Crítica de la temporada final de Operación Marea Negra, serie de Prime Video

Operación Marea Negra se despide para siempre con la emisión de los cinco episodios que componen su tercera temporada desde hoy mismo en Prime Video. Con ellos concluye la historia de Nando Barreira que comenzó en 2022 hablando de la odisea, basada en hechos reales, de un joven gallego que atravesó el Atlántico en un narcosubmarino.

La segunda temporada nos sorprendió con un paulatino alejamiento de la realidad para internarnos en la ficción y seguir explorando a los personajes con un recasting del protagonista: Álex González le entregaba el testigo a Jorge López con éxito y asistíamos a otro gran cambio... el del negocio. Pasábamos así del contrabando de coca al de fentanilo.

La tercera temporada de Operación Marea Negra es, por una parte, una continuación directa y, por otra, un regreso a los orígenes en la medida en la que Nando vuelve a entablar relación con antiguos colaboradores (y a reclutar a otros nuevos) para volver al agua, esta vez en narcolanchas.

Punto de partida: el caos y una contrarreloj

Dos policías vigilan de cerca la llegada de un camión, cargado de fentanilo, que está a punto de ser recepcionado por Nando, convertido en intermediario entre América y Europa. Pero algo sale muy mal y el dispositivo le pierde la pista tanto a Barreira como al camión, robado por albaneses.

Está en un buen lío porque solo tiene 48 horas para encontrarlo y recuperar la confianza de sus clientes. Adicionalmente, tiene a las fuerzas de seguridad tras sus talones tratando de darle caza, aunque ciertos miembros del cuerpo lo preferirían muerto o desaparecido para que no se hiciera público el acuerdo al que llegaron con él y que lo puso en libertad.

Nando va a tener que activar su instinto de supervivencia para vivir un montón de situaciones límite que le van a llevar a sacrificarse para tener algo en lo que hacer valer su palabra, a reencontrarse con viejos enemigos, fantasmas del pasado e incluso rendir cuentas ante la tumba de su abuelo y Cesáreo, el que fuera su entrenador.

La primera duda que tendrá el espectador medio que no se haya enfrentado a esta ficción con anterioridad es si resulta imprescindible haber visto los nueve episodios preexistentes antes de meterle mano a la tercera temporada.

Y sí, es absolutamente necesario para comprender a los personajes, su desarrollo y la conclusión de la trama, puesto que hay llamadas constantes a algunos de los momentos más impactantes y álgidos de la historia.

El diseño de producción no se relaja y sigue resultando acorde a lo esperado, con plena continuidad con lo visto con anterioridad y, de nuevo, un reconocimiento a la Guardia Civil por su indispensable colaboración para el rodaje, que se ha llevado a cabo en Galicia y le saca un buen partido a sus localizaciones. 

El equipo de dirección sigue liderado por Igor Legarreta y Oskar Santos mientras que los responsables del libreto son Asier Guerricaechebarria y Javier Echániz. Han hecho bien muchas cosas, pero la más importante es la de liberarnos de esa incómoda empatía hacia el protagonista.

Mediante flashbacks vamos profundizando en su infancia y en sus motivaciones pero sin perder de vista a todos aquellos a los que ha ido traicionando y decepcionando por el camino. Tanto Luis Zahera (As bestas) como Nerea Barros (La novia gitana), animales interpretativos ambos, vienen a personificar ese desengaño con una persona en la que llegaron a confiar.

Por lo demás, la serie tiene su parte de thriller "serio", con los líos internos en comisaría y esa obsesiva búsqueda de Nando y su parte de espectáculo a veces algo histriónico del que se encargan los personajes más extremos interpretados por Óscar Jaenada y Bruno Gagliasso, sin dejar de lado a los capos entre rejas a quienes dan vida Diego Anido y Miguel de Lira.

Una de las fortalezas de Operación Marea Negra fue siempre el hecho de que fuera una coproducción dado que le ha permitido a la serie explorar lo mejor y lo peor de las colaboraciones policiales, además de conjurar a un reparto internacional bien nutrido en el que destaca la presencia de Lúcia Moniz, que regresa en el papel de la inspectora Carmo.

En suma, Operación Marea Negra 3 se percibe como una continuación y un desenlace muy orgánico respecto a lo que podíamos esperar: ha resultado ser una serie bastante honesta, con sus luces y sus sombras, que se inició como relato de un caso real y reciente y ha terminado volando por libre.