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Crítica de Todo es una mierda, nostalgia noventera en Netflix

Todo es una mierda
Netflix vuelve a jugar la carta de la nostalgia con Todo es una mierda (Everything sucks!). Echamos un vistazo a la primera temporada de la nueva comedia ya disponible en Netflix España.

Cuando nos encontramos ante esta serie bajo el título de Todo es una mierda (Everything sucks!), no pudimos evitar sentir un escalofrío. Netflix vuelve a apostar por el factor nostalgia con otra serie ambientada dos décadas atrás en el tiempo. La primera temporada de esta nueva serie de Netflix está disponible en el catálogo de Netflix España desde el 16 de febrero de 2018, y consta de 10 episodios de unos 23 minutos de duración cada uno.

A pesar de lo que nos pudo parecer desde lejos, Todo es una mierda ha resultado ser entretenida y ha logrado superar nuestras expectativas, que por otro lado no eran muy altas. No ha habido nada que realmente nos chirriase o nos hiciera llevarnos las manos a la cabeza. Aunque no hay tampoco nada genial, hay muchos pequeños detalles que hacen que esta nueva serie de Netflix pueda tener futuro. Vamos a echar un vistazo a unos cuantos.

El mejor merchandising de Stranger Things

Aquellos maravillosos 90...

Lo de Netflix por la nostalgia ochentera y noventera nos empieza a preocupar. No es que tenga nada de malo, pero tampoco conviene sobreexplotarlo. Todo es una mierda nos sitúa en 1996, en plena edad de oro del VHS, cuando la amenaza del DVD todavía era lejana. Nos encantaron la gran cantidad de referencias al cine de la década de los 90. Nada más arrancar la serie... ¡Bam! Referencia a las precuelas de Star Wars. Inevitablemente, nuestras mentes se fueron al especial de cine de los 90 que hicimos hace un tiempo aquí, en Hobbyconsolas.

Todo es una mierda

También vemos con tremenda ironía como se hace referencia a la malograda cadena de los videoclubes Blockbuster. Y decimos lo de cierta ironía, porque fue el servicio de alquiler por correo de Netflix y posteriormente el vídeo bajo demanda lo que enterró las franquicias de videoclubes. Las referencias a los sistemas analógicos, al VHS, a la música de Oasis, Duran Duran... En Todo es una mierda se respira nostalgia noventera por todas partes, aunque un poco american style para los estándares españoles de aquellos años.

Bienvenidos a Boring, Oregon

Cualquiera diría que ponerle Boring -aburrido/a- a una ciudad es canto menos, poco afortunado, pero a quienes se asentaron en esos bellos parajes de Oregon les debió parecer una gran idea. Todo es una mierda (Everything sucks!) se desarrolla en esta pequeña ciudad tan típica de series y películas americanas que hasta hace honor a su nombre. De ahí que nos choque que el instituto de una pequeña ciudad como esta cuente con su propio plató para audiovisuales, con un equipo que ya quisieran muchos centros especializados en España a día de hoy.

Todo es una mierda

Aunque Netflix trata de tirar de nostalgia con Todo es una Mierda, a los espectadores españoles nos es complicado empatizar con algunas cosas que vemos en pantalla, como el mencionado club de audiovisuales. La perspectiva de esa nostalgia está tan americanizada que nos choca, cosa que no sucede por ejemplo con la pandilla Stranger Things, que nos es mucho más natural. Aunque, eso sí, no resultan tan cargantes como los protagonistas de The End of the F**ing World, otra serie de Netflix con un enfoque más corrosivo.

Un reparto jovencísimo

Aunque la mayor parte del reparto de Todo es una mierda es tremendamente joven, todos han hecho sus pinitos en series y cine, por lo que no carecen de experiencia. Incluso la pareja que conforman Peyton Kennedy (Kate) y Jahi Di'Allo Winston (Luke), que en primera instancia nos cuesta más enganchar por la pasividad de ambos en los primeros compases de la serie, acaba logrando que les cojamos cariño.

El reparto "adulto" de esta serie de Netflix es como imaginaréis más bien escaso. Aunque la divertida combinación y la química que desprenden Patch Darragh (Ken) y Claudine Mboligikpelani Nako (Sherry) no tiene desperdicio, y ameniza varios de los episodios.

Benditos problemas infantiles

Aunque en esta serie de Netflix se hace referencia a algún asunto bastante serio y de actualidad como el bullying, la mayor parte de los problemas son bastante lights. La mayor preocupación de un adolescente solía ser llevar buenas notas a casa para que no le corrieran a gorrazos. Por aquello del espectáculo, la serie añade los amoríos adolescentes de este supuesto grupo de inadaptados (tío, tienen un plató de televisión del copón, qué leches van a ser inadaptados).

Todo es una mierda

Otro tema bastante recurrente y en el que se centra la serie es el tema de la sexualidad. A esas edades, las hormonas adolescentes en plena efervescencia dan mucho juego. La orientación sexual y el autodescubrimiento de algunos personajes también será parte importante de la trama de Todo es una mierda temporada 1 que, pese a todo, es bastante simple en general en todos los frentes.

Si la serie continua y consigue alcanzar una segunda temporada, habrá ocasión de subir el ritmo. Si bien no nos ha aburrido para nada, y conserva ese delicioso encanto noventero que tan bien domina la gente de Netflix, carece de un problema real al que hacer frente en común. Para ver problemas en solitario de un muchacho u otro podemos conformarnos con Young Sheldon o con la más atrevida Big Mouth.

VALORACIÓN:

Un viaje a los noventa desde una perspectiva quizás demasiado americana para el público europeo. La nostalgia deja espacio para las situaciones típicas de instituto como bullying, primeros amores y, en definitiva, la adolescencia.

LO MEJOR:

Por descontado, las ingentes dosis de nostalgia noventera y su ambientación, algo que Netflix controla de sobra.

LO PEOR:

A pesar de que no decae y mantiene el interés, la trama general no deja mucho a la imaginación y la innovación no es el fuerte de la serie.
Hobby

75

Bueno

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