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Crítica de Ripley, una nueva y adictiva iteración del personaje de Patricia Highsmith

Ripley

Crítica de Ripley, la nueva serie de Netflix protagonizada por Andrew Scott, Dakota Fanning, Johnny Flynn y Maurizio Lombardi.

Hacía mucho tiempo que no podíamos hablaros con tanto entusiasmo de una serie de Netflix: Ripley es una joyita dentro de su catálogo y no solo porque entre de inmediato por la vista con una exquisita fotografía en blanco y negro, sino porque su factura técnica es de puro cine clásico.

Se trata de una miniserie de ocho episodios que oscilan entre los 45 y los 75 minutos de duración a lo largo de los cuales conocemos las andanzas de Thomas Ripley, el personaje creado por Patricia Highsmith al que dio vida un jovencísimo Matt Damon en la versión de Anthony Minghella de 1999 (El talento de Mr. Ripley).

Como si quisiera dar un golpe sobre la mesa, el guionista y director Steven Zaillian (The Night Of), busca un estilo propio completamente nuevo y alejado del que conocimos entonces. Ni el planteamiento visual ni el enfoque de los personajes se parece lo más mínimo. 

Una misión envenenada

Ripley arranca desplazándonos a los años 60 y presentándonos a un buscavidas neoyorquino que subsiste a base de pequeñas estafas cambiando de domicilio y evitando dejar un rastro. 

Para su sorpresa, un detective contratado por un hombre millonario da con él. Quiere ofrecerle un trato: le pagará el viaje y los gastos si consigue que su hedonista hijo Dickie, un diletante aspirante a pintor, regresa a su hogar y deja a su amante Grace, junto a la que vive en una pequeña localidad costera italiana.

 

Thomas ve en este plan un verdadero negocio, de modo que se desplaza allí y se hace el encontradizo. Dickie es un hombre muy ingenuo y no lo duda un instante. Le abre las puertas de su casa, le permite instalarse en ella y lo colma de atenciones, para desagrado de Grace.

Una vez que se ve rodeado de privilegios, lujos y arte, empezará a plantearse suplantar su identidad tejiendo una peligrosa red de mentiras en la que puede quedar atrapado si no tiene sumo cuidado.

Uno de los mayores aciertos de Ripley es el casting, encabezado por un Andrew Scott (Desconocidos) fabuloso, acompañado, entre otros, por Dakota Fanning, Johnny Flynn, John Malkovich y Maurizio Lombardi. No hay una sola fisura en un elenco escogido con gran tino, tanto en el caso de los personajes principales como en el de los secundarios.

La dosificación del misterio, el montaje, el gusto por el detalle, la primorosa composición de los planos, los tiros de cámara, la fotografía... Asistimos a casi ocho horas de una historia concebida a golpe de lenguaje cinematográfico planificado con devoción para conseguir un acabado impecable.

Puede que no haya quedado claro así que lo vamos a subrayar una vez más: Ripley es una serie bellísima. Recorremos Nápoles, San Remo, Roma, Venecia: los claroscuros de Caravaggio, cuya historia misma se entrelaza con la del protagonista y los canales, los amorcillos de las fuentes, los altorrelieves de los monumentos... Italia es un personaje más, que sirve de marco y abrigo a la narración.

Dakota Fanning en Ripley

Netflix

Hay también un gran cuidado en lo que se refiere a la puesta en escena y el atrezzo para retratar de la forma más fiel posible la época y la idiosincrasia del momento: los medios de transporte, los hoteles, los vehículos como los cinquecentto, tan habituales en las calles, hacen que Ripley respire verosimilitud.

Una historia de suspense como ésta debe estar bien desarrollada, manteniendo el interés de los espectadores, retándoles a adivinar el curso de los acontecimientos y, sobre todo, creando un personaje principal lo suficientemente apasionante y tenebroso como para conseguir que nos mantengamos de su lado muy a nuestro pesar. Esa atractiva zona de la malsana inmoralidad.

No faltan los elementos casi fantásticos en forma de ensoñaciones, proyecciones del protagonista o la materialización de sus miedos más profundos en pesadillas recurrentes.

Los ecos hitchcockianos son obvios en una miniserie que parece pertenecer a otra época y en la que nada sobra para construir una trama sólida en la que el factor humano siempre está presente y a menudo podemos adelantarnos a lo que va a su suceder y a lo que saben los personajes. Zaillian nos ha catapultado a un pasado glorioso en el que se conjugan un montón de aspectos positivos.

VALORACIÓN:

Ripley es una de las adiciones más interesantes al catálogo de Netflix desde hace meses: una historia cautivadora, una bellísima Italia inmortalizada en blanco y negro e interpretaciones estupendas. Una cita obligatoria con una serie que es cine puro.

LO MEJOR:

Visualmente es una serie deliciosa que se degusta con verdadero placer: es un masaje para la vista. Andrew Scott lo borda una vez más.

LO PEOR:

No es apta para impacientes: se toma su tiempo para presentar a los personajes y sus conflictos. Eclosiona en el tercer episodio.
Hobby

85

Muy bueno

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Etiquetas: Netflix