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Crítica de Mirai: mi hermana pequeña, de Mamoru Hosoda

Mirai, mi hermana pequeña
Mirai: mi hermana pequeña es una película escrita y dirigida por Mamoru Hosoda que fue nominada al Oscar a mejor película de animación la pasada edición de los premios. Estreno el 15 de marzo de 2019.

Mamoru Hosoda, el director de preciosas películas como Wolf Children, El niño y la bestia o La chica que saltaba a través del tiempo, vuelve de nuevo la vista a la infancia con Mirai: mi hermana pequeña para componer un tierno relato en torno a un niño de cuatro años llamado Kun.

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Desde su nacimiento, el pequeño ha sido mimado por sus padres y su abuela pero, con la llegada de su hermanita pequeña Mirai, su mundo se viene abajo y empieza a padecer los síntomas del llamado "síndrome del príncipe destronado". Ya no es solo él el centro de atención y tiene que aprender a convivir con su familia en un entorno completamente distinto.

Esta película de animación nos cuenta cómo sus padres, de hecho, también tienen que organizarse en el hogar de forma diferente y asumir distintos roles para poder salir adelante y cuidar de sus dos hijos. Kun necesita madurar un poco para adaptarse a la nueva situación, pero en este proceso se siente confundido y desplazado, lo que le hace dudar del amor de sus padres y "no soportar" a su hermana.

Uno de los días en los que tiene una pataleta, Kun sale al jardín y descubre la versión humana de su perro. Él le dice que pasó por la misma situación cuando él nació, pero que le va bien y le anima a seguir adelante. Periódicamente, Kun vivirá situaciones fantásticas similares. Todos esos momentos le permitirán ser más empático con su familia, descubrir qué comparte con ella y de paso desarrollar su propia autoestima y autonomía. Crecer.

Mirai: mi hermana pequeña es un relato acerca del árbol genealógico (hay una parte de la película que lo recorre como si fuera una infografía y los distintos momentos vitales de la familia se almacenaran en "hojas") y de cómo se va forjando el carácter y la personalidad de un niño, superando su mirada egoísta y avanzando hacia una progresiva madurez emocional. 

Lo que confirma la sensibilidad del guionista y director Mamoru Hosoda es la manera en la que muestra asimismo su esfuerzo y su terquedad, tan propios de esa etapa evolutiva. Y la exquisita belleza de su plasmación en pantalla, barnizada por una capa muy necesaria de humor que desdramatiza un poco las vivencias de Kun y de paso lleva al espectador a meterse en su piel (como el divertidísimo momento en el que dibuja a su madre como un demonio o algunas secuencias en las que lo vemos sentirse muy solo).

Mirai: mi hermana pequeña cuenta, además, con una preciosa luz que inunda cada fotograma y que, con distintos tratamientos, nos lleva a planos temporales diferentes: tonos ocres para el pasado, azulados para el futuro y resplandecientes destellos para los momentos más especiales.

Hosoda juega bastante con la animación, sobre todo en el tramo ferroviario en el que se desarrolla un alegórico arco argumental en el que se muestra la indefensión de un niño ante la pérdida y que puede llegar a recordar, salvando muchas distancias, uno de los momentos álgidos de Del revés. No hay muchas películas que se atrevan a retratar lo que le pasa por la cabeza a un niño y que lo hagan de una forma tan honesta y desprejuiciada. Sí, los niños juegan a hacer daño a veces, buscan los límites, meten la pata y hacen trastadas para llamar la atención. Y es normal que sus padres pierdan los papeles también en alguna ocasión. Esta normalidad en pantalla es la que hace que te den ganas de aplaudir en más de una situación: es fácil reconocerse en la pantalla y es precioso que la historia sea reconciliadora con ambas partes.

En resumidas cuentas,Mirai es una película de animación de una belleza conmovedora que se vio en España por primera vez en el Festival de Cine de Sitges, donde conquistó a público y crítica y que compitió por el Globo de Oro y el Oscar en las pasadas ediciones de ambos eventos. Y no es de extrañar, puede que sea el anime más cautivador del pasado año y dos deja de nuevo muy pendientes de Hosoda y de los próximos proyectos en los que se sumerja. 

VALORACIÓN:

Mamoru Hosoda vuelve a demostrar una sensibilidad especial hacia el mundo de los niños con un relato divertido y sincero acerca de los celos y las relaciones de familia.

LO MEJOR:

El diseño de los personajes, en especial, la gestualidad de Kun y de sus padres. Es fácil verse reflejado en la pantalla (y aprender algo de la peli).

LO PEOR:

Hay algunos momentos un poco desconcertantes y que pueden dar miedo a los niños, como el del tren humeante que te absorbe del andén.
Hobby

85

Muy bueno

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