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Reseña de Pantera Negra: La furia de la Pantera - Los primeros cómics de Black Panther

Jesús Delgado

Pantera Negra: La furia de la Pantera
Pantera Negra: La furia de la Pantera es un tomo que recopila la etapa de los años 70 del superhéroe Black Panther, firmada por Don McGregor y Jack Kirby. En estos cómics se muestra el origen de la mitología del superhéroe africano.

Hace unas semanas llegó a nuestra cartelera Black Panther, la película de Marvel Studios sobre el superhéroe africano Pantera Negra, creado en los años 60 por Stan Lee y Jack Kirby para el cómic de los 4 Fantásticos. De esta manera, se producía el debut en solitario del personaje, que fue presentado durante los sucesos deCapitán América: Civil War, encarnado por Chadwick Boseman. 

En honor a la verdad, Pantera Negra ha sido siempre uno de los superhéroes de Marvel de más largo recorrido. Aunque en España no ha sido un personaje con un fandom especialmente espectacular o numeroso, ni si fama algo muy rotundo o sonoro, lo cierto es que su presencia en los cómics de Marvel ha sido muy fuerte. Ora como secundario, ora como protagonista, T'Challa (nombre real del héroe) ha es un peso pesado del Universo Marvel, de ahí que nos extrañara que su película se hiciera tanto de rogar.

Sin embargo, no os vamos a hablar hoy de la película, ni de la relación de este súper con el cine. Lo que os proponemos en esta ocasión es la reseña de un tomo cuanto menos interesante, que recientemente publicó en España Panini Comics: Pantera Negra: La furia de la Pantera

Pantera Negra: La furia de la Pantera es un tomo recopilatorio que contiene el material clásico del personaje en solitario. Esto es, la etapa firmada por el guionista Don McGregor y el breve interludio desarrollado por Jack Kirby hacia 1977, a su regreso de DC. 

No es un cómic sencillo

En primer lugar, antes de seguir, os hemos de advertir, el tomo de Pantera Negra: La furia de la Pantera es una lectura complicada y compleja, no muy accesible para lectores novatos. En este sentido, os hemos de avisaros. antes de que os dispongáis a leerlo. Sobre todo si sois lectores nóveles, recién iniciados o poco familiarizados con la industria del cómic antes de los años 80.

Y es que en material que contiene Pantera Negra: La furia de la Pantera es, en buena medida, fruto de una producción cercana a lo underground, sino a ciertas ramas del cómic independiente en un intento de hacer blaxploitation. Por lo menos en lo tocante a la etapa inicial de Don McGregor, cuyos postulados se alejaban bastante del estilo clásico de Roy Thomas y otros autores de las series principales de Marvel. 

De hecho, la lectura del presente tomo debe entenderse diferenciando dos partes muy claras, la de McGregor y la de Jack Kirby. Ambas diametralmente opuestas en cuanto a planteamiento, desarrollo de temas y cuestiones que toca. Como colofón, también existe una tercera parte, que se le debe Ed Hannigan. Esta, digamos es una suerte de apéndice o de continuación del trabajo inicial de McGregor, en la que se intenta contar el final de las historias originales, que quedaron en suspenso con la irrupción de Kirby como guionista del héroe. Intentaremos resumiros brevemente cada parte en los siguientes párrafos, explicandoos los pros y sus contras. 

Furia panafricana

La etapa de Pantera Negra que firma  Don McGregor se sitúa entre 1973 y 76 y, de manera espiritual, culmina con Hannigan entre 1978 y 1980.  Esta sección del cómic abarca tanto los números de Jungle Action, en los que se desarrolló en solitario al héroe, como los primeros números de la tirada americana de Black Panther, así como números especiales de Marvel Premiere y Marvel Team'up dedicados a este súper. 

La parte de McGregor bebe y se inspira enormemente en discursos de la contracultura y del nacionalismo negro, planteando algo que ya vimos en la película, la perspectiva norteamericana de asociar a los afroamericanos con el conjunto del continente africano, obviando cualquier diferencia étnica o cultural y simplificando un hermanamiento racial en base al color de la piel. En este sentido, McGregor es víctima de las tendencias de la época, las cuales han pervivido hasta hoy. 

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Sus historias, sin embargo, tratan de plantear a un héroe de color, que va más allá de aliarse con blancos para "resolver problemas de negros". En su lugar, trata de recrear una épica dentro de la blaxploitation en la que el rey ausente regresa a su reino, para encontrárselo destruido y saqueado. ¿El responsable? Un personaje que se convertiría en parte importante de su mitología Erik Killmonger (Michael B. Jordan en la película de Marvel Studios).

A través de este trasfondo, McGregor plantea los problemas de T'Challa como rey, habiendo este de encontrar su sitio en Wakanda, asumiendo la responsabilidad del trono, en lugar de cimentar su faceta como vigilante y héroe en los USA. A su vez, utiliza el duelo de poder entre la pantera y Killmonger y sus aliados para plantear cuestiones de denuncia social (niños en la guerra, racismo, malos tratos y violencia familiar) en un entorno épico y fantástico.

En este planteamiento, el escritor se encuentra con varios problemas en esta etapa. Quiere apretar tanto y contar más de lo que las página les permiten. Pero, quiere coquetear con la línea de la transgresión (para el momento), poniendo a prueba a los editores con propuestas como son la inclusión del Klan o sugerir uno de los primeros romances homosexuales de Marvel. Hemos de entender, por cierto, que esta densidad y sobreexposición de temas y de líneas argumentales también obedecen al formato bimestral de la serie original, que obligaba al escritor a reiterarse o a tratar de abarcar todo lo posible, a fin de que el lector no se olvidara de la historia o de ciertas cuestiones. 

A este defecto de formato, a día de hoy, hemos de aunar una narrativa poco convencional, atropellada y poco clara de los dibujantes Rich Buttler y Bill Graham. Si bien es cierto que para su época ya se desdecían de cierta norma habitual en el cómic de superhéroes. De hecho, la acción muchas veces es confusa y, salvo una lectura muy atenta, es complicado diferenciar entre una secuencia onírica y un flashback de lo que en realidad está ocurriendo.

Con todo, el dibujo de los ilustradores está tremendamente trabajado. La fuerza los cuerpos, la intencionalidad de los personajes, la enorme expresividad de sus rostros, así como la riqueza de fisionomías y rasgos faciales, hacen que los diseños volcados en este cómic sean de lo mejorcito de su momento, al menos a nivel visual. 

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No obstante, como venimos apuntando, esta misma etapa será de lectura bastante compleja y poco atractiva para el lector habituado a los códigos narrativos actuales (que pretenden ser hiperrealistas), el uso del color digital y el planteamiento cinematográfico de sus historias. Un detalle más atento, así como un mayor conocimiento de la historia del cómic, ayudarán a verlo de manera más favorable.

Kirby en el inicio de su ocaso

Por otro lado, la parte dedicada a Jack Kirby se enmarca poco después del regreso del escritor y guionista de DC, tras haber realizado para la competencia su obra de El Cuarto Mundo. Kirby había finiquitado poco antes la Saga del Bicentenario, la historia de La Bomba Loca, que es una de los mejores cómics del Capitán América

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Al llegar a esta etapa, Kirby corta abruptamente la trama original, iniciando una nueva aventura en los términos que el disfruta: la fantasía y la ciencia ficción como metáfora de sus propias inquietudes y de la denuncia social. Sin embargo, como ya os comentamos en la etapa de El Cuarto Mundo, ya en aquella época Kirby demostraba ser fruto de otra época. Aunque seguía siendo "El Rey", sus planteamientos y forma de contar historias evidenciaban cierto cansancio. 

Algo de esto se ve también en la etapa de "El Rey" contando las historias de T'Challa. Aunque su trabajo sigue siendo impecable, se detecta ya un anacronismo narrativo y visual, más propio de los 60, que de finales de los 70, que es precisamente la época en la que se publicaron estas historias. 

Sus arquetipos de personajes secundarios, los antagonistas, los diseños de personajes e, incluso, ciertos giros de guión son propios de ciertas obras anteriores. La idea de los "mosqueteros negros" o el trazado de las ciudades fantásticas que nos plantea son ejemplos claros de que Kirby no innovaba ya en este momento, sino que reciclaba buena parte de lo que su fertil mente había producido a lo largo de cuarenta años de profesión. 

En este sentido, esta etapa es muy interesante, si uno es fan de Kirby. Pero su ruptura respecto al trabajo de McGregor y su equipo está demasiado acentuada. Y eso pesa a nivel narrativo. Máxime con un trazo tan particular como el de Kirby, en contraste con los de Graham y Buttler, cuyos respectivos estilos se alejaban del personalismo del primero. 

En conjunto,  podemos concluir que Pantera Negra: La furia de la Pantera es una excelente recopilación de cómic de los años 70. Se aleja bastante de las colecciones "comerciales" de los grandes héroes y se erige como un título de la Contracultura que se desarrolló en el seno de la Casa de las Ideas antes del inicio de la Era Reagan. Esto lo hace una lectura recomendada para lectores avanzados, y un material a tener en cuenta para lectores neófitos, que quieran ir tomando nota para cuando cuenten con más "callo" lector. Ya que entonces será cuando sabrán apreciar esta obra en su conjunto. 

Pantera Negra Furia Cómic

El tomo de Pantera Negra: La furia de la Pantera puede encontrarse ya en librerías especializadas, tiendas on-line y grandes superficies. Su precio es de 44,95 euros. 

VALORACIÓN:

Cómics clásicos de Pantera Negra, que sirvieron de escaparate para exponer temas de denuncia social. Se percibe cierta ingenuidad en ellos, con la que el tiempo no ha sido generoso. Su narrativa, poco clara, los hace ser un material de lectura compleja.

LO MEJOR:

El intento de abordar cuestiones sociales y de contextualizar a T'Challa. Uno de los trabajos más laboriosos de Marvel en los 70.

LO PEOR:

La caótica narrativa y distribución de viñetas. Los saltos entre guionistas crean un abismo en la trama entre arcos argumentales distintos.
Hobby

70

Bueno

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