Si tuviera que elegir una palabra para definir lo que vamos a tratar en las próximas líneas, la ganadora sería «inesperada». Así es Mamíferos, Mammals en su versión original, la nueva serie de Amazon Prime Video con James Corden.

La serie británica está dirigida por Stephanie Laing, con una temporada formada por seis episodios de apenas 30 minutos de duración. Un formato ágil cuya estructura la convierte en una serie rápida y digerible, pero, como decíamos, absolutamente desconcertante.

Mamíferos nos cuenta la historia de Jamie (James Corden), un chef entusiasta que vive una vida idílica junto a su mujer, Amandine (Melia Kreiling), hasta que toda su realidad se da la vuelta: pierden a su bebé y empiezan a destaparse secretos inesperados sobre la fidelidad de su matrimonio.

A su trama principal tendremos que sumar la de su hermana, Lue (Sally Hawkins, de La forma del agua), junto a su cuñado y mejor amigo Jeff (Colin Morgan). Todo terminará teniendo sentido para cuando lleguemos al sexto capítulo. O debería tenerlo.

James Corden (a quien vimos en The Prom), para los que hayan estado alejados de las luces y el artificio de la televisión americana, es uno de los presentadores con mayor éxito de Estados Unidos. The Late Show with James Corden ha catapultado su figura después de triunfar en Reino Unido como actor.

El instinto de los mamíferos

La serie de Amazon Prime Video, que viene dispuesta a apostar por nuevos géneros, se presenta en su piloto como una suerte de comedia negra, que por ritmo y música parece acercarse al cine de intriga y, salvando muchas distancias, los míticos whodunit.

Es precisamente su apartado musical el que, junto a la estructura de montaje, consigue que los capítulos avancen con suficiente ritmo como para que no caigamos en las pocas novedades que introduce su trama.

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Avisando antes del ligero spoiler, Jamie acaba de descubrir no sólo la infidelidad de su mujer, sino su aparente indiferencia, lo que lo llevará a una investigación para saber quiénes son sus adversarios.

Y digo adversarios porque en este paradigma de matrimonio moderno que parecen haberse montado, la culpa es del sujeto ajeno a la relación, creando una incomprensible guerra de celos que termina encauzándose en cierta parte con el paso de los capítulos.

A esta trama de investigación, celos y revelación con los tintes cómicos que pretenden aportarle con Corden, se suma otra protagonizada por Lue que termina de romper los pilares sobre los que se sostenía la serie hasta el tercer capítulo.

Lue escapará de la realidad de su matrimonio creando una fantasía en la que imagina ser la ayudante de Coco Chanel en el París de principios del siglo XX. Lo que comienza casi como un viaje onírico, terminará salpicándonos, literalmente, en la última escena de la serie.

A pesar de toda la confusión, que la genera, la serie va siendo más digerible y comprensible con el paso de los capítulos. No peca tanto de ambición como de ejecución a la hora de hacer más llevadera la mezcolanza de tonos que se desarrollan en la trama.

La interpretación de Melia Kreiling adquiere cierto hipnotismo, con todo su abanico de muecas y microgestos, sumado al notable trabajo de Corden, Morgan y Hawkins consiguen que ese batiburrillo de conceptos que introducen en la trama sean lo suficientemente interesantes como para disfrutar de la temporada.

Conclusión

Los espectadores van a tener doble ejercicio: recordar al James Corden que triunfó como actor de comedia británica y dejarse llevar en esta peculiar reflexión sobre las relaciones de pareja y el amor moderno.

Su desconcierto no es casual; pretende generar ese impacto que se anteponga a la comedia para, con sus personajes, hacer una crítica a los prejuicios y las expectativas.

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Ahora, si podemos pedirle algo a una comedia es que, como mínimo, sea aparentemente graciosa. Mamíferos no lo es. Salvo un par de puntos divertidos en el piloto, el resto de la serie avanza por su digno trabajo de nudos narrativos, pero no por tenernos con la sonrisa de oreja a oreja.

En ese batiburrillo de comedia, reflexión existencial, crítica social y surrealismo, Mamíferos no termina de encontrar su definición, lo que termina dejándonos con un derivado de lo mismo con lo que iniciábamos estas líneas: estupefacción.