Crítica de The Keepers, el documental true crime de Netflix

De un tiempo a esta parte, se han popularizado bastante los documentales del tipo true crime (investigaciones sobre crímenes reales cuya resolución ha sido un misterio durante mucho tiempo), con especial protagonismo del celebrado Making a Murderer o Beware the Slenderman. Así las cosas, no nos extraña que Netflix se haya apuntado a la producción de este The Keepers, una docuserie de 7 episodios que investiga el asesinato de la monja Cathy Cesnik en los años 70.

La propia muerte de Cathy es el detonante de la historia, ya que apareció en un bosque, pero su coche lo hizo justo delante de su casa, mal aparcado y lleno de hierbajos. ¿Quién causó todo eso? Lo que parecía un "asesinato más" en la América acomodada resultó estar rodeado de algo mucho más terrible. La hermana Cathy murió después de implicarse en la resolución de unos supuestos casos de pederastia en el colegio religioso donde trabajaba.

El documental de Ryan White alterna entre la investigación de la muerte de la monja y los casos de pederestia. The Keepers no tiene narrador, sino que se articula en torno a entrevistas de los supervivientes de esa etapa, con principal protagonismo de dos antiguas alumnas del colegio que han dedicado varios años a descubrir qué sucedió realmente. El principal objeto de investigación, aparte de la propia monja, es el padre Joseph Maskell, que estaba al cargo del colegio y resultó ser un verdadero monstruo disfrazado de cordero.

Las mujeres, ya cerca de la vejez, repasan con una mezcla de pavor y fortaleza cómo el encuentro con el padre Maskell truncó totalmente sus vidas, al usar la religión como excusa para abusar sexualmente de ellas. A lo largo de los episodios de The Keepers vamos buceando más en un entramado de corrupción política, eclesiástica y policial, tráfico de influencias y de ¿personas? que trataron a unas pobres niñas como juguetes sexuales.

Al avanzar, nuestra cabeza piensa irremediablemente en cómo fue posible que alguien tan irremisiblemente malvado engañara a tanta gente y saliera impune de sus pecados durante tanto tiempo. ¿Qué llegó a descubrir la hermana Cathy? ¿Murió por culpa de sus descubrimientos? ¿Quién estuvo implicado en el crimen?

Al igual que vimos en Making a Muerderer, el documental busca diferentes perspectivas implicadas, desde las que fueron niñas en esos días hasta los fiscales que fueron encargados del caso. Han pasado más de 40 años desde que todo sucedió, así que... ¿Hay posibilidad de resolver sus misterios? ¿Quién de entre todos los implicados queda con vida y puede pagar por ello?

A la tensión de percibir que el tiempo juega en contra se une la reflexión acerca de cómo puede uno reconstruir su vida después de pasar por todo ello. En cualquier caso, la docuserie no busca representar a la religión como algo negativo: la propia Cathy Cesnik es mostrada como una monja moderna, piadosa y alegre, que contagiaba el optimismo desde la religión. También se muestran familias que han permanecido unidas ante la adversidad gracias a su fe. En definitiva, se trata de mostrar las dos caras de la moneda. Y os aseguramos que en esa inspección llegaréis a momentos que os pondrán los pelos de punta.

Todo ello se ve acompañado de una tremenda labor de investigación, con fotografías y recortes de periódico de la época, además de infografías que aclaran quién estaba en cada lugar cuando se dieron los hechos y alguna grabación que ejemplifica de forma muy aséptica y elegante los hechos cruciales de la historia.

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Por el camino aprendemos más acerca de materias tan curiosas como la capacidad del cerebro para olvidar por completo sucesos traumáticos y recuperar esos recuerdos décadas más tarde o los mecanismos judiciales necesarios para poder llevar a alguien a la cárcel.

Aunque el tratamiento de The Keepers es delicado y respetuoso, también es cierto que a veces usa ciertos aspectos de la investigación como reclamo al final de un episodio para que nos veamos "obligados" a ver el siguiente y entender lo sucedido... Solamente para descubrir un par de minutos después que ese aspecto era una vía muerta que no podrá aportar demasiado.

Uno como espectador se siente un pelín engañado con el documental, pero en el fondo el recurso también ayuda para empatizar con la frustración de las dos mujeres que llevan años luchando contra viento y marea para buscar pequeños rayos de información. Y es que buena parte de las frustraciones de esta historia consisten en que ha pasado tanto tiempo desde los hechos originales que algunos de los implicados han muerto...

Al final, la moraleja de The Keepers no está tanto en encontrar a los culpables y castigarlos como en admirar el coraje de las protagonistas para dar un paso adelante y recuperar sus vidas. Nunca es tarde para hacer borrón y cuenta nueva, en la medida de lo posible.