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Crítica de Bajo terapia, la nueva película de Gerardo Herrero en base a la obra de teatro de Matías del Federico

Bajo terapia

Crítica de Bajo terapia, la nueva película de Gerardo Herrero en base a la exitosa obra de teatro de Matías del Federico de estreno el 17 de marzo.

Seis personas enlatadas. Que Bajo terapia nace de una obra de teatro es algo que salta a la vista: pocos personajes, apenas una localización y una tarea que cumplir que va a cambiarles la vida.

Los lances dialécticos, las miradas, las posiciones de superioridad o inferioridad... Todo está meticulosamente calculado para mantener y dirigir la atención del espectador de unos a otros hasta la resolución.

Gerardo Herrero (El asesino de los caprichos), que produce, guioniza y dirige la cinta, dice que sintió "un flechazo". En sus propias palabras: "Fui al teatro a ver la obra y nada más bajarse el telón intenté averiguar si los derechos estaban libres para poder hacer su adaptación al cine". El proceso se dilató durante meses, pero lo consiguió a base de insistir, como es evidente.

¿Qué fue lo que le cautivó? Así lo explica: "Quise hacer esta adaptación por varios motivos: porque me parece que habla de cosas importantes y profundas, de cosas que tienen que ver con la sociedad, que tienen que ver con el ser humano. Además, tenía unas posibilidades visuales que no estaban planteadas así en la obra y yo quería intentarlo".

Bajo terapia nos deja clara la premisa principal, que es que todo lo que va a suceder va a formar parte de una terapia algo heterodoxa. La sorpresa llega en los últimos impases de la película que reescriben lo que creíamos haber estado viendo.

 

Exponiendo problemas de pareja

Tres parejas en tratamiento son citadas por su terapeuta para tener una sesión en grupo guiada desde la distancia. Cada una de ellas tiene sus propios problemas: en una hay un distanciamiento producido por el paso del tiempo, en otra cierta suspicacia derivada de la incapacidad de adquirir un compromiso más fuerte y en otra una relación malsana de dominación.

Las indicaciones para seguir el proceso son claras: tienen a su disposición ocho sobres que deben que abrir por orden con temas que a tratar de la forma más positiva posible, pero antes de pasar al siguiente tienen que estar todos de acuerdo y hacer sonar una corneta.

En algunas ocasiones las misivas apuntan hacia uno de ellos en concreto, en otras hacia temas comunes como el sexo, las relaciones familiares o las expectativas de futuro. El caso es que pronto se disparan las tensiones, se hacen bandos y aparecen dinámicas de grupo... curiosas.

Pero hay algo que late al fondo de todo este entramado de revelaciones que está más allá de los problemas que se pueden arreglar con entendimiento y buena voluntad. Algo que va a estallar en el último instante y que tendrá consecuencias demoledoras.

Exprimiendo las posibilidades del espacio

A priori podría dar la sensación de que la orquestación de la película estaba destinada a ser algo anodina, pero Herrero mueve la cámara entre los personajes, se vale de toda clase de soluciones para variar los planos e incluso en momentos especialmente impactantes juega con el foco.

Para mostrar este "tira y afloja" entre los personajes es esencial definir muy bien la coreografía de movimientos, y es algo calculado al milímetro. Ojo al raccord porque es estupendo y al montaje, muy dinámico teniendo en cuenta el corsé espacial.

El otro eje fundamental para que la propuesta funcione es el reparto. Juan Carlos Vellido (La Fortuna) y Fele Martínez (Machos alfa) han saltado de las tablas del teatro al set de rodaje sin mayor problema mientras que el resto del elenco se seleccionó exprofeso para la película: Antonio Pagudo (La que se avecina), Alejandra Jiménez, Malena Alterio y Eva Ugarte (Mira lo que has hecho).

Todos se ajustan bien a los perfiles asignados y hacen un buen trabajo: Pagudo parece ser un alivio cómico hasta que se modula su papel hacia un registro algo más desencantado mientras que los demás, desde el comienzo tienen un cariz más amargo.

El guión de Bajo terapia busca tratar muchos temas (la infidelidad, la ludopatía, la crianza de los hijos, la confianza, la pasión...) pero deja en el centro uno especialmente grave que va más allá de lo que puede considerarse un simple problema de pareja y se traduce en delito. 

Es el gran giro de guión final, quizás menos creíble de lo deseable en un principio que constata lo que ya sabíamos: que esto no era una comedia ligera más y que nos queda mucho que evolucionar como sociedad para destapar casos como estos poniendo el foco en ellos y dejando de mirar hacia otro lado.

VALORACIÓN:

Aunque pudiera parecer un mero trabajo de teatro filmado y su resolución no sea del todo creíble, Gerardo Herrero hace un verdadero ejercicio de planificación de rodaje con una variedad de planos y una libertad de la cámara asombrosa para retratar la tensiones que surgen en el grupo.

LO MEJOR:

La planificación del rodaje y la forma en la que la atmósfera se va haciendo cada vez más opresiva y claustrofóbica.

LO PEOR:

El giro final resulta poco convincente.
Hobby

65

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