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Crítica de Jack Ryan temporada 2 - La serie de Amazon Prime con John Krasinski

Jack Ryan
Después de una primera entrega notable, Amazon vuelve a la carga con el famoso analista de la CIA creado por Tom Clancy, esta vez involucrado en una trama política en Venezuela.

La primera temporada de Jack Ryan nos dejó un buen sabor de boca, a pesar de navegar por los terrenos clásicos de los films y series de espionaje, lejos de la retorcida ambigüedad de las mejores temporadas de nuestra adorada Homeland.

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Si en aquella ocasión el enemigo estaba en Oriente Medio, en esta segunda temporada de Jack Ryan la trama y el malvado de turno se van hasta Venezuela, más concretamente hacia su discutido Gobierno, en una clara analogía con el actual Gobierno de Nicolás Maduro. De hecho, el presidente en la serie, interpretado con garra por el español Jordi Mollá, también se llama Nicolás, aunque Reyes de apellido, y desde luego resulta mucho más estiloso, atractivo y taimado que su modelo real. Además, muestra claros aires de sociópata y buenas capacidades físicas hasta el punto de convertirse en ejecutor directo. Más parece el capo de un cartel de la droga que el presidente de una nación, algo muy del gusto del cine y las series estadounidenses.

Aun con esa base política, la trama de esta serie de Amazon Prime se desarrolla, al igual que sucedió en la primer temporada -más si cabe ahora- por el terreno de la venganza. Y ahí empieza uno de los problemas de esta segunda temporada, y es que el personaje cuyo asesinato provoca la desatada ira de Jack Ryan, el senador Jimmy Moreno, apenas aparece en el primer episodio, y la relación entre ambos, por más que insistan en el resto de los capítulos en que eran grandes amigos, nos resulta tan ajena que nos cuesta meternos en el dolor emocional del protagonista.

John Krasisnki, más Rambo que rata de despacho

Esa distancia emocional podría haber sido compensada con una sólida trama de corrupción política o de espionaje, pero tampoco es el caso. Sí, la serie se empeña en mostrar que el presidente Nicolás Reyes gobierna a su antojo y pasándose la democracia por el forro de sus caprichos. Y, por otro lado, al comienzo se apunta una operación ilegal de extracción de tantalio, un mineral de gran valor, que parece destilar oscuras ramificaciones.

Sin embargo, aunque es cierto que el asunto político es muy relevante, cuesta hilar su verdadera implicación en la trama, si no es para mostrar una y otra vez los desmanes del Gobierno venezolano, que en su empeño por demonizarlo aquí tiene hasta campos de concentración y se atreve a mostrar a un soldado americano asesinado en televisión, cual Al Qaeda, lo que acaba caricaturizándolo más que criticándolo. Y en el caso del mineral, prácticamente pasa desapercibido durante la mayor parte de los episodios, aunque acabe encajando con calzador casi al final.

Jack Ryan temporada 2

A eso hay que sumarle que a esta temporada 2 de Jack Ryan le cuesta entrar en calor, el ritmo resulta irregular y se echa en falta el alma de toda serie que se precie: esa tensión que te impide resistirte a ver el siguiente episodio. No nos entendáis mal, la propuesta es entretenida, pero predecible, y aunque es cierto que en los tres últimos episodios la serie coge cierto vuelo, acaba dejando cierta sensación de "quiero pero no puedo". Y eso, por más que haya varios golpes de efecto, algunos bastante forzados, y varios giros de guión, en ocasiones algo rocambolescos.

Tampoco terminan de funcionar las subtramas, como por ejemplo lo hizo, y muy bien, la del soldado que manejaba los drones en la primera temporada, y algunas de ellas acaban difuminándose bajo la arrebatadora cruzada vengadora de Jack Ryan, con una excepción: la compleja relación entre el presidente Nicolás Reyes y su mano derecha Miguel Ubarri (bien interpretado por el actor y director venezolano Francisco Denis), de largo la intriga dramática más lograda.

Jack Ryan temporada 2

Un Jack Ryan, por cierto, que aquí está mucho más cerca de un Rambo actualizado -capaz de abatir decenas de enemigos, rescatar  prisioneros, asaltar palacios presidenciales y realizar persecuciones suicidas como el que va a la oficina todas las mañanas- que del analista brillante que acaba entrando en acción muy a su pesar.

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Esa transformación no le sienta nada bien a la serie, porque ese ADN del personaje, que tan brillantemente supieron entender Harrison Ford y Phillip Noyce en su momento, fue parte del encanto de la primera temporada, y de esta forma la serie pierde parte de su valor diferencial.

Buenos personajes, aunque poco desarrollados, y notable factura técnica

Es verdad que nos gusta más como analista que como "killer", pero no podemos cuestionar la presencia y el carisma de John Krasisnki, de nuevo bordando al idealista irreductible, aunque lo haga casi sin querer. Wendell Price tampoco falla a la hora de clavar a un James Greer aquejado por problemas de salud, y ya os hemos mencionado el muy buen lugar en el que Jordi Mollá deja el pabellón español, por muy inverosímil que sea el presidente que interpreta. Nos gustan también los trabajos de la colombiana Cristina Umaña como la opositora a Reyes (la "Juan Guaidó" en la serie), Francisco Denis como la mano derecha del presidente y del eficaz Michael Kelly como el jefe de la CIA en Caracas.

Jack Ryan temporada 2

Pero nos quedamos con muchas más ganas de ver un mayor desarrollo en la mayoría de los personajes, y especialmente de dos actores que daban infinitamente más juego:Noomi Rapace como la agente doble alemana (qué seductor habría sido llevarla a una especie de "Carrie Mathison de Homeland") y, sobre todo, el alemán Tom Wlaschiha (¡Sí! ¡El inolvidable Jaqen H´ghar de Juego de Tronos!), sin duda uno de los personajes más fascinantes de la serie, que incomprensiblemente está muy desaprovechado. 

Lo que desde luego no está desaprovechado es el presupuesto, ya que, al igual que en la primera temporada, la serie muestra una factura técnica más que digna, con algunas secuencias muy bien rodadas, competentes escenas de acción, y una calidad de imagen excelente (de nuevo podéis disfrutarla en 4K).

Jordi Molla en Jack Ryan

En definitiva, esta segunda temporada de Jack Ryan queda por debajo de la frescura y la inocencia bien entendida de la primera y, aunque se ve sin dificultad y resulta entretenida, no consigue atraparme ni crear la tensión que espero de una serie de acción y espías (porque otras series se han encargado de poner el listón muy alto).

Por cierto, como siempre, os voy a recomendar ver las series en versión original, pero en este caso con mucha más razón, porque los diálogos en inglés y en español casi están a la par, y tienen cierta importancia en el desarrollo del argumento.

VALORACIÓN:

La obsesión por demonizar a Venezuela, y a la vez recrearse en la venganza de Jack Ryan como motivo principal acaba trivializando el argumento, al que le cuesta encontrar el ritmo y, sobre todo, la tensión necesaria. Tiene buenos momentos, acción y personajes interesantes, pero queda por debajo de la fresca y enérgica primera entrega.

LO MEJOR:

Buena factura técnica. Personajes interesantes y buenas interpretaciones, destacando Jordi Mollá y Franciso Denis. Los tres episodios finales.

LO PEOR:

No logra alcanzar la tensión y el ritmo narrativo que se espera del género. Algunos personajes están poco desarrollados o desaprovechados.
Hobby

65

Aceptable

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