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Crítica de La maldición de Hill House, la serie de terror de Netflix

La maldición de Hill House
Ya hemos visto una de las series de terror del momento. La maldición de Hill House abre sus puertas en Netflix y nos invita a viajar por décadas de espectros y misterio. Con nuestra crítica os contamos si merece la pena cruzar su umbral.

El mundo de las películas y series de terror es voluble e impredecible. Podemos encontrarnos con auténticos tostones o creer que vamos a enfrentarnos a uno de ellos y acabar disfrutando como enanos. Tal es el caso de La maldición de Hill House, la nueva serie de terror de Netflix inspirada en la novela gótica The Haunting of Hill House de Shirley Jackson.

Pero esto no es un Cumbres Borrascosas, por supuesto. La serie de Netflix se adapta a los nuevos tiempos y nos presenta a los Crain, una familia que se instala en la tétrica mansión Hill House para restaurarla y poder venderla al mejor postor. Deberían estar allí solo unas semanas, pero pronto comienzan a suceder cosas extrañas que ponen a prueba la cordura del matrimonio y sus cinco hijos.

Los 10 episodios de los que consta La maldición de Hill House (cada uno, de en torno a una hora de duración) se articulan en dos franjas temporales. La primera, cuando la familia acababa de llegar a la casa y los hijos eran apenas unos niños. La segunda, años después, cuando los hijos, ya adultos, reflexionan acerca de su extraña infancia y se ven obligados a revisitar la mansión de la que huyeron hace mucho tiempo. Sí, más o menos recuerda a estructuras narrativas como la de las películas de It (de hecho, la narración tiene mucho de Stephen King), pero aquí hay una imbricación más compleja de las dos franjas Avanzamos y retrocedemos en el tiempo de forma constante.

La maldición de Hill House

Al principio, algunos carteles nos ayudan a navegar por la narración con mensajes como "Hill House, la noche de la tormenta", "California, tres meses antes", etc., pero desde luego el espectador necesita estar muy atento durante los primeros capítulos para ir cogiendo el hilo de quién es cada personaje, qué pasa con él y cuál es su versión como niño en la historia del pasado.

Esta es la maniobra más arriesgada de la serie, ya que, teniendo en cuenta que los capítulos son muy largos y que hay mucho que asimilar, habrá espectadores que se rindan antes de llegar al ecuador de la narración, porque los constantes saltos en el tiempo les den dolor de cabeza. Si conseguís pasar ese trance, comenzaréis a recibir la recompensa. Para cuando vamos por la mitad de esta serie de Netflix, tenemos un conocimiento muy íntimo de cada uno de los personajes, empatizamos con ellos y, sobre todo, estamos enganchados en la historia.

La maldición de Hill House

Y es que, aunque La maldición de Hill House es, en su envoltorio, una serie de terror, en realidad se articula más como una historia de suspense, con fuertes pinceladas de drama y ocasionales momentos de miedo. Sí, pegaréis algún respingo, veréis mogollón de espectros y habrá escenas en las que el corazón se os ponga a cien, pero la mayoría de la historia se cimenta sobre el mal rollo que viven los protagonistas y el misterio en torno a ellos. En ese sentido, nos ha recordado mucho a la primera temporada de American Horror Story, sin ser tan perversa como aquella.

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Precisamente, esos momentos "malrolleros" son los que más calan en el espectador, como la historia de los gatitos, la impotencia en torno a la parálisis del sueño (¿no os ha pasado alguna vez?) o el misterio en torno al espectro de la Señora con el Cuello Torcido (os prometemos que la conclusión de su subtrama os dejará con la piel de gallina). Por otro lado, los típicos "jump scares" (es decir, los sustos que nos lanzan a traición, con música estridente repentina) aparecen de vez en cuando, pero resultan algo más forzados que el resto de la ambientación, mucho más sólida y elaborada.

La maldición de Hill House

Por supuesto, todo este desasosiego no funcionará de no ser por unos actores a la altura de las circunstancias. En ese sentido, tanto los protagonistas adultos como sus contrapartidas como niños hacen un sensacional trabajo en la dura labor de transmitir toda clase de emociones, desde el llanto desamparado hasta el miedo más visceral. Y, por cierto, el casting incluye un par de datos muy curiosos. Por un lado, Hugh Crain, el padre de la familia, está interpretado por dos actores distintos, pero muy parecidos físicamente, en función de la etapa de la historia. Del Hugh joven se encarga Henry Thomas, un nombre que quizá no os suene mucho, pero que fue... ¡Elliot, el niño protagonista de E.T., El extraterrestre! Sí que ha llovido, sí.

También tenemos a Carla Gugino como Olivia, la madre. Ella ha participado en muchos proyectos, pero seguro que os suena por ser Sally Jupiter, la primera Espectro de Seda en la película Watchmen. El resto de actores está bastante curtido en proyectos de terror, así que podéis estar tranquilos acerca de que sabrán cómo gritar.

La maldición de Hill House

Ahora bien, si hay alguien que ha dejado su personalidad marcada en La maldición de Hill House, ese es Mike Flannagan, el director de todos los episodios. Sorprende que, viniendo de proyectos tan mediocres como Ouija: El origen del mal o El juego de Gerald, Flannagan haya demostrado tanto talento para construir la historia a base de drásticas elipsis temporales, ángulos de cámara muy bien medidos y una planificación de la puesta en escena tan milimétrica. Sin duda, la joya de la corona es el episodio 6, llamado "Dos tormentas", el cual se construye en base a 6 planos largos, sin cortes, de unos 10 minutos cada uno. En esos planos, los actores entran y salen de cuadro, hay sustos, cambios radicales en el escenario y una cámara que, a base de steadycam, vuela entre los cambiantes acontecimientos sin que nos demos cuenta. Sin duda, un ejercicio de planificación que podría enseñarse en cualquier escuela de cine. Así pues, ahora estamos más tranquilos con el hecho de que él vaya a ser el director de Doctor Sueño, la secuela de El Resplandor.

Pero la planificación también viaja de un capítulo a otro, de tal forma que, al principio, nos llevan muy de la mano por los diferentes acontecimientos, hasta que, después del ecuador de la historia, comienzan a sucederse las rápidas referencias a pequeños personajes o detalles de capítulos anteriores, de tal forma que nos hacen saltar un "aaaah, era por eso" en más de una ocasión. En ese sentido, La maldición de Hill House es una serie muy de ver en pareja o con un grupo de amigos, para ir comentando jugadas clave de un capítulo y mantener conversaciones del tipo "¿te has dado cuenta de eso?". De hecho, la serie te premia si tienes ojo avizor, pues podrás ver fugaces apariciones de espectros o referencias muy sutiles a algo que se declaró minutos antes.

La maldición de Hill House

Es verdad que la trama de esta serie de miedo abre tantos melones que no todas las subtramas acaban explicadas del todo. Las historias principales quedan más que cubiertas, pero hay ciertos aspectos (en especial, sobre los habitantes previos de la casa) que se quedan abiertos y que pedían una explicación. Quizá lo dejen así en aras de una posible segunda temporada... ¿En forma de precuela, quizá?

En el terreno de las críticas, también hay que mencionar que, en el fondo, los aspectos generales de la trama están más que trillados: una familia que llega de nuevas a una casa con un pasado oscuro no es algo super novedoso, que digamos. Sin embargo, todo está tan bien construido, los misterios quedan tan bien interconectados y los personajes son tan interesantes, que no podremos dejar de ver este relato de misterio, miedo y redención que os aguarda dentro de la habitación roja. Sin duda, una de las mejores series de terror del momento. Por cierto, si cuando acabes de verla te quedan dudas, lee nuestra guía, que te cuenta quiénes son los principales fantasmas de La maldición de Hill House y cuál es su papel en la historia.

VALORACIÓN:

Una de las sorpresas de la temporada y un necesario añadido para el catálogo del terror en Netflix. No es un producto terrorífico, pero sí inquietante y emocionante. Al igual que la propia Hill House, te atrapa sin que te des cuenta.

LO MEJOR:

La excelente labor de dirección, montaje y planificación de los capítulos, además de unos actores que hacen suyos los personajes.

LO PEOR:

Los primeros episodios pueden hacerse demasiado densos para parte del público. Hay partes que se quedan sin explicar y hubiera molado explotarlas.
Hobby

87

Muy bueno

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