Crítica de Falcon y el Soldado de Invierno capítulo 2. El mundo está roto

Las ruedas tienen que seguir girando y ya tenemos aquí el segundo capítulo de Falcon y el Soldado de Invierno, la segunda serie del UCM después de Bruja Escarlata y Visión. Tal y como os contamos en nuestra crítica del primer episodio, el enfoque de esta nueva serie es muy diferente. Está más orientada al espionaje, a la guerra táctica y, claro, a dos personajes rotos después de los acontecimientos de Vengadores Endgame.

Aunque no incluye spoilers del episodio 2, sí vamos a dar por hecho que ya habéis visto el primero. Como recordaréis, Sam Wilson ha quedado tocado tras el anuncio de que hay un nuevo Capitán América, el laureado soldado John Walker (Wyatt Russell). En este segundo episodio, Bucky y Sam están en pleno conflicto: se odian entre sí, pero odian más al nuevo Capi, por intentar suplantar todo lo que era Steve Rogers.

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A partir de aquí comienza una dinámica muy interesante, en la que, como espectadores, parecemos estar de acuerdo con los dos protagonistas: sí, el nuevo Capitán América parece un tipo muy preparado, pero... ¿Es digno? ¿O es solo un advenedizo con ínfulas de líder? Russell hace un muy buen papel a la hora de ser un personaje al que se le ve resolutivo, pero también un poco cargante (con razón el actor tiene miedo de no caer bien a los fans, pero eso es porque está haciendo un buen trabajo en la interpretación).

Pero, por supuesto, el peso principal está en Sebastian Stan y Anthony Mackie, que hacen un más que notable trabajo al ponerse en la piel de dos personajes rotos. El primero, sigue atrapado en el pasado, mal que le pese; el segundo, no sabe cuál es el futuro, pero está dispuesto a huir hacia delante.

Sin embargo, lo más interesante es que por fin los vemos interactuar entre sí y es sorprendente lo bien que funcionan juntos. No porque estén compenetrados, sino por todo lo contrario: se tienen manía y creen que el otro está equivocado, pero lo demuestran a base de puyas (algunas, muy graciosas, por cierto) y miradas desafiantes. Por supuesto, es de esperar que esto evolucione a lo largo de la serie, pero ahora mismo la psicología de ambos está en un punto muy atractivo.

Pero Falcon y el Soldado de Invierno es mucho más que estos personajes. El nuevo Capitán América promete tener una evolución crucial, pero no son menos importantes los miembros de los Sin Banderas, la organización terrorista a la que quieren dar caza. Un aspecto clave es que la serie de Disney Plus nos muestra el punto de vista de esta agrupación, de tal forma que nos los presentan como personas con sentimientos legítimos, que creen hacer lo correcto. La líder Karli (Erin Kellyman) es el "ancla" de esa vertiente, será interesante ver cómo progresa esa pata de la narración.

Así, Falcon and the Winter Soldier se apoya fuertemente en mostrar que todos los personajes, buenos y malos, están confusos tras el Lapso de la guerra contra Thanos. El propio mundo parece fragmentado y nadie confía en nadie. Pero también resulta muy esclarecedor ver cómo el propio concepto de Los Vengadores parece un fantasma del pasado, que ya solo aporta respeto, pero no esperanza. La serie aprovecha para lanzar algunos dardos muy acertados contra el racismo y el Black Lives Matter. No nos lo restriegan en la cara, pero la reflexión está ahí para quien quiera verla.

Y, por supuesto, el UCM también va creciendo poco a poco, con nuevos descubrimientos en torno al Programa de Super Soldado y ojo, también algunas referencias para los lectores fieles de Marvel Comics que no están nada mal. Ojo a las frases que va soltando Bucky, que tienen más lore del que pueda parecer...

En conjunto, el episodio 2 de Falcon y el Soldado de Invierno ha servido para poner a la serie totalmente en marcha, con un ritmo excelente que mezcla drama, humor "bro", acción reflexiones y algo de misterio con mucho tino. No todo es perfecto: en aras de explicarnos el contexto de ciertos hechos y organizaciones rápidamente, algunos diálogos están un pelín forzados y algunas coreografías de pelea dejan entrever el CGI más de lo deseable, pero son pequeños lunares en una narración ágil y sorprendentemente enganchante. Mantenemos el vuelo a buena altura.