Crítica de ¡Salta!, saltos temporales y aventuras con corazón

Empieza a despuntar un género en nuestro país que funciona bastante bien por suponer un soplo de aire fresco y dirigirse al público más generalista posible: el familiar. Son películas que tienen el potencial de gustar tanto a grandes como a pequeños y que concitan por tanto el interés de las masas. Hablamos del cine de aventuras con cierto corte fantástico o de ciencia-ficción. 

¡Salta! es un ejemplo de éxito, mientras que películas recientes como El hombre del saco, han hecho una aproximación añadiendo notas de terror sin conseguir dar en el clavo.

La buena noticia es que se puede hacer esto sin hacer fotocopias al estilo Segura y extrayendo buenas interpretaciones de los actores más jóvenes como tan bien hicieron David Serrano en Voy a pasármelo bien , Manu Gómez en Érase una vez en Euskadi o Paco Plaza en Verónica. 

La idea original de ¡Salta! parte de un cortometraje Einstein-Rosen de Olga Osorio con el cual obtuvo 23 premios o menciones tras un periplo internacional por más de 240 festivales y certámenes. Se había ido curtiendo creando piezas cortas como reStart, Mouras, Tinder Time o Cuestión de autoridad.

Supone su primer proyecto en formato de largometraje en el cual tiene ocasión de demostrar su talento para la dirección de actores, algo esencial por la propia naturaleza de la historia y para manejar los tiempos de la narración.

Un pasado por delante 

¡Salta! tuvo como título provisional Un pasado por delante, que daba cuenta de la paradoja temporal a la que se enfrenta el protagonista de la historia.

Él es Teo, un muchacho de diez años que vive con su familia en un modesto piso, pendiente de las cosas que le gustan: el fútbol y hacer travesuras, como curiosear los papeles de su desaparecida madre, en los que parecía haber descubierto algo excepcional. Era una científica especializada en agujeros de gusano y estaba siguiendo una pista prometedora.

Su hermano Óscar, tres años mayor que él, es el típico sabelotodo obsesionado con la teoría de la relatividad que prefiere pasar horas y horas estudiando siguiendo los pasos de su madre, pero su vida va a dar un giro radical cuando Teo desaparece de forma misteriosa.

Abatido por esta segunda pérdida en su vida, va a volcarse como nunca en sus estudios con el ánimo de descubrir un portal temporal que le dé una explicación a sus vivencias.

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Olga Osorio y Aracei Gonda coescriben un libreto que tiene la capacidad de interesar a la audiencia por los personajes e implicarla emocionalmente en el devenir de su historia. Y no solo los dos protaginistas, excepcionalmente interpretados por Mario Santos, que tiene un gran desparpajo y Tamar Novas.

También encontramos secundarios fantásticos como Marta Nieto, Manuel Manquiña y Mabel Rivera, cuyos personajes resultan tan entrañables como los mencionados anteriormente.

El tema de los viajes en el tiempo permite introducir distintas lecturas en la película que trascienden la aventura inicial, que impulsa la acción: permite hacer una reflexión sobre el pasado, plantarse "qué habría pasado si..." para cada uno de los personajes e incluso darles una lección sobre aquello a lo que han renunciado o lo que les falta en sus vidas.

Y desplegar, claro está, el manto de la nostalgia. En esta ocasión es una cuestión bien abordada y entendida para no recalar en clichés del estilo Stranger Things ni resultar algo excesivamente sobreexplotado: es un marco que sirve de telón de fondo sin eclipsar la trama.

En resumidas cuentas, ¡Salta! es una película enternecedora, bien construida y que cuenta con buenas interpretaciones a pesar de ser una producción modesta. Y que requiere su toque de efectos especiales, por cierto, sin grandes alardes pero funcionales.