Crítica de Maricón perdido con Bob Pop abriéndose en canal para reivindicar su voz

El viernes 18 de junio TNT lanzará los primeros episodios de Maricón perdido, la serie producida por El Terrat para WarnerMedia que ha sido creada y escrita por Bob Pop y se ha presentado recientemente en el Festival de Málaga. En ella reflexiona sobre los hitos de su vida y pone en valor el proceso mediante el cual encontró su voz como escritor y como persona.

Lo hace a lo largo de seis capítulos titulados “No llores por mí”, “Retiro carnal”, “Háblame de ti”, “Manso”, “Todo bien” y “Recuerda” que nosotros ya hemos podido ver para realizar esta reseña, libre de spoilers, por supuesto. De hecho, ir descubriendo la trama y los personajes (también alguna que otra incorporación sorpresa), es uno de los principales atractivos de una serie en la que es fundamental el diálogo de la realidad con la ficcionalidad y que es, a fin de cuentas, un ejercicio de metaficción.

Maricón perdido nos lleva a mediados de los 80 para conocer a Roberto Enríquez, un soñador adolescente que sufre episodios constantes de acoso y que lidia con una situación familiar de incomprensión en la que su único apoyo es su abuelo.

Pero la trama no sigue una línea temporal unidireccional sino que hay constantes saltos en el tiempo: de esos momentos de autodescubrimiento hasta su traslado a Madrid donde se narran sus primeras experiencias sexuales, pasando por la brutal violación de la que fue víctima en el Retiro y de ahí a la actualidad, en la que reflexiona junto a sus colegas sobre lo que supone abrirse en canal de esta forma para contar, sin revanchismo ni victimismo, las cosas tal y como han sido y son.

Como ya pasara con Dolor y gloria, en la que Almodóvar hacía un ejercicio de introspección ficcionando su pasado, Bob Pop hace ahora algo similar sin perder en ningún momento su sello ecléctico pero a la vez conciso y desprejuiciado.

Ver galería

Maricón perdido - Galería de imágenes (8 imágenes)

Ésta es una serie de personajes en la que las relaciones que hay entre ellos fluyen con una inmensa naturalidad y se exprime el talento interpretativo de todos los miembros del elenco: desde una tremenda Candela Peña en el papel de su castradora madre, hasta un tierno Miguel Rellán en el papel de su abuelo pasando por Alba Flores como su fiel amiga Lola. Mención especial a Carlos Bardem en el papel de su padre, un personaje cuyo rostro nunca vemos, ni falta que hace, para que quede bien claro el terror que despierta en su hijo. Al igual que el progenitor invisibiliza al hijo, ahora el hijo prefiere desdibujarlo del relato y con su voz y su físico se entiende perfectamente lo que Bob Pop quiere retratar.

Maricón perdido está además cuajada de referencias culturales que definen a Bob Pop: libros, discos, películas, arte, vestuario, color... y un sinfín de elementos que hace que sea 100% identitaria. Viendo la serie lo ves a él, que era su máxima aspiración, así que misión cumplida. 

Estas son las mejores tablets para ver películas y series

Si sueles ver series cuando viajas o en varias partes de casa, estas tablets pueden ser buenas compañeras para el consumo de entretenimiento.

Ver listado

Y son dos sus mejores valores: por una parte contar con un acertadísimo casting en el que cada intérprete se ha dejado la piel empezando por el debutante Gabriel Sánchez y pasando claro está por Carlos González como versiones más jóvenes del escritor y guionista y, por otra parte, no pasar por encima de nada. Hay momentos de enorme crudeza que se muestran buscando la mayor verosimilitud posible y no hay tapujos ni medias tintas a la hora de llamar a las cosas por su nombre y mostrarlas de forma explícita. A pesar de que los episodios son breves superando por poco los veinte minutos, alcanza una enorme intensidad emocional.

El tono tragicómico (muy almodovariano) es como una montaña rusa en la que no hay un respiro: se entrelazan el drama, el humor, el retrato costumbrista y un montón de reflexiones críticas hacia la sociedad en la que nadie queda fuera del radar. Hay una obvia denuncia a la intolerancia, pero también a la doble moral, a la hipocresía de la propia comunidad gay y a conductas destructivas como el acoso, el maltrato y la violencia derivados de la incultura y la ignorancia. Con todo, Maricón perdido no es una obra tétrica ni amarga sino que sabe poner en valor todo lo que puede servir de antídoto contra eso: el arte, la literatura, la aceptación de uno mismo, el mantenimiento de una sana autoestima... Sin ser perfecta, da en el clavo en no pocas ocasiones lanzando un mensaje muy universal.

Ojo, que también hay momentos de marcado surrealismo cuando nuestro protagonista se siente protagonista de un musical, se sumerge en sus recuerdos o deja volar su imaginación. Una muestra más de que la serie se sale del molde y sabe aprovechar su libertad creativa para dejar claro que el polifacético Bob Pop no se autoencapsular en una serie de seis episodios. "Conócete a ti mismo", dice el aforismo griego y él lo ha completado añadiendo "Y cuéntaselo a los demás".