que, de hecho, se ha hecho cargo del guión. Y hay que señalar que es una obra óptima para una ópera prima si tenemos en cuenta que se desarrolla casi de forma íntegra en una misma localización y creando un microcosmos muy particular.

La película nos presenta a una pareja que ha decidido criar y educar a sus hijas en su propio hogar haciendo que una maestra se desplace en época de curso escolar y que disfruten del desértico campo canario en el verano haciendo manualidades, representaciones teatrales y lecturas conjuntas.

 

Emilio y Rosa forman una pareja ideal y tienen cinco preciosas hijas de entre ocho y dieciséis años llamadas Lis, Iris, Melisa, Lila y Dalia.

Sin embargo, pronto descubrimos que algo no va bien. Tan incomunicados están que tras sufrir un accidente preferirán regresar a su casa que ir al hospital con una de sus hijas, herida de gravedad. Apartados del mundanal ruido y de la civilización, tratan de vivir en paz hasta que un caminante perdido pasa un buen día por allí haciendo preguntas.

Esto desatará la curiosidad de las niñas más mayores, atraídas por el atractivo del muchacho, pero sobre todo por su tozudez a la hora de indagar en su pasado familiar.

La identidad barrida y la identidad asumida

La película nos permite ver lo que sucede desde distintos enfoques: desde lo que se ve a simple vista, sin que haya juicios de valor; desde la perspectiva de cada una de las niñas, que tienen sus propios intereses e ingenuidades y desde la del extraño que viene de fuera a romper esa ilusión de núcleo familiar idílico, porque él cuenta con información privilegiada que necesita verificar.

La casa entre los cactus está bien planteada en un principio, dosificando muy bien el misterio, pero titubea de más en su tramo central, muy alargado, para llegar después a una conclusión algo precipitada que nos deja muchas dudas sin resolver que habrían precisado de un mayor desarrollo.

A fin de cuentas indaga en uno de los grandes dramas que se han vivido en España entre los 70 y los 80 (y está perfectamente trasladada por tanto desde la ambientación de la novela hasta la de la película) además que entroncar directamente con el gran tema central: la identidad. Porque al final, lo que se preguntan los personajes con edad de comprender la situación es: "¿quién soy?".

La casa entre los cactus
Filmax

Respecto al trabajo de dirección en sí, las niñas trabajan bien y se echa mano en todo momento del lenguaje cinematográfico: no hay subrayados innecesarios ni sobreexplicaciones, de modo que cuando se desvela el pastel, son las acciones de los personajes y no tanto sus palabras las que nos llevan hasta el desenlace.

La fotografía, como ya señalábamos al comienzo, busca un aspecto muy natural, casi próximo al documental si no fuera por la banda sonora que nos adelanta los misterios, de modo tal que puede incluso llegar a recordar al tratamiento visual de Alcarràs, la película que representará a España en los Óscar en la próxima edición de los premios.

VALORACIÓN:

La casa entre los cactus tiene los mismos problemas que la novela que adapta: se estira demasiado en su parte central y deja cabos sueltos que habría merecido la pena explorar en un desenlace más desarrollado. Con todo, es un prometedor debut de la directora, con una sensibilidad especial para mostrar determinados dramas íntimos.

LO MEJOR:

Cuando por fin se abre el melón y descubrimos de qué trata realmente la película, se viene arriba.

LO PEOR:

Tiene bastantes flecos e incoherencias que no se explican en un vago y precipitado final.
Hobby

65

Aceptable

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