Crítica de la temporada 2 de GLOW, próximamente en Netflix

Con la temporada 2 de GLOW, sus chicas dan una buena pirueta en su ring de wrestling: hay un salto de calidad importante en esta obra creada por Liz Flahive (Homeland) y Carly Mensch (Orange Is The New Black). La razón es que vuelve a poner patas arriba los estereotipos sociales de los roles masculino y femenino y de paso afronta, a veces con una delicadeza inusitada en su género, temas muy serios que tienen un fuerte eco en la actualidad: desde el modus operandi de la industria del entretenimiento que ha terminado desembocando el movimiento #MeToo hasta el SIDA o los prejuicios étnicos.

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Esta serie de Netflix no busca ser reivindicativa mediante el panfleto, sino que cuida a sus personajes y les da a todos ellos un background relevante. No te sentirás identificado/a con todos, pero sus historias no te resultarán indiferentes porque se evita a toda costa crear "villanos" y es fácil ponerse en su lugar, incluso cuando se equivocan.

Os recordamos que se trata de una comedia inspirada en una breve serie de los 80: cuenta la historia de Ruth Wilder, una actriz en paro que trata de abrirse camino en Los Ángeles y que encuentra su última oportunidad de ser una estrella entre el brillo y la lycra.

El año pasado os hablamos de la primera temporada de GLOW en la que conocíamos a nuestra protagonista, interpretada por Alison Brie (Los archivos del Pentágono) y como os dijimos, teníamos la sensación de que la serie tenía mucho espacio para crecer antes de tocar techo.

La segunda temporada de GLOW ha sabido "dar el estirón": consolida lo que funcionaba en su arranque y resuelve algunos problemas que le impedían despegar. La selección musical sigue siendo ESTUPENDA con temazos como “Nothing’s Gonna Stop Us Now” de Starship, “Man on the Corner” de Genesis, “Destination Unknown” de Missing Persons, “I Know What Boys Like” de The Waitresses. “Just Like Honey” de The Jesus and Mary Chain, “Situation” de Yazoo o “Crazy for You” de Madonna. Y otro tanto se puede decir de la ambientación, la caracterización (prostéticos, maquillaje y peluquería) y el diseño de producción.

La combinación de los dramas íntimos de los personajes (desde la asunción del divorcio de Debbie y la repercusión de su trabajo en su papel como madre hasta la paternidad de Sam, que debe lidiar con su hija adolescente en busca de su propia voz, con el conflicto general que a todos los une: la supervivencia del show en antena) funciona a las mil maravillas. Cada personaje secundario tiene su propia trama y se abordan muchos frentes sin descuidar ninguno: la diversidad sexual, el embarazo, el matrimonio, diferentes relaciones paterno y maternofiliales... Estamos, además, ante un guión inteligente que nunca te lleva por el camino trillado en otros productos televisivos: los personajes nunca reaccionan como te esperas.

Por supuesto, la temporada 2 de GLOW no se sostendría sin un potente reparto: Marc Maron vuelve a destacarse como Sam Sylvia y nos regala algunas de las frases más divertidas, lacónicas y potentes de esta segunda temporada. Más que eso: algunas son carne de meme y pueden volverse tan virales como la de Julio Iglesias diciendo "Y lo sabes". Pero ojo también a Chris Lowell como Bash, porque os va a sorprender su evolución tanto como la de la relación de Debbie (Betty Gilpin está fabulosa) y Ruth, que es uno de los puntos centrales sobre los que se articula la narrativa de la serie.

No hay ningún personaje de relleno o que sea un mero alivio cómico... Y eso a lo mejor hay quien lo echa en falta, como el hecho de que sea imposible anticiparse a lo que va a suceder en cada momento. En este sentido hay algunos giros de guión que pueden pillar al espectador con el pie cambiado, sin tener nada claro por dónde va a salir el sol.

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GLOW - Galería de imágenes de la temporada 2 (4 imágenes)

Esta serie de Netflix pega fuerte con su segunda temporada y sigue retratando el mundo femenino desde una óptica divertida e implicada sin renunciar por ello a crear potentes personajes masculinos también.

A pesar de retratar el mundo de la apariencia y la simulación, como es el universo televisivo del wrestling, ha sabido trabajar la musculatura profunda de sus atletas y esto incluye tanto la parte física como emocional del show. Las coreografías son alucinantes. se nota el esfuerzo por darles verosimilitud y lo mismo respecto a lo que sucede entre bambalinas. 

Sabe diferenciar los momentos de cachondeo de los de reflexión y ofrece en bandeja diez episodios que a partir de un determinado momento solo pueden consumirse del tirón. Es imposible parar de verla, así que fácilmente entrará en el ranking de las series más maratoneadas de Netflix este verano. ¡Larga vida a la purpurina, la laca y los calentadores, queremos ver más GLOW!