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Crítica de Félix, la serie de Movistar + con Leonardo Sbaraglia

Félix
Crítica de Félix, la serie de producción propia de Movistar + protagonizada por Leonardo Sbaraglia y Pere Arquillué y dirigida y coescrita por Cesc Gay.

Movistar + amplía su flamante catálogo de series de producción propia con Félix, una verdadera rara avis en la ficción nacional que la ha llevado de cabeza a competir en Cannes Series

Vayamos por partes: como bien sabéis, Movistar + no ha cesado de lanzar series de una gran calidad y con personalidad propia desde que abrió camino conLa zona el año pasado. Hemos visto La peste, Vergüenza, Mira lo que has hecho y este viernes, 6 de abril, nos ofrecerá esta curiosa serie, un tanto inclasificable en lo que al género se refiere. Han dado en denominarla thriller romántico y es cierto que thriller y romance tiene, pero también algunas pinceladas de fantasía (puede que las mejores, de hecho) y algo de drama kafkiano con un personaje perdido en un aparato burocrático, que no alcanza a comprender nunca aunque tampoco termina de vencerlo. Añadid al cóctel toques de un humor surrealista de lo más inesperados.

Félix es, por méritos propios, la serie más extrañamente absorbente y tierna de cuantas han llegado hasta ahora por parte de Movistar. Sin ser ñoña, conmueve pero no en el plano sentimental más accesible, sino de una manera un poco más... como decirlo... poética, puede que sea la palabra. 

La sinopsis oficial de la serie no os va a decir gran cosa. En gran parte, porque lo importante no es tanto la premisa de la que parte, sino el desenlace al que llega y cómo crea una atmósfera en la que el espectador está tan indefenso ante las cosas que le van ocurriendo al protagonista y los mundos en los que se va metiendo como propio Félix. Somos espectadores-testigo, en pocas palabras, así que tenemos su punto de vista y avanzamos con él en la trama.

Sea como fuere, os adelantamos que Félix (Leonardo Sbaraglia) es un modesto escritor argentino afincado en Andorra, donde ha ido a parar tras conocer que una relación fugaz le convirtió en padre. No se atreve a desvelar al pequeño aún que es su progenitor, de modo que comienza a trabajar dando clases cuando se enamora perdidamente de Julia, una mujer de origen chino de la que no sabe casi nada.

La noche en la que ella le convoca para hablarle de algo muy importante, desaparece dejándolo consternado y obsesionado. Y a partir de ahí arranca un viaje por los nevados paisajes andorranos que le llevará a recorrer palmo a palmo cada lugar donde se sospecha que ha podido estar esa mujer que parece una entelequia.

Hay muchos elementos en la serie de Félix que recuerdan poderosamente al cine de los hermanos Coen: lo más fácil de señalar en ellas es la imprevisibilidad de la trama. Lo cotidiano y lo turbio conviven con una naturalidad espantosa y, del mismo modo que sucede en las películas de este par de excelentes guionistas, el humor se abre paso cuando menos te lo esperas.

Cesc Gay sabe crear grandes historias de amistad, como ya dejó patente con Truman, y aquí lo vuelve a hacer. Félix tiene un peculiar amigo rockero llamado Óscar, compañero de aventuras y desventuras con el que se crean las más hilarantes líneas del guión. Al personaje lo interpreta un divertidísimo Pere Arquillué

Las interpretaciones son uno de los grandes pilares de la serie. Leonardo Sbaraglia, por momentos irreconocible dando vida a un quijotesco caballero en busca de su particular Dulcinea del Toboso (sí, Óscar es claramente su Sancho Panza), está acompañado por un sólido reparto en el que destacan nombres como el de Ginés García Millán, Pedro Casablanc, Carlos HipólitoAna Wagener, por nombrar solo a algunos de ellos.

Y con una participación reducida, la casi desconocida Mi Hoa Lee da vida a esa Julia que enturbia sus sueños y alimenta sus días, aunque lo cierto es que levanta sobre sus hombros Sbaraglia la serie: consigue hacernos reír, emocionarnos, sentirnos en peligro y hacernos saltar en la butaca él solito en muchas ocasiones.

Félix

El gran problema de Félix, puede que sea su estructura. Dividida en seis episodios que oscilan entre los 45 y los 60 minutos de duración, encuentra un desenlace tan precioso en el cuarto que los dos últimos resultan anticlimáticos. Les falta el lirismo y la perfección poética del haiku que componen esos cuatro primeros episodios-versos y que no necesitaban muchas más vueltas para funcionar.

VALORACIÓN:

Cesc Gay firma una de las series más originales y adictivas de la producción propia de Movistar +, contando con un magnífico Leonardo Sbaraglia como protagonista principal. Lástima que "remate" mal.

LO MEJOR:

Se viene arriba con la fantasía de la imaginación de Félix, que pertenece a una especie en extinción. Él y Óscar, son dos personajes geniales.

LO PEOR:

Podría finalizar perfectamente en su cuarto episodio, con su pasaje más lírico y sería mucho más redonda.
Hobby

78

Bueno

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