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Crítica de El silencio de la ciudad blanca, con Belén Rueda y Javier Rey

El silencio de la ciudad blanca
¿Hace un thriller policial basado en un bestseller? Crítica de El silencio de la ciudad blanca, la nueva película de Daniel Calparsoro basada en la novela de la escritora Eva García Sáenz de Urturi.

Se conjugan muchos ingredientes interesantes en El silencio de la ciudad blanca. Estamos ante un thriller policial que bebe del éxito literario de Eva García Sáenz de Urturi, autora de la famosa "trilogía de la ciudad blanca". Esto implica que, como punto de partida, la película tiene vocación de continuidad y cuenta con una absorbente historia con el clásico esquema de bestseller policial. Asesinatos en serie, un malvado escurridizo, un equipo de investigadores marcados por sus propias tragedias personales...

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En fin, que teniendo en cuenta la solvencia del elenco y la eficiencia narrativa de un director como Daniel Calparsoro (El avisoCien años de perdón), era relativamente fácil realizar una película que sobresaliera de la media. Por desgracia, lo farragosa que es la trama y su acelerado final, que sin embargo llega carente de emoción, dado que al espectador le resulta muy fácil adelantarse al desenlace, hacen que se quede algo por debajo de lo esperado.

La ficción nos traslada a la ciudad de Vitoria, en 2016, cuando los cadáveres de unos jóvenes de veinte años aparecen desnudos en la cripta de la Catedral Vieja: es un asesinato ritual que no pasa desapercibido por su enorme parecido con el de hallazgos similares.

Tasio Ortiz de Zárate, el brillante arqueólogo condenado por los asesinatos que aterrorizaron Vitoria dos décadas atrás y que seguía ese mismo modus operandi, está a punto de salir de prisión cuando los crímenes se reanudan. ¿Se trata de un imitador?

Unai López de Ayala, un inspector experto en perfiles criminales, debe cazar al asesino, algo que no le resultará fácil dada la sucesión imparable de crímenes y una investigación policial contaminada por las redes sociales que lo llevarán al límite, enfrentándolo a un asesino camaleónico y despiadado que podría estar más cerca de lo que habría podido suponer. Alba, la subcomisaria con la que mantiene una ambigua relación, se ve envuelta en una contrarreloj mientras la amenaza acecha en cualquier esquina. 

Lo primero que hay que comentar de El silencio de la ciudad blanca es el repartazo con el que cuenta: Aura Garrido repite en un policial con un rol muy distinto al de El asesino de los caprichos aunque con una caracterización bastante similar y sigue siendo una de las intérpretes más interesantes de su generación. Los protagonistas, Javier Rey (Fariña) y Belén Rueda (Durante la tormenta), destilan química desde su primer encuentro fortuito y tienen tanto el talento interpretativo como la adecuación física para encarnar a sus personajes.

Pero es que además hay toda una serie de intérpretes involucrados en la película que ya con su mera presencia se comen la pantalla: tal es el caso del siempre hipnótico Álex Brendemühl (Petra), de Pedro Casablanc (Vida perfecta) o Manolo Solo (Tarde para la ira).

El otro aspecto a reivindicar es otra fantástica banda sonora compuesta por Fernando Velázquez, que se hizo con el Goya en 2017 por la BSO de Un monstruo viene a verme y vuelve a marcarse un ejercicio musical digno de aplauso que contribuye sobremanera a la creación de atmósferas y estados de ánimo en el espectador.

A todos los niveles, El silencio de la ciudad blanca se remite a la estética de los thrillers estadounidenses: desde el tratamiento de la fotografía, hasta la presentación y desarrollo de los personajes pasando por los clichés del género policiaco con asesino en serie frío y calculador camuflado ante los ojos de los protagonistas. Esto tiene sus beneficios y sus desventajas. El lenguaje es muy familiar, pero también lo son los giros argumentales a los que es tan fácil adelantarse.

Las secuencias en las que lo vemos en acción son, en efecto, desasosegantes y juegan con la tolerancia del espectador a lo extremo, pero también es cierto que se echa en falta menos teatralidad y más verosimilitud.

En suma, se trata de una cinta razonablemente entretenida y con grandes aciertos, como mostrar la grandiosidad de una ciudad tan bella como Vitoria, pero en la que también es cierto que hay cierta carencia de identidad. Raro es que una cinta de Calparsoro que se presta a introducir secuencias de acción en las que él es experto, no aproveche la ocasión para demostrar ese punto fuerte suyo... Y que el final te deje encogido de hombros, pensando "pues vale, me lo esperaba".

Pese a todos sus defectos como ese desarraigo por el lugar en el que se suceden los crímenes, la propuesta de El silencio de la ciudad blanca tiene atractivo suficiente como para poder seguir teniendo fuelle en cines con nuevos episodios, sobre todo si encandila a los fans de los libros, por más que vayan a encontrarse una adaptación más flojita que el material que le ha servido de base.

VALORACIÓN:

Haciendo gala de su habitual eficiencia, Daniel Calparsoro dirige un thriller policiaco con destreza, aunque no pueda evitar que el espectador se adelante a los acontecimientos y que algunos aspectos carezcan de verosimilitud.

LO MEJOR:

La banda sonora, el elenco principal y la trama de la novela en el incomparable marco de Vitoria. Es una película que engancha rápido.

LO PEOR:

No está muy bien resuelta; es algo farragosa, se ven venir los principales giros de guión y peca de utilizar una estética muy estadounidense.
Hobby

68

Aceptable

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