Crítica de Dos, la inquietante película de suspense de Mar Targarona

Dos es el cuarto largometraje de la productora y directora catalana Mar Targarona, que se puso por primera vez tras la cámara en 1996 para dirigir Mor, vida meva y no volvería a ejercer hasta una década después, lanzando en 2016 Secuestro y en 2018 El fotógrafo de Mauthausen. Está ya en pleno proceso de preproducción su quinto proyecto: El cuco, un thriller escrito por Alfred Pérez-Farga y Roger Danès que contará de nuevo con la producción de Rodar y Rodar y con la actriz Marta Nieto como protagonista.

Targarona sorprende ahora con una película muy digna de la era COVID: una localización aislada y una inquietante pregunta rondando a dos personajes atrapados: ¿quién ha tenido la sangre fría que conducirlos hasta allí y qué es lo que les han hecho? En principio, estamos ante una cinta poco exigente en el plano de la producción dados los pocos elementos que necesita pero en la que, por otra parte, son esenciales la puesta en escena y las interpretaciones además de mantener en raccord en todo momento, puesto que la cámara suele estar muy pegada a los actores.

Sara y David son dos perfectos desconocidos que despiertan en una habitación desnudos y cosidos por el abdomen. Aunque su primer impulso es separarse, no es algo que esté a su alcance, así que deciden explorar la estancia y buscar algún tipo de conexión entre ellos que pueda explicar que su captor les haya elegido justo a ellos para tan macabro experimento.

Las respuestas que buscan, no son fáciles de encontrar pero sí descubren pronto que están siendo grabados. No tendrán más remedio que colaborar para conseguir realizar las tareas más básicas como moverse por la habitación, beber agua u orinar mientras que buscan desesperados la manera de liberarse.

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Como decíamos al comienzo de esta crítica, ésta es una película de actores: Pablo Derqui (Dime quién soy) y Marina Gatell (La cocinera de Castamar) cargan con todo el peso de la narración y es a través de ellos como vamos desgranando lo ocurrido, descubriendo sus caras ocultas y lo que tratan de esconder.

La premisa inicial puede llevaros a algunos clásicos del cine fantástico: desde Cube, donde un grupo de desconocidos despiertan dentro de una estructura tipo Escape Room de la que deben conseguir salir por sus medios resolviendo problemas y puzles hasta El ciempiés humano, aunque con un planteamiento estético mucho más elegante y un desarrollo menos escatológico. Ojo, que Dos tiene su puntito desagradable también, con planos detalle de la costura que les une y efectos de sonido bastante explícitos que juegan con la tolerancia del espectador. En otras palabras: no es una película para personas escrupulosas ni para las que sufran al ver a personas atrapadas en espacios cerrados.

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También encontraréis en Dos una pizca del espíritu de Oldboy, uno de los episodios de la trilogía de la venganza de Park Chan-Wook. A fin de cuentas el arranque es bastante similar: dos personas, tras ser drogadas despiertan en una habitación y tienen que descubrir quién y por qué los ha puesto en esa situación. Como el protagonista de aquella película, desconocen la identidad de su captor, sus intenciones ni su ubicación, lo que les obliga a hacer un examen de conciencia. En el caso que nos ocupa, entran en juego matices derivados de que sean dos desconocidos: el pudor, la vergüenza, la desconfianza...

En resumidas cuentas, Dos es una película interesante, aunque tiene dificultades en su tramo final, cuando la verosimilitud se rompe y no se llega a un desenlace satisfactorio. El guión de Cuca Canals, Christian Molina y Mike Hostench podría haber profundizado más en esa obsesión por la perfección de la dualidad que recorre la historia de principio a fin y haber explotado con mayor profusión lo que se muestra en los créditos finales en favor del drama (no lo revelaremos para no incurrir en spoilers, pero es de lo más sugerente e inquietante). 

Da la sensación de ser un corto alargado (apenas dura una hora.y diez minutos, de hecho) y deja con ganas de más. Eso sí, a pesar de sus defectos hay que alabar el plano técnico (iluminación, planificación de rodaje, composición de planos, desenfoques...) y el hecho de que invite a una reflexión sobre los cambios que se han ido produciendo en la sociedad. Dos te lanza el anzuelo para despertar la curiosidad en torno a un tema que a día de hoy recibe un tratamiento radicalmente distinto que hace un siglo, algo que no está nada mal para una producción tan modesta y sencilla.