Crítica de One Shot: Misión de rescate: Acción del tirón con Scott Adkins repartiendo plomo y machetazos

Pese a que no atraviesa por su mejor momento, el cine de acción (acción pura, sin superhéroes ni naves espaciales) sigue siendo uno de los pilares de Hollywood.

Es cierto que franquicias como John Wick mantienen el pabellón mientras las franquicias como Marvel disfrutan de su edad dorada, pero siempre se agradece tener un poco de adrenalina a la vieja usanza en la gran pantalla.

Con esa idea llega el próximo 21 de enero a los cines españoles One Shot: Misión de rescate, la nueva película del director James Nunn (no confundir con James Gunn) y protagonizada por Scott Adkins.

Ya hemos tenido ocasión de ver el filme, gracias a DeAPlaneta, y podemos contaros qué nos ha parecido esta trepidante misión.

Hoy en Hobby Consolas os traemos nuestra crítica de One Shot: Misión de rescate.

LA HISTORIA DE SIEMPRE

Si esperáis que One Shot: Misión de rescate vaya a tener una trama apasionante, llena de sorpresas y que nos deje sin respiración, sigue caminando, no la vas a encontrar.

El guion de Jamie Russell, basado en una historia del director, James Nunn es potencialmente plano y enfocado en la acción. No hay tiempo para profundizar en los personajes, y lo poco que lo hace es de lo más convencional.

Estamos ante lo que se conoce popularmente como una "americanada". Películas recientes como Triple frontera o Tyler Rake han explotado, a su manera este tipo de cine, pero con un mayor peso narrativo de los personajes.

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En One Shot: Misión de rescate, el objetivo es que nos sintamos, por así decirlo, como en una misión de Call of Duty (o de casi cualquier juego similar).

Un grupo de Navy SEAL es enviado junto a una agente de la CIA a una prisión secreta en el Mar Baltico, de esas donde los Convenios de Ginebra se aplican rigurosamente (modo irónico: off).

Allí deben recoger a un recluso para transportarlo a otro lugar. Pero durante la misión de recogida, la prisión será asediada por insurgentes que sobrepasarán rápidamente a los soldados emplazados allí.

El teniente Harris (Adkins) y su equipo deberán hacer lo posible por resistir y salir de la prisión con vida, junto a su objetivo.

SIN TIEMPO PARA CHARLAS

Con el foco de One Shot: Misión de rescate puesto en la acción trepidante y en tenernos sus 96 minutos más tensos que la piel de un tambor, su elenco no tiene demasiada ocasión para dialogar.

Y podemos decir que es, en parte, una suerte, porque las ocasiones en que encontramos diálogos "largos" percibimos unas carencias importantes de empatía con cualquier personaje.

Ashley Greene (saga Crepúsculo) encarna a la analista de la CIA Zoe Anderson, que en algunas ocasiones parece que más que tensa está preguntándose qué hace en esa película.

Cuando vemos películas de acción no esperamos actores hiperexpresivos, pero sí que transmitan esa tensión del momento, y ella, aunque lo intenta, no lo consigue.

El resto de papeles con texto; Scott Adkins, Ryan Phillippe, Emmanuel Imani, Dino Kelly, Jack Parr y Terence Maynard, de "los buenos" estarán más ocupados en forrar de plomo a todo lo que se mueva, y en ver quién tiene las credenciales más gordas para dar órdenes en algunos casos.

Los malos también son todos muy malos, inflexibles, fanáticos, demonizados a rabiar. Son un estereotipo de libro, al igual que todo personaje de esta historia. Y son muchos, le pegas una patada a una piedra y salen 37 terroristas. Modo horda total.

Waleed Elgadi, que es el recluso, es sobre quien recae un mínimo de dramatismo, pero a Jess Liaudin, Andrei Maniata y Lee Charles les pones en cualquier película del mismo género y harán el mismo papel de mercenarios chungos con demasiado frenesí acumulado en el gimnasio.

Sí que debemos aplaudir el apartado de acción, cómo no. Los movimientos tácticos del equipo SEAL quedan muy resultones en pantalla, y Scott Adkins puede dar rienda suelta a su repertorio como artista marcial y especialista.

FOTOGRAFÍA: SALVANDO EL DÍA

La verdadera virtud de OneShot: Misión de rescate la revela su propio título. Si bien hace referencia al dicho "One Shot, One Kill" (un disparo un muerto) que se dice en algunos equipos de las Fuerzas Especiales, también hace alusión a que la película entera está filmada a modo de plano secuencia.

Desde el primer segundo hasta el último, el director de fotografía, Jonathan Iles, y su equipo harán que sintamos que estamos acompañando al equipo del teniente Harris. 

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El plano secuencia se irá moviendo por todo el recinto, entrando en edificios y metiéndose por cualquier recoveco que sirva como excusa para "no cortar la toma".

Obviamente se trata de un falso plano secuencia, rematado en postproducción por el equipo de Liviu Jipescu, pero consigue captar esa sensación de estar dentro de la acción, igual que hizo 1917 en su momento.

One Shot: Misión de rescate no es una película para todo el mundo. Te tiene que gustar mucho la acción para que disfrutes de su larga secuencia y su enfoque descarado por los tiroteos y las luchas a cuchillo.

Si no es tu género predilecto, es muy posible que la mera excusa de ser un enorme falso plano secuencia no sea suficiente atractivo para verla, ya que no inventa nada y toma prestado el 99% de sus tropos.

Si, por el contrario, eres un apasionado del cine de acción, One Shot: Misión de rescate te va a entretener, sin más. Esta película no es la panacea, aunque tampoco es un producto mediocre dentro de su género.

Decidáis lo que decidáis, recordad que One Shot: Misión de rescate estará en los cines a partir del 21 de enero de 2022.