Crítica de Tratamos demasiado bien a las mujeres, una historia bélica llena de diversión

Tratamos demasiado bien a las mujeres es una obra curiosa en nuestro panorama cinematográfico, la película que uno asociaría de primeras a festivales cercanos a la temática fantástica por su mezcla de géneros, pero que además cuenta con un reparto espectacular.

La película de Clara Bilbao llega con la idea de entretener con un argumento que opta por lo desquiciado desde el primer momento en un tema que, salvando algunos ejemplos, es tomado normalmente con demasiada seriedad hoy día a pesar del tiempo transcurrido.

Ambientada en 1945, un grupo de maquis se encuentra a la fuga tras su enésimo fracaso por rescatar a España del franquismo. Perdidos entre montañas nevadas cercanas a Francia, dan con un pueblo y deciden tomarlo. Empezando por la oficina de Correos.

Allí se atrincheran, después son descubiertos... y empieza la fiesta de muertes en una trama que exige dejarse llevar y no plantearse la coherencia narrativa si el espectador desea divertirse, que es el fin mismo de la película.

El grupo de maquis se encuentra en un entorno fantasmagórico donde las leyenda les hacen dudar entre lo sobrenatural y lo que ven sus ojos. Mientras, una mujer vestida de novia interpretada por Carmen Machi trata de matarlos en un juego que mucho tiene que ver con el título de la película. Y así los 93 minutos que dura Tratamos demasiado a las mujeres van pasando con agilidad.

Viendo la película en perspectiva, me recordó en algunos aspectos al humor de Álex de la Iglesia cuando se deja llevar por los acontecimientos. La mezcla de sangre, bromas que van del doble sentido a lo soez y las interpretaciones excesivas retrotraen al director bilbaíno.

El mensaje político está diluido en el guion que no discrimina a la hora de reírse de cualquier frente ideológico, sin duda uno de los valores más interesantes al aportar frescor en un tema que también necesita de miradas desenfadadas.

En cuanto a las interpretaciones, los actores se muestran excesivos a todos los niveles. En ese juego se impone una Carmen Machi que se come las escenas al lanzarse sin red a un personaje que roza lo patético y lo grotesco en tantos momentos que puede extenuar.

La historia avanza en todo momento con un ágil montaje y una dirección acertada que en algunos momentos trata de sorprender, y hasta lo consigue. A nivel técnico pocos problemas se le pueden poner a Tratamos demasiado bien a las mujeres.

Pero todo esto queda ciertamente desdibujado por la sensación de que el largometraje no alcanza el nivel que busca. Los gags llegan en gran número, en primer término o mediante frases sueltas fuera de plano, pero no parece una comedia que vaya funcionar para el gran público, algo que choca con el estelar reparto.

El motivo es que vaga entre géneros y al terminar el visionado es evidente la sensación de que no encajan todas las piezas. Hay aspectos que quedan muy desdibujados, cuando no fallidos, y hacen que la recepción sea tibia.

Aun así, la producción de Amazon anticipa que no tardará demasiado en aterrizar en Prime Video, donde seguramente encontrará mucho público al parecer lo que hoy día es llamado como una película de plataforma, que antes se definía como una película media.

En todo caso, aplaudo la valentía de sacar adelante una película de este tipo, tan desenfadada y ambiciosa a pesar de acercarse a géneros arriesgados. Solo por eso, si buscas una hora y media de diversión, Tratamos demasiado bien a las mujeres puede ser una elección recomendable.