Crítica de Five Nights at Freddy's, un survival horror ligero que cumple para un público juvenil

Pocas veces una película ha generado no ya división, sino un verdadero abismo entre la crítica y el público. Mientras que Five Nights at Freddy's suspende de manera clamorosa y recoge toda clase de adjetivos negativos, los espectadores de los territorios donde se ha estrenado han ido en tromba a las salas con un significativo dato: el 94% de la audiencia estadounidense ha sido menor de 35 años. 

De modo tal que mientras escribimos estas palabras podemos afirmar sin resquicios que la película ya es un éxito rotundo al otro lado del charco. Más datos relevantes: ha roto expectativas debutando con 78 millones de dólares, la mejor cifra de Blumhouse.

A nivel global llega a 130,6 millones de dólares, algo tan alucinante como inaudito teniendo un estreno casi simultáneo en streaming via Peacock el 26 de octubre (ha retornado con creces los 20 millones que se ha gastado en la peli).

Esto deja claro que el público jugón se ha movilizado en masa, que tenía muchas ganas de esta adaptación, por la que han estado esperando tantos años y que cumple su función, aunque diste de ser perfecta. Veremos si la tendencia se consolida o si el fenómeno se desinfla rápido. 

Ya se ve que la excelencia no es condición sine qua non para contar con la bendición del público y con grandes cifras de taquilla. ¡Qué os vamos a contar de Blumhouse, que sabe más de rentabilidad que nadie en el mercado audiovisual! Incluso antes de que se estrenara, Jason Blum comentó que había recuperado la inversión con la venta de los derechos de distribución, así que está más que amortizada.

A esta hamburguesa le falta ketchup

¿Qué hay de España? Los pases de prensa tardíos, a dos días del estreno, no suelen augurar grandes obras maestras porque de hecho dejan clara la falta de fe de las distribuidoras en sus productos y se constata que, a pesar de los planes de crear todo un universo cinematográfico alrededor de esta película, es mejor llevar al la sala de cine las expectativas más bien moderadas.

Sirva como adelanto el hecho de que la película se ha quedado en una calificación por edades que la recomienda a partir de los 13 años, ergo ya adelantaréis que no hay sangre y, aunque se cuela algún que otro susto con estridencia de audio incluido y ciertos momentos truculentos puntuales, miedo no llega a dar en ningún momento.

La película Five Nights at Freddy's de Blumhouse prioriza atraer al público amplio antes que capturar el verdadero factor de miedo de la franquicia, sacándole poco partido por ejemplo a las cámaras de la garita de seguridad o al elemento de la claustrofobia. En su descargo, eso sí, introduce ingredientes perturbadores como niños desaparecidos, pesadillas lúcidas y trampas animatrónicas rollo Saw.

Así que podemos decir que no es una buena película del género... pero que lo mismo eso no es lo más importante para una audiencia hambrienta de una versión cinematográfica de sus personajes favoritos de los juegos. Aquí tenían que dotar a una trama bastante sencilla de un desarrollo y los procesos de reescritura se notan bastante con varios giros de guión como poco desconcertantes.

A menudo Five Nights at Freddy's parece no tener claro qué es lo que verdaderamente quiere contar: una tragedia familiar, la historia de la obsesión de un hombre con sus propios recuerdos, un relato de fantasmas, de posesiones o de un psicópata. En realidad es todo eso a la vez: picado y aliñado con poco ketchup... 

Y da la sensación de que podría haberse desmadrado muchísimo más, claro, que no alcanza nunca todo su potencial y que, de haberlo deseado, la directora Emma Tammi, que ha trabajado previamente en series como Into the Dark, podría ponernos contra las cuerdas de verdad de haberlo deseado. El material de base lo tenía y los medios también.

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Five Nights at Freddy's (4 imágenes)

Donde la película brilla es en la ambientación: la pizzería Freddy Fazbear's es grimosa de verdad, con su aire retro y un diseño de los muñecos animatrónicos que ha hecho sacar a la Factoría Jim Henson lo mejor de su artillería. En tiempos de abuso del CGI se agradece la labor de marionetistas y titiriteros profesionales que se coordinen para sacar adelante un trabajo más artesanal.

A partir de ahí, es una película repleta de huevos de Pascua que harán disfrutar de lo lindo a los más fieles seguidores de los juegos teniendo en cuenta que la resolución de la trama es descaradamente infantiloide.  En resumidas cuentas, aunque tiene un arranque de lo más satisfactorio, un nudo argumental en el que da un giro de 180 grados y solo momentos puntuales de brillantez. 

Con todos sus defectos, que no son pocos, consigue al menos que los 109 minutos de metraje resulten entretenidos y accesibles para un público generalista poco exigente con la coherencia de la narrativa. Menos da una piedra.