Crítica de Historias para no dormir, de estreno en Prime Video el 5 de noviembre

Una chirriante puerta introduce un haz de luz en una habitación completamente oscura. A continuación aparecen unas palabras en una tipografía puntiaguda que se estremecen con el grito desesperado de una mujer: Historias para no dormir. Congeladas de terror, se hacen añicos y la puerta se cierra.

En su día, a esto había que añadirle los dos rombos de rigor. Hablamos del 66 y de una serie pionera que trasladaba mediante guiones originales cuentos de terror de autores tan reconocidos como Ray Bradbury o Edgar Allan Poe.

Tuvo tres temporadas compuestas por 18, 8 y 4 episodios respectivamente, los últimos lanzados ya en 1982, en color y con un panorama televisivo muy distinto al de las dos primeras.

Ahora, ya en 2021, podremos disfrutar de cuatro de aquellas historias reescritas para hablarle de tú a tú al espectador actual y hacer que viva una experiencia, cuanto menos, curiosa. Apuntad este esperado regreso (el 5 de noviembre en Prime Video) porque, a pesar de llegar ya pasado HalloweenHistorias para no dormir es una de esas series a las que merece dedicarle el tiempo.

Freddy

André (Miki Esparbé), es un actor lamentable que está a punto de perder su trabajo y además es incapaz de declararse a la mujer de sus sueños (Adriana Torrebejano).

Por consejo del director Chicho Ibañez Serrador (Carlos Santos), comienza a trabajar con un misterioso muñeco de ventrílocuo que le ayuda a deshacerse de sus inseguridades y a tomar las riendas de su destino, desencadenando una serie de macabros sucesos que llevan al rodaje a un punto sin retorno.

Paco Plaza, que en enero de 2022 estrenará su último largometraje titulado La abuela, se encarga de la dirección de este relato que ha escrito junto a Alberto Marini (La unidad) y que reinventa en parte el episodio del mismo título que abrió la temporada del 82.

Se trata de una pieza que tiene varias intenciones: por una parte homenajear y recordar a Chicho Ibáñez Serrador imaginando cómo sería el set de grabación de "Freddy" (Carlos Santos se ocupa de transfigurarse en él imitando su particular forma de hablar y adoptando su bufanda blanca, sus gafas de pasta y su puro) y trasladándonos a los ochenta.

Pero puede que, más allá de lo bien creadas que están las atmósferas y lo reconocible que es el humor de la época, lo más interesante de Freddy sea que con una vuelta de tuerca final nos despierte la curiosidad por indagar en el por qué de aquel cambio de título de la película original. Es un ejercicio de metalenguaje singular y una de las piezas más interesantes de esta colección.

La broma

La broma formó parte de la primera temporada de Historias para lo dormir, de modo que vio la luz en 1966 con un guión escrito por Chicho Ibáñez Serrador en base a la idea del escritor estadounidense Robert Arthur.

Aquí queda reformulado para contar una historia similar pero distinta en la que se nos quedan grabadas dos premisas a fuego: "quien ríe el último, ríe mejor" y "la venganza es un plato que se sirve frío".

En esencia, lo que sucede es que una mujer y su amante planifican acabar con el marido de la primera, un bromista empedernido dispuesto a tomarles el pelo hasta su último aliento... 

Sin lugar a dudas, estamos ante el episodio que cuenta con un elenco más atractivo: Eduard Fernández, Nathalie Poza y Raúl Arévalo conforman el trío protagonista y todos y cada uno de ellos bordan sus papeles. Es una historia clásica, pero funciona muy bien.

El guión y la dirección corren a cargo de un Rodrigo Cortés (Blackwood) que les permite desatarse en pantalla y lucirse para mostrar cómo la pasión, pero también el odio y la codicia son capaces de corroer a los personajes de la historia. Y es que, al final, no hay nada que dé más miedo que una carcajada a destiempo.

El asfalto

Estamos ante la historia más sencilla de esta reedición de Historias para no dormir, pero no es por ello menos interesante. Un repartidor encara un día normal cuando las ruedas de su bicicleta quedan literalmente soldadas al asfalto de una calle cualquiera. 

Desde las paredes, los carteles parecen escudriñarlo con severidad. Al principio nadie le presta atención e incluso hay quien piensa que lo que le pasa es parte de una campaña publicitaria, pero cuando nuestro protagonista sigue hundiéndose los medios acuden a alimentarse del morbo y las fuerzas de seguridad tratan de rescatarlo ante la multitud.

La dirección de Paula Ortiz (La novia) marca esta propuesta de corte fantástico, con guión de Manuel Jabois y Rodrigo Cortés y con la participación como protagonistas de Dani Rovira e Inma Cuesta.

La historia original fue el último episodio de la primera temporada y fue escrita por Chicho en base a un microrelato de Carlos Buiza. Ni que decir tiene que tiene una lectura social bastante importante de lo que sucede, que en la narración de 2021 se subraya y actualiza... Pero como no queremos hablar de más, os emplazamos a disfrutar del episodio.

El doble

Nos desplazamos a un mundo que discurre en un futuro próximo en el que de hecho la salud está en el punto de mira (sociedad postpandemia). El desarrollo de la inteligencia artificial y de los productos sintéticos hace posible que las personas con recursos cuenten con dobles para llevar a cabo aquellas labores que peor se les dan o que les dan pereza.

Una pareja, que pasa por una enorme crisis, buscará en esta solución la forma de rescatar su relación e incluso de replanteársela desde sus cimientos para que funcione.

La última de estas nuevas Historias para no dormir reinventa el episodio séptimo de la primera temporada de la serie que contaba con un guión escrito por Chicho en base al cuento "Marionettes, Inc." de Ray Bradbury. En esta ocasión Rodrigo Sorogoyen dirige y coescribe el episodio junto a Daniel Remón.

Y su idea, aunque parte de la misma base, es aún más tétrica y lúgubre. Es también el episodio más largo superando la hora de duración y también el más próximo a la ciencia-ficción.

Sin embargo y a pesar del ambicioso diseño de producción, para ser sinceros, es el más frío y hasta aburrido del lote, a pesar de contar con dos intérpretes principales tan solventes como Vicky Luengo y David Verdaguer. La razón es que no termina de explotar todo el tema de los dobles y le da un enorme protagonismo al drama de pareja... dejando un montón de flecos sin respuesta.

Con todo y con ello, hay que señalar que sí consigue actualizar la historia para que nos sintamos próximos al mundo deshumanizado, desigual y comodón que se retrata y que no nos es en absoluto ajeno.

Como veis, Historias para no dormir ha sabido reinventarse bien: mantiene la esencia y el puntito ingenuo de los relatos fantásticos de toda la vida y, gracias al formato de antología permite además que cada narración discurra en la clave que necesita para desarrollarse: thriller, ciencia-ficción o incluso tintes sobrenaturales. Todo vale para hacer que nos estremezcamos en el sofá.

De momento se desconoce si habrá una segunda temporada en esta nueva era, pero dada la versatilidad del formato, sería una noticia digna de celebración. ¡Y anda que no hay talento del que se podría tirar! La combinación de firmas consagradas y nuevas voces resulta estimulante.