Crítica de Spencer, el sobrevalorado biopic de Lady Di protagonizado por una esforzada Kristen Stewart

Si quisiéramos resumir la película Spencer con una sola palabra, sería claustrofobia. Es lo que nos hace sentir Pablo Larraín al confeccionar el retrato de una mujer con una inmensa crisis de identidad cuando tiene que enfrentarse a algo que puede con ella: no consigue tragar con un mundo de apariencias en el que se siente atrapada, desarraigada y fuera de lugar.

Tan bien traslada el director esta sensación, que consigue que los espectadores nos sintamos como ella: deseando abandonar la sala de cine.

Spencer nos desplaza a un momento muy concreto de la vida de la princesa de Gales: unas navidades de comienzo de los años 90 en las que se puso de manifiesto que el matrimonio de Lady Di y el príncipe Carlos no podría llegar nunca a funcionar.

Su relación paralela (y nada disimulada) con Camilla Parker Bowles ya había dinamitado cualquier ilusión tras la boda y ella arrastraba una pesada carga de desazón, celos y tristeza por haberse sentido utilizada para concebir descendientes que aseguraran la línea de sucesión y haber visto truncada la posibilidad de ser feliz en el seno de la familia real.

A pesar de estar en la posición idónea para ser un día reina de Inglaterra, Diana buscaba desesperadamente afianzar su identidad, tratando de regresar a la propiedad de su familia que se encontraba en las inmediaciones de la finca de Sandringham en Norfolk de la Casa Windsor y sobre todo, soslayar todo encuentro con la familia real, a la que consideraba estancada en el pasado.

Durante los tres días del fin de semana en el que se celebra la Navidad, Diana se siente completamente atrapada y cautiva, lo que la lleva a tener un comportamiento errático y autodestructivo y a protagonizar una serie de desencuentros descorazonadores.

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El mayor problema de Spencer es el de volver a presentar a Diana de Gales como una víctima inocente y convertirla en una mártir... al punto de realizar una comparativa muy desafortunada con Ana Bolena, mujer que fue decapitada tras un juicio nefasto en la que se la acusó de ser infiel e incluso de haber tenido relaciones incestuosas para que su marido contrajera nuevas nupcias con otra mujer.

De esta forma se reincide en uno de los problemas recurrentes a la hora de analizar su vida: la excesiva mitificación, problema en el que no han incurrido, por cierto, obras recientes de mayor profundidad psicológica, que han analizado periodos de la vida de Diana más largos, como es el caso de la excelente serie The Crown.

En ella, Emma Corrin no parece tener que esforzarse para mostrar esa ingenuidad primigenia de la joven deslumbrada por el príncipe, mientras que Kristen Stewart sí que parece necesitar estar apoyándose en ciertos tics para componer su interpretación.

Vaya por delante que se esmera al máximo para tratar de parecerse a alguien con quien no guarda parecido alguno, y que clava su forma coqueta de caminar cargada de hombros y esquiva. De hecho, cuando está de espaldas, gracias a la caracterización y el estilismo, es casi indistinguible de la imagen que tenemos de Lady Di.

Sin embargo, la película resulta demasiado repetitiva y la dirección es tediosa recreándose mucho en su rostro, en sus mohínes y su enorme disgusto con la situación, dejando claro que no era la elección idónea de casting para este papel. Sí que se entiende que la actriz y la princesa tienen algo potente en común: ese "no encajar" en el rol asignado: una en Hollywood y la otra en una doble vida.

En resumen, Spencer es una película asfixiante y tortuosa. En verdad no aporta nada que no se sepa sobre la vida de Diana de Gales y se hace larga y pesada. Al reflejar además un periodo de tiempo tan corto, tampoco se permite ver una evolución de los personajes, es una suerte de foto fija del terror de una mujer atrapada, así que es algo patético de contemplar y poco provechoso a fin de cuentas.

Hay más verdad en la pequeña aparición de Sally Hawkins (La forma del agua) que en el resto de las secuencias que conforman Spencer, una cinta carente de naturalidad y poco prolija en su discurso. Para más información sobre la vida de Diana, aquí os dejamos un listado de documentales imprescindibles.